CUATRO CASAS QUE DESAFÍAN LA RIGIDEZ Y EVOCAN A LA MEMORIA ESPACIAL MÁS PROFUNDA

En medio del tejido urbano de Ciudad Satélite, Naucalpan, se alza una obra singular que rompe con la monotonía y va más allá de lo predecible. El Conjunto Satélite, diseñado por el arquitecto Javier Senosiain, es una de las expresiones más nítidas de la arquitectura orgánica en México: una corriente que propone una reconciliación profunda con la naturaleza y nuestra memoria más antigua del espacio.

Más que una serie de casas, el Conjunto Satélite se manifiesta como una suerte de “flor habitacional” que respira con el ritmo del día y la noche. Cada vivienda, aunque aparentemente unida al conjunto, es completamente independiente: tiene su propio acceso peatonal y vehicular, un jardín y garaje, asegurando privacidad sin renunciar a la coherencia del diseño global.

Colección de Arquitectos Legendarios

La plataforma mexicana Casita MX, dedicada a ofrecer estancias cuidadosamente seleccionadas con un enfoque en el diseño, fue la responsable de hacer posible esta experiencia. Como parte de su Legendary Architects Collection —una curaduría de las propiedades más icónicas del país incluidas en su exclusiva cartera de estancias privadas—, en esta ocasión presentaron el Conjunto Satélite del arquitecto Javier Senosiain, una obra emblemática de la arquitectura orgánica en México.

Este espacio no solo invita a habitar la historia desde una perspectiva única, también se convierte en escenario perfecto para reconectar con el entorno, apreciar el valor del diseño mexicano y vivir una experiencia que trasciende lo convencional. La propiedad estará disponible para hospedaje privado con reservas y fechas disponibles a partir de junio.

Forma, materia y principio vital

Estas casas se organizan en torno a un espacio central, que cambian en función y atmósfera: en una puede ser un jardín con jacuzzi; en otra, una sala común. Desde ese núcleo, se despliegan —como pétalos— las zonas íntimas: recámaras, cocina, comedor, bodega. Las divisiones entre estos ambientes se articulan mediante puertas corredizas que, al cerrarse por la noche, “pliegan” la casa, resguardando lo privado. Como si la flor cerrara sus pétalos al caer el sol.

El sistema constructivo que lo hizo posible es tan inusual como eficaz: estructura neumática. Cada casa se moldeó inflando una especie de globo —una membrana— sobre la cual se aplicaron capas de poliuretano y una mezcla de cemento tipo tirol, tanto en el exterior como en el interior. El resultado es una especie de “sándwich estructural” de menos de 10 cm de espesor, sin uso de varilla o acero, lo que vuelve el sistema más económico, replicable y sustentable. A diferencia de la rigidez convencional, estas viviendas emergen como burbujas sólidas pero suaves, esculpidas más por el aire que por la línea recta.

Volver al vientre

Pero el impacto del Conjunto Satélite va más allá de lo material. Senosiain, pionero y defensor de la arquitectura orgánica en México, propone en esta obra un regreso al origen sensorial del habitar humano: el vientre materno. Para él, esta fue la primera experiencia espacial que conocimos: envolvente, cálida, protectora. Desde entonces, nos hemos habituado a crecer y vivir en cajas — cunas, habitaciones, oficinas, ataúdes — que nos van alejando de ese primer refugio.

Esta crítica a la ortogonalidad impuesta no es solo retórica; se materializa en cada rincón del conjunto. Las formas curvas que lo componen no son meramente estéticas: apelan a una memoria corporal. “La línea recta no existe en la naturaleza”, afirma el discurso que acompaña el recorrido. Y es cierto, el mundo natural fluye en espirales, ondulaciones, curvas. Vivir en espacios así no solo responde a una lógica ambiental, sino también emocional.

Habitar sin líneas rectas: pensar fuera de la caja

Con el Conjunto Satélite, Javier Senosiain no solo construyó casas: ofreció una crítica profunda al habitar contemporáneo y una alternativa esperanzadora. Frente a la repetición funcional de la arquitectura de mercado, esta propuesta recupera tres cualidades olvidadas en la vivienda urbana: libertad, creatividad y espontaneidad.

El conjunto abre su espacio con fines de renta. Pero más allá del modelo económico, lo valioso es la experiencia que propone: una vivencia espacial que disuelve los límites entre la casa, el cuerpo y la memoria. Frente a la rigidez de los sistemas y la homogeneidad del diseño urbano, estas formas invitan a habitar con el cuerpo, con la intuición, con la memoria y recuperan la dimensión emocional del espacio

Senosiain: El alquimista de lo orgánico

Discípulo del arquitecto Mario Pani y formado en la UNAM, Senosiain ha sido una figura clave para repensar la relación entre naturaleza y arquitectura en México. Obras como la Casa Orgánica, el Nido de Quetzalcóatl o el Parque Quetzalcóatl (también en Naucalpan) han ido consolidando un lenguaje que le pertenece por completo.

Sin embargo, lo que diferencia a Senosiain no es solo su estética biomórfica, sino el gesto ético y emocional que sostiene su práctica. En un país donde la vivienda social suele ser sinónimo de rigidez, hacinamiento y olvido, su arquitectura se presenta como una forma de resistencia vitalista.

El Conjunto Satélite no es una utopía cerrada ni una maqueta de laboratorio: es un fragmento posible de otro modo de habitar. Uno que recuerda que el espacio también es una segunda piel, que la arquitectura puede ser un abrazo a la memoria, y que aún podemos construir desde el deseo de estar mejor — no solo de estar.

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¿Ya conocías está increíble propuesta arquitectónica?


Fecha de Publicación:
Martes 27/05 2025