AL FINAL, ESTA PEREGRINACIÓN DE GALERÍA EN GALERÍA, DE CONVERSACIÓN EN CONVERSACIÓN, ES LA MANIFESTACIÓN DE UN DESEO COLECTIVO: CONSTRUIR UN ECOSISTEMA ARTÍSTICO MÁS SOSTENIBLE, MÁS DEMOCRÁTICO, MÁS HUMANO

Septiembre en Guadalajara dejó claro que la ciudad ya no es solo una escala en el calendario del arte, sino un punto de encuentro que se consolida con fuerza. Entre aperturas, ferias y recorridos casi maratónicos, la efervescencia se sintió en cada sala, pasillo y conversación. Menos fuga de talento, más proyectos que llegan desde otras ciudades, y la sensación colectiva de estar frente a lo que empezaremos a llamar “La Semana del Arte Tapatía“.

A mitad de la tarde sumé otro pin al mapa, justo antes de arrancar el recorrido (a estas alturas agradezco haber practicado Tetris de adolescente para acomodar piezas de último minuto). Era la tercera apertura del día. Nos repartimos, nos cruzamos, nos reímos del ajetreo. “¿Cómo vas?” se volvió la pregunta más común. La agenda marcó la ruta; nosotras, la manda. Básicamente, una peregrinación artística.

Peregrinamos porque queremos estar y mirar, porque no queremos perdernos el tren, hacer presencia, ver y ser vistos. La intención es comprender el contexto, dialogar con la obra y el ecosistema, registrar y compartir. Pero a veces, la dinámica mejor intencionada se diluye en mero turismo de aperturas, en un maratón de selfies corriendo tras los horarios.

Temporal

Lo cierto es que, entre una sede y otra, la sensación se repite. Este septiembre, Guadalajara se sintió con más cuerpo que febrero; menos fuga de talento, más proyectos que llegan desde CDMX, Monterrey y otras ciudades. Septiembre empieza a consolidarse como La Semana del Arte Tapatía, mientras que febrero se percibe más como la antesala de la Semana del Arte en CDMX. La efervescencia es real… y el Tetris de horarios, también.

En las conversaciones de salas y pasillos surgen inquietudes sobre gestión, vinculación, temporalidad y curaduría. Quedan registradas; ya habrá otra nota para profundizar en ellas con el tiempo y la reflexión que merecen.

En esta mezcla de ganas e inquietudes, prefiero leer la semana con un poco más desde el lente positivo. Celebrando lo que hoy hace que Guadalajara suene, sin quitar el dedo del renglón de las inquietudes. Al final, todo recae en el empeño por seguir abriendo espacios y proyectos.

Estallido Art Project
Castillo Interior

La peregrinación

Día 1

El primer día de peregrinación comenzó en Plaza Alegría. Estallido Art Project ocupó las casitas de la plaza con Cisnes de cristal rosa, basada en el libro homónimo de Lucy Lippard. La exposición usa este objeto “kitsch” para hablar de clase y gusto, quién decide qué es bonito y qué es arte.

Corriendo hacia la colonia de Santa Tere, Castillo Interior presentó Otro dibujo con Onda Vol. 1: Metatrazos y desbordamientos, curada por Hiram Constantino y Josephine Dorr. Aquí, el dibujo es protagonista, no borrador. Va de planos a circuitos, atraviesa capas y se escapa del papel para ocupar objetos, paredes y evolucionar.

NAGG
NAGG

NAGG (Not A Gallery Gallery) exhibió Tentaciones de un sueño fluctuante. Una muestra que aborda cómo el arte cambia todo el tiempo. Reúne a artistas jóvenes y a otrxs ya conocidos, desde pintura, dibujo y objetos más experimentales.

Temporal

La última parada del miércoles fue Temporal, en el Convento de Santa Teresa, que promete convertirse, por su tipo de espacio, en nuestra versión tapatía de General Prim (CDMX). La muestra reunió galerías y proyectos que combinan arte, moda, diseño, gastronomía y música (Zemmoa, Microm Dee, Hooogar, entre otrxs). Una plataforma que prioriza los vínculos por encima de las vitrinas.

Día 2

Seguimos con la ruta del jueves. En el MAZ, Sagmeister combina visualización de datos con piezas históricas intervenidas para mostrar, con fuentes verificables, que muchos indicadores han mejorado —salud, educación, derechos, nutrición, entre otros— y, así, cuestionar el sesgo pesimista de las “malas noticias”.

Palma

En la colonia Americana, Palma presentó “A veces duermo con los ojos abiertos”, de Andrea Ferrero, curada por Paulina Ascencio Fuentes. La muestra convirtió el patio infantil en una verdadera máquina de vigilancia, gárgolas, columpios y resbaladillas que revelan coreografías de poder escondidas en lo lúdico.

Palma
Palma

En la sala contigua, Maximiliano Ruelas presentó Extraer todo el aire y el agua que existen en los nervios de la sustancia, curaduría del programa de proyectos en Palma por Escombro. La obra narra la historia de la gutta-percha, goma que aisló los primeros cables submarinos y conectó al mundo mientras arrasaba bosques; una parábola sobre extractivismo y progreso.

Por su parte, Mili Herrera y Trilce Zúñiga propusieron un luto ecológico que también es celebración —piedras archivo, flores, memoria—, curado por Miriam Hernández Hernández.

Declarata
Declarata

Del otro lado de la ciudad, en la Capilla de Santa Paula del Museo Panteón de Belén Alan Sierra presentó Declarata. Bodegones escaneados, inspirados en rayos X aeroportuarios y vanitas, transforman bolsas, flores y contenedores en reliquias que hablan de tránsito, control y tiempo. La curaduría estuvo a cargo de Mayra Vineya.

*Este día finalizamos en Estación Material, pero ese recap lo puedes leer aquí en inglés y en español.

Día 3

Continuamos el viernes en Guadalajara 90210. Ernesto Solana fusionó restos urbanos y botánica para crear híbridos metálicos/orgánicos atravesados por el xicalcoliuhqui —geometría mesoamericana de ciclos y movimiento—, como si la ciudad se pensara a sí misma desde sus propios metales.

En el emblemático edificio de las costureras, En Llamas presentó a Camila Pino Gay con Desdibujar una casa, cristalizar un recuerdo, una exposición que utiliza fragmentos y objetos como disparadores de memoria. Daniela Ramírez, con A Star is Burn, propone una alquimia entre lo sideral y lo orgánico.

Mas tarde, en Calcoop, la macrocolectiva Agentes líquidos IV: nos invita a mirar por afinidades y no por jerarquías.

Por la tarde, Estudio ACME llevó a Sala Roxy Holodrop: siete performances que cosen cuerpo, luz y sonido bajo dirección de Claudia Cisneros y diseño sonoro de Juan Almeida.

Fracasado Predador
Fracasado Predador

Cerrando la jornada vespertina, visitamos Mexicaltzingo 1333 + Arde Arte con Fracasado Predador. Una muestra colectiva: trampas que no atrapan y una sátira directa al mercado. Persistencia y fracaso como espejo de la economía del deseo.

Día 4

Llegando al sábado (¿ya ven a qué me refiero con la peregrinación?), Casa Cristo alojó Pudor espiritual, de Aldo Álvarez Tostado. Un muro temporal reconfigura la casa; notas sobre Luis Barragán y guiños al New Queer Cinema invitan a mirar cómo la arquitectura también habla de emociones y deseos.


Otra parada fue Editable Art Book Fair, una feria de libros y publicaciones de arte en Guadalajara que descentraliza la edición y conecta sellos locales e internacionales con ventas, charlas y programas en torno a la edición contemporánea.

Iglesia Primitiva
Iglesia Primitiva

Más tarde, en Iglesia Primitiva (me sentí en Silent Hill), junto con Encarte Galería y Sala de Espera, se montó San Venganza, un altar nocturno —mitad cantina, mitad capilla— para hablar de alegrías, corajes y deseos de justicia en la ciudad.

Día 5

El domingo regresamos al edificio de las costureras para visitar Proyecto Grieta con No se sabe si es celebración o ruina, curada por Milo Medina. Una muestra colectiva de 19 artistas que explora cómo se vive entre fiesta y duelo, incluso cuando todo se tambalea, la gente baila, protesta y se acompaña.

En Curro, Artemio presentó REMIX, REMAKE, RIP-OFF & RELAPSE (Crossroads), que combina títulos de películas para formar frases que no venden nada, humor y crítica a la cultura pop. Por su parte, Mauricio Alejo mostró A New Forever, objetos e imágenes que cuestionan la vieja promesa del progreso tecnológico.

Tiro al Blanco con Roberto Turnbull: Cosmolab como alquimia de materia, azar y orden, buscando patrones que devuelven lo cósmico a lo cotidiano.

Espacio Cabeza
Espacio Cabeza

Y para cerrar el recorrido, Espacio Cabeza inauguró de profundis (con headbanging), una muestra colectiva curada por Abraham Cruzvillegas. La exposición trabaja con lo descartado —cascajo, polvo, objetos rotos— para transformarlo en obra. La idea es autoconstruir con lo que hay y demostrar que de lo precario también puede surgir fuerza y comunidad.

¿Y al final del recorrido, qué nos queda?

Después de este recorrido por la “Semana del Arte Tapatía”, vale la pena detenernos en una pregunta que puede parecer obvia: ¿Para quién o qué montamos todo esto? Por un lado está el circuito profesional, lxs coleccionistas, lxs aficionadxs y quienes se acercan por primera vez; por otro, está también la necesidad de amplificar el trabajo que se hace aquí durante todo el año.

Hay algo que urge replantear; estas dinámicas necesitan ser rediseñadas, considerando los ritmos reales de quienes asisten. La experiencia no debería sentirse como un lujo, algo que solo se disfruta cuando sobra tiempo en medio de una agenda saturada.

Y surge otra pregunta: ¿Cómo se traduce el entusiasmo de dos semanas (febrero y septiembre) en un ecosistema sostenible durante las otras 50 del año? Si bien la atención sobre Guadalajara es motivo de celebración, el desafío está en convertir ese momentum en apoyo constante y efectivo para galerías, artistas y espacios independientes.

En cuanto a la crítica —que merece un texto propio y que, reducida a un hot take, solo genera indignación exprés sin aportar nada—, es evidente que compartimos inquietudes similares y señalamos carencias parecidas. No obstante, lo difícil es dar el primer paso y, más aún, coordinarnos para resolverlas.

Tal vez sea romanticismo, pero al final, esta peregrinación de galería en galería, de conversación en conversación, es la manifestación de un deseo colectivo: construir un ecosistema artístico más sostenible, más democrático, más humano. O al menos eso quiero creer.

Temporal


Fecha de Publicación:
Lunes 06/10 2025