ELABORADA EN MASCOTA, JALISCO, EL PROCESO DE PRODUCCIÓN DE 'CRISANTA' ES CUIDADO DE PRINCIPIO A FIN POR LOS LLAMADOS MAESTROS RAICILLEROS QUE PRESERVAN LOS SECRETOS ARTESANALES DE LA 'RAICILLA'.

Martes 09/09 2014

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FOTOS: Cortesía Crisanta

Cuando de derivados del maguey se trata, parece que la lista de delicias provenientes de esta planta no tiene límites. Prohibida durante la época de la colonia, la raicilla, un destilado de agave originario del occidente y costa norte de Jalisco, siguió su camino de manera clandestina, ganando popularidad entre los mineros de la zona. Cientos de años después podemos disfrutar de este “menjurje de raíces” en presentación Crisanta.

Crisanta

Conocido como la madre de los destilados mexicanos, la raicilla de Crisanta se produce principalmente de agave Inaequidens, Maximiliana o Angustifolia, también conocidos como maguey lechuguilla. Entre las características que hacen única a la raicilla, encontramos que durante su proceso se cuece la planta en hornos de mampostería, utilizados para el pan, y se utilizan canoas de madera durante la molienda. Un proceso rústico, donde el trabajo a mano, artesanal, resulta en el sabor único de la raicilla.

El elixir contenido en cada una de las botellas de Crisanta está listo para ser disfrutado en una copa de vidrio soplado, similar a la grappa, aunque por supuesto también puede beberse en un vaso tipo veladora.

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Otra de las diferencias de la raicilla con bebidas provenientes del agave como el mezcal y el tequila, es que la raicilla se toma fría. En cada trago podrás experimentar los sabores herbales, y las notas cítricas y de madera que acompañan esta bebida de efecto aterciopelado. Entonces ¿listos para descubrir el #EfectoCrisanta?