LA PASIÓN NOS HACE IMPARABLES, CURIOSOS E INTRÉPIDOS, NOS LLEVA A LUGARES DESCONOCIDOS Y NOS BRINDA EXPERIENCIAS QUE JAMÁS HUBIÉRAMOS IMAGINADO. LA PASIÓN NOS LLEVA OUT THERE.
Miércoles 01/07 2015
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FOTOS: Edna Pedraza
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¿Cuándo fue la última vez que tomaste un camino desconocido? ¿la última vez que te lanzaste a la aventura con tu mejor amigo, que decidiste darle rienda suelta a la espontaneidad? ¿cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez?
La pasión como motor que nos lleva a descubrir territorios antes poco explorados y con ello a vivir experiencias insólitas, es parte fundamental en el ADN de Carrera, marca especializada en la creación de gafas que este 2015 presenta una nueva campaña donde se refleja el espíritu audaz de la marca.
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Out There propone ser más que un lugar, un estado permanente de la mente, donde el corazón es el conductor y el destino traspasa los límites de lo conocido para llevarnos a probar cosas nuevas y con ello amplificar nuestra visión de lo que nos rodea.
Para experimentar este fresco punto de vista Carrera nos invitó a explorar uno de los destinos más fascinantes de nuestro país, la Huasteca Potosina.
El viaje que inicialmente surgió como una invitación a un paseo sorpresa, tuvo como primera parada el Jardín Surrealista de Edward James, situado en Las Pozas de Xilitla, lugar donde habitan extraordinarias estructuras de concreto construídas a principio de los 60 y cuyo origen se remonta a los sueños del poeta y escultor inglés ligado al movimiento surrealista.
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Las excepcionales piezas que habitan el jardín escultórico se funden con la vegetación de la zona rodeada por orquídeas y caídas de agua, resultando en el lugar perfecto para trasladarnos Out There a un estado zen, de conexión con la naturaleza e incluso el mundo de los sueños.
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Después de un largo e intricado camino, llegamos a El Sótano de la Huahuas, el cual exige a sus visitantes adentrarse en la montaña ubicada al norte de la Huasteca, entre Xilitla y Aquismón, para apreciar un singular evento.
Las huahuas o cotorras regresan cada tarde después de un largo viaje al Pacífico en busca de comida a este agujero de 478 metros de profundidad en el que habitan, introduciéndose a la oscuridad en un ritual que involucra volar en espiral, cantos y lo que pareciera un acto de caída libre.
Al día siguiente la hazaña que nos empujó a poner pausa a nuestros días en la ciudad e ir más allá de nuestros límites, tuvo como destino final la Cascada de Tamasopo, donde después de una pequeña caminata muchos aprovecharon para refrescarse en las tempestuosas aguas.
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Sin duda un fin de semana que estuvimos Out There en mente y cuerpo, conectando con nuestro planeta, nuestro país, e incluso nosotros mismos; de dejar atrás nuestras propias limitantes y simplemente guiarnos por las ganas y la pasión por descubrir más.
