21 PELÍCULAS DEL CINE MEXICANO QUE DEBES VER

El cine nacional se encuentra en su momento histórico más prolífico e interesante, justo después de vivir su década más difícil en los años noventa. (En 1997 sólo se produjeron 9 largometrajes a diferencia de 162 del 2016). Es interesante que predominen en él las historias adolescentes –quizá como síntoma de una sociedad incapaz de madurar por completo– y los documentales: poco sorprendente en un país tan formalista y surreal.

20+1 Amores Perros (González Iñárritu, 2000)

La ópera prima de Alejandro González Iñárritu nunca fue realmente extraordinaria y pierde vigencia con los años, pero representa el resurgimiento de una generación cinematográfica que hoy por hoy es más grande que nunca y a la que le importan poco las fronteras. Un soundtrack extraordinario, un espíritu frenético, y el embrujo de Gael García Bernal, ícono de este renacimiento.

20 El Infierno (Estrada, 2010)

Si bien su célebre sátira del príismo, La Ley de Herodes, pierde elegibilidad en esta lista por cuestión de meses; El Infierno es un excelente ejemplo del resultado de siete décadas de priísmo y una de gobiernos de derecha. La violencia en México es tan surreal y flamboyante que es imposible no reírnos.

19 Los Ladrones Viejos. Las Leyendas del Artegio. (González, 2007)

Este fascinante documental catapultó la carrera de Everardo González. El director entrevista a una serie de célebres ladrones de la Ciudad de México de los años setenta. El show se lo roba El Carrizos, quien narra con finura su robo a la casa del presidente Luis Echeverría. A lo largo del filme se ilustra la impunidad y corrupción institucional que caracterizó a la dictadura priísta. Ladrón que roba a ladrón…

18 Párpados Azules (Contreras, 2007)

Ernesto Contreras hizo su debut como director con Párpados Azules, un cautivador e incómodo romance protagonizado por Cecilia Suárez y Enrique Arreola: dos solitarios excompañeros de secundaria se reencuentran justo después de que ella gana un viaje doble a la playa. Los enamorados parecen sacados de una película de Kaurismäki, mientras las actrices secundarias (Tiaré Scanda, Luisa Huertas y Ana Ofelia Murguía) nos remontan a la idiosincrasia chilanga.

17 Sangre (Escalante, 2005)

La ópera prima del director guanajuatense se presenta antipática, repulsiva, pero cierra con escenas inesperadas y de gran belleza. En su laureada Heli, Escalante parece alejarse de la pureza y honestidad de su primer trabajo. Hace falta ver La Región Salvaje.  

16 Drama/Mex (Naranjo, 2006)

La carrera de Gerardo Naranjo fue catapultada por su segundo largometraje, Drama/Mex, que sigue a un cuarteto de misfits en Acapulco. Destaca la sórdida actuación de Fernando Becerril como un hombre mayor al borde del suicidio, el encanto de Miriana Moro como Tigrillo, y el soundtrack arrabalero y desbordado.

15 El Laberinto del Fauno (del Toro, 2006)

En 2006, del Toro retomaría el contexto de la Guerra Civil Española para contar la historia de Ofelia, una niña que logra cruzar a un mundo de fantasía guiada por un fauno, un fauno que ha tenido muchos nombres, nombres viejos que sólo pueden pronunciar el viento y los árboles. El director se toma licencias narrativas propias del género, pero construye una obra visualmente alucinante que además nos regala uno de los más grandes logros en la historia del maquillaje cinematográfico.

14 Temporada de Patos (Eimbcke, 2004)

Tras su trayectoria dirigiendo videos musicales de la dorada generación alternativa de los años noventa, Fernando Eimbcke hace una predecible transición al cine: lúdica, adolescente, refinada. Una trama modesta, una ejecución extraordinaria. Eimbcke no abandonaría nunca su temática juvenil.

13 El Espinazo del Diablo (del Toro, 2001)

Guillermo del Toro alcanzaría su mayor logro con El Espinazo del Diablo, que marcaría su regreso a Iberoamérica tras una primera aventura en Hollywood. Un fantasma aparece en un orfanato durante la Guerra Civil Española. Las acciones del hombre pueden ser más monstruosas que aquello que consideramos paranormal.

12 Batalla en el Cielo (Reygadas, 2005)

En su segundo largo, un secuestro fallido sirve de pretexto para que Reygadas explore las fricciones socioeconómicas, el peso de la culpa y la necesidad de redención en nuestra cultura. La protagonista de la cinta es un demonio seductor: la Ciudad de México.

11 Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo (Olaizola, 2008)

En su ópera prima, Yulene Olaizola reconstruye, junto a su abuela, la historia de su ex inquilino Jorge Riosse, un hombre educado con un talento nato para la música y el dibujo que parece ser el arrendatario ideal pero esconde una vida secreta. Todo apunta a que se trata de un asesino serial.

10 Japón (Reygadas, 2002)

Abandonando su carrera como diplomático, Reygadas tomó por asalto el Festival de Cannes en 2002 con Japón, la historia de un hombre que huye de la ciudad para suicidarse en algún pueblo serrano de México.

9 Cuates de Australia (González, 2011)

Todos los años, la población de Cuates de Australia, en el estado de Coahuila, abandona su pueblo debido a la sequía y la falta de una red de agua potable. Everardo González tiene una capacidad inusual para sumergirnos en lo íntimo de una comunidad. Tras el estreno del documental, el gobierno del estado inauguró el servicio de agua potable en el pueblo.

8 Y tu mamá también (Cuarón, 2001)

Ícono indiscutible del cine mexicano, este road film retrata la idiosincrasia de nuestro país mientras sigue a dos jóvenes mexicanos que convencen a una mujer española de acompañarlos a una playa paradisíaca. La voz del Buki acompaña una de las escenas finales más memorables del cine contemporáneo.

7 Tempestad (Huezo, 2016)

Tatiana Huezo acompaña a una mujer en su regreso desde Tamaulipas hasta su casa en Quintana Roo. Pasó un largo periodo encarcelada como chivo expiatorio acusada por el gobierno mismo. De manera intermitente conocemos a otra mujer que vive en un circo y que perdió a su hija en el mismo período. Una crónica turbia y desgarradora de lo que es ser mexicana en una era marcada por la violencia, pero que nunca deja de encontrar belleza en medio de la tempestad.

6 Lake Tahoe (Eimbcke, 2008)

En su segundo largo, el director se transporta a la costa de Yucatán y cuenta la historia de Juan, un adolescente –para Eimbcke siempre es un adolescente– que en medio de una crisis familiar por la muerte de su padre, se embarca en la búsqueda de una refacción automotriz y encuentra a una serie de personajes extraños. Eimbcke, siempre ascético y cotidiano, ha logrado con Lake Tahoe su mejor obra, pero no sería sorprendente si regresa de su largo hiato con una madurez aún mayor.

5 Los Herederos (Polgovsky, 2008)

Durante noventa minutos, observamos a niños cuya vida está marcada por el trabajo y la precariedad. No hay diálogos, sólo un paisaje visual y sonoro de una belleza inesperada; una celebración de la dignidad humana pero al mismo tiempo un grito de emergencia por una problema que no conoce limitantes geográficas en nuestro país. La desafortunada muerte de Eugenio Polgovsky en Londres este 2017 termina por inmortalizar este valioso documental.

4 Güeros (Ruizpalacios, 2014)

Innegablemente influenciado por Roberto Bolaño, Alonso Ruizpalacios narra en Güeros la historia de dos hermanos jóvenes que tratan de encontrar al ídolo musical de su infancia, cuando aún vivían con sus papás. Güeros es una carta de amor a la Ciudad de México al ritmo de Toña la Negra, impecablemente fotografiada y editada. Su clímax es sin duda la ruptura de la cuarta barrera.

3 Alamar (González-Rubio, 2009)

Pedro González-Rubio dirige, filma y edita Alamar, el conmovedor viaje de despedida de Jorge de su hijo Natan, que se muda a Italia con su madre. Un par de días en Bancho Chinchorro, en el Caribe quintanarroense, exploran la naturaleza de la relación padre-hijo y al mismo tiempo, hombre-naturaleza.

2 La Libertad del Diablo (González, 2017)

Vivir la violencia en México no depende de cuestiones geográficas, socioeconómicas o de género. Sólo se expresa de formas distintas. Cubiertos con máscaras, una docena de personas narran su experiencia como víctimas o delincuentes. Detrás, el rostro de un país desmembrado. Everardo González (quién más) levanta la vara del documental mexicano y entrega un filme que merece reconocimiento mundial.

Menciones especiales: Children of Men (Cuarón, 2006), Birdman (González Iñárritu, 2014), y Silence (Scorsese, 2016).

La emigración de talento mexicano ha provocado la producción de cine que no es estrictamente nacional pero que jamás hubiera existido de no ser por un paisano: un caso es el de Silence, coproducción mexicana y discreta obra de Martin Scorsese (2016) que narra la persecución de jesuitas en el Japón del siglo XVII, colándose cuela entre lo más sublime de la filmografía de este director histórico. Por otro lado, cineastas mexicanos se han valido de capital extranjero para producir sus mayores logros como directores y como escritores, tal es el caso de Children of Men, hito del cine post-apocalíptico y tour de force de Cuarón y Lubezki; y de Birdman, una insospechada comedia oscura, magistralmente estructurada, que transgrede con ironía el resto de la filmografía de Iñárritu.

1 Stellet Licht/Luz Silenciosa (Reygadas, 2007)

Pareciera que Luz Silenciosa cierra una trilogía no oficial si se compara con los dos primeros esfuerzos de Reygadas. La búsqueda de redención, la confrontación con el paisaje, el encuentro entre sectores sociales, la dicotomía pueblo/ciudad. En los campos menonitas de Chihuahua, una historia de adulterio provoca un dilema espiritual en Johan y el colapso de su esposa Esther. Reygadas abandona la crudeza de sus dos primeros trabajos y rueda uno de los largometrajes más bellos del cine actual, pero cuyo embrujo visual nunca distrae de la paradoja que enfrentan sus protagonistas.



  • FOTOS: Cortesía

  • TEXTO: Aldo Álvareztostado

Fecha de Publicación:
Miércoles 06/12 2017