QUEREMOS GENERAR UNA COMUNIDAD REFLEXIVA Y CRÍTICA ACERCA DEL TEMA QUE ABORDAREMOS ESTE MES: EL DESARROLLO SOSTENIBLE.
¿Porqué decidimos tocar este tema en abril?
El 24 de abril de 2013, un edificio conocido como el Rana Plaza, en el que se maquilaba ropa para distintas empresas transnacionales de moda, se derrumbó dejando una herida mortal al sistema que rige la forma en que consumimos moda. El saldo: 1,129 muertos y alrededor de 2,500 heridos.
Este suceso develó lo que ya era obvio pero que decidimos ignorar desde nuestra comodidad. El que nosotros podamos comprar una prenda por 200 pesos –o menos– es un indicativo que alguien más está absorbiendo el precio real que no solo es monetario, sino social y ambiental.
Los sucesos en Bangladesh invadieron las redes sociales, destapando más acontecimientos como éste y del cual surgieron iniciativas como el movimiento Fashion Revolution , al que este año nos sumaremos, People Tree , Fair Trade Certified Shopping Guides entre otras.
“El momento en que la moda entró en el mercado masivo, la inversión de capital económico terminó con la innovación, porque innovar significa arriesgar, tener errores, para crear lo que representa pérdidas monetarias para los inversionistas, pero es la esencia misma de la moda. Esto ha creado la tumba de ésta. Es la primera vez que la moda nos demuestra que debemos ver la situación desde otra perspectiva. Debemos avanzar hacia otra forma de crear.”
Li Edelkoort, analista de tendencias y directora de Trend Tablet en entrevista para la TV 5
Sobre la mesa está la urgente necesidad de crear e impulsar propuestas y proyectos que consideren los derechos humanos y ambientales, algo que todas –o la mayoría de– las industrias, incluyendo las creativas y culturales, como la moda, la arquitectura, el diseño industrial y de objetos, etcétera, han decidido ignorar o no han sabido abordar de manera correcta.
FOAM
Hace casi dos años en The Guardian, un artículo exponía 7 problemáticas que estaban destrozando a nuestro planeta y la primera de la lista fue el hiperconsumo, una práctica donde participamos en una cadena de libre mercado que abraza el desecho fácil y fomenta la compra de cosas que realmente no necesitamos.
En este línea de pensamiento es inevitable considerar el papel que ha desempeñado el diseño, un panorama en que se generan innumerables versiones de un mismo producto y/o se desarrollan infinidad de piezas apelando a la innovación, las tendencias, lo nuevo, el diseñador en curso o el material “de moda”.
En la arquitectura, no sólo se trata de las certificaciones LEED y la etiqueta ‘sustentable’, como afirmó Gabriela Carrillo, arquitecta de Taller Mauricio Rocha + Gabriela Carrillo, cuando un proyecto es acreedor a una certificación por usar ‘materiales locales’ no se trata –en todos los casos– de ‘sustentabilidad’, sino de sentido común a la hora de eficientar y manejar los recursos durante la construcción.
Pero, por otro lado, también vemos prácticas de construcción sobre edificaciones pre-existentes; donde se restauran e intervienen obras que cuentan con legado histórico y estructural importante, lo cual, sí tiene un impacto positivo.
Más allá de evidenciar la problemática y la carencia de soluciones, debemos pensar en propuestas a largo plazo que produzcan un impacto positivo como una responsabilidad de y para todos. Y el diseño, como práctica, no es ajeno a ser utilizado como herramienta o metodología para la creación de proyectos en los procesos de creación y gestión, tienen que ser repensados para considerar factores humanos, sociales y ambientales.
Este mes exploramos las maneras en que esta filosofía de trabajo se desarrolla en México, en áreas de diseño y moda principalmente, acercándonos a los creativos que están aplicando prácticas de Desarrollo Sostenible a sus procesos creativos y comerciales, así como los agentes que buscan crear nuevas alternativas de creación y consumo.
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FOTOS: COOLHUNTERMX
TEXTO: María Nájera y Cristina Cruz
ARTE: Javier Campesino
Fecha de Publicación:
MMiércoles 12/04 2018
