temporada de lluvias, kurimanzutto, ciudad de méxico, 2022. Fotografía vía kurimanzutto.com


LA OBRA EL ARTISTA CHICANO GIL DE MONTES EN LA GALERÍA KURIMANZUTTO.

En los cuadros del artista chicano Roberto Gil de Montes, que presenta la muestra “Temporada de lluvias”, están en el influjo de artistas como María Izquierdo y Matisse; su obra refresca la oferta artística a través de un viejo oficio: la pintura. 

Le digo a Roberto Gil de Montes que su versión de San Sebastián —con puntos aquí y allá, que no son estigmas sino marcas de los flechazos que recibió el santo— parece que tiene la viruela del mono; enfermedad causada por un virus que embiste sobre todo a la comunidad LGBTQ+, hasta el momento desoída por el gobierno mexicano. Al creador de 72 años el comentario le recuerda el inicio de la epidemia de sida. También, que otras personas le preguntan qué son esos puntos en el cuerpo del sexy santo, moreno, de ojos castaños y boca pulposa. La pintura es parte de Temporada de lluvias, su exposición en la galería Kurimanzutto.

Prevalece en las obras de la muestra, todas de 2022, una agitación frondosa, abundante y tropical. De ella derivan sensuales figuras masculinas. “Lo más difícil de hacer un cuadro grande —dice en tono de broma Gil de Montes— es determinar de qué tamaño le voy a poner la verga al personaje. Si va a llevar traje de baño o se va a quedar desnudo”. De varios tamaños, los cuadros, en cuyos fondos casi siempre hay arroyos y mares, generan la impresión de guardar en sus límites la humedad del paisaje; dan ganas de perderse para salvarse, como Wang-Fô en el cuento de Yourcenar, metiéndose en el vaporoso paraíso.  

temporada de lluvias, kurimanzutto, ciudad de méxico, 2022. Fotografía vía kurimanzutto.com

Se trata de pinturas motivadas por la luz y el colorido del lugar donde Gil de Montes, que nació en 1950 en Guadalajara, vive desde hace más de 20 años: el pueblo costero de la Peñita de Jaltemba, en Nayarit. “Aquí la luz tiene una calidez especial, da un sentido del tiempo y del color”, explica. Antes pasó muchos años en Los Ángeles, en donde llegó a vivir al inicio de su adolescencia; ahí estudió en el Otis College of Art and Design. El cambio de país le planteó un dilema de identidad cultural: ser mexicano o estadounidense. Influido por el teatro político de Luis Valdez, que recoge las experiencias de los campesinos mexicanos en Estados Unidos; a Gil de Montes se le conoce como artista chicano, igual que a Carlos Almaraz y Guillermo Gómez-Peña.

El movimiento chicano, corriente política y artística que da identidad a los estadounidenses de origen mexicano, se caracterizó por ser homofóbico. Sin embargo, buena parte de sus artistas no eran heterosexuales. Así lo documentó la muestra Axis Mundo: Queer Networks in Chicano LA, que abarcó la producción artística chicana desde los años sesenta hasta los noventa. La exposición —que, por un lado, dio cuenta de la liberación gay y los movimientos feministas y, por el otro, de los estragos de la epidemia de sida— se pudo ver en 2017 en varios museos de Estados Unidos; país en el que, resalta el artista, la etiqueta para creadores como él ha cambiado con los años: de mexican american a chicano, luego hispanic, después a latinx, etc.

En su obra está la herencia o influjo de artistas como María Izquierdo —por ejemplo la obra Pitayas, que forma parte de Temporada de lluvias— y Matisse, su pintor favorito, de colorida estela torrencial aprendida que se ve en Sunday, donde tres figuras masculinas, apenas bosquejadas, cruzan un arroyo con una grabadora y una hielera. Quizá de ahí emana la unicidad de su trabajo, que como un diagrama de Venn aprovecha la intersección cultural de su vida.  

roberto gil de montes, sunday, 2022. Fotografía vía kurimanzutto.com

En el trópico pictórico que el artista propone con esta muestra, sus hombres-aves del paraíso son hieráticos, su afectación es de carácter sensual, inmutables al paisaje, cómodos en él. Por ejemplo el muchacho de rostro ovalado con boca de color piñón que da la espalda a la línea que divide el cielo del mar. Acostumbrado a transitar por varias esferas, me cuenta Gil de Montes que hace tiempo le mandaron la foto de una pieza que al inicio negó ser de su autoría. Se trata de una obra “más privada”, como él mismo dice, en la que los personajes están en movimiento y muestran los genitales y agujeros de su cuerpo con soltura carnavalesca. Es una obra que no está en la exposición, pero imaginarla abre espacios para pensar su extensa obra, aún por explorar.

Llama la atención que Gil de Montes forme parte de la galería que fundaron en 1999 Mónica Manzutto y José Kuri, entregada de lleno a la promoción y exhibición de artistas conceptuales como Gabriel Orozco o Abraham Cruzvillegas. Fue a través del proyecto Siembra, entre 2020 y 2021, que la galería fue ocupada por diversos artistas, colectivos e incluso otros espacios expositivos. Gil de Montes apareció en el horizonte de Kurimanzutto como un viento tropical que refrescó la oferta artística a través de —¡sorpresa!— un viejo oficio: la pintura.    

Este año Roberto Gil de Montes participa en la Bienal de Venecia con varias obras, entre ellas El pescador (2020). Se trata de un hombre moreno que no emerge sino que descansa y reposa en una concha gigante como guiño a la venus de Botticelli. Poco conocido en México, es una suerte que se pueda ver aquí, su país de origen. La obra de este creador de ojo curioso y mirada pletórica cuya idea de la felicidad es el mar, su color favorito, el rojo; flor, el nardo; y animal, el zanate.

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Temporada de lluvias se podrá ver hasta el 15 de diciembre.

Fotografía vía kurimanzutto.com

  • TEXTO: Carlos Rodríguez

Fecha de Publicación:
Lunes 5/12 2022