PRESENTAMOS A CUATRO ARTESANAS DEDICADAS A PROMOVER LAS TRADICIONES Y CONOCIMIENTOS A TRAVÉS DE SUS CREACIONES.

La artesanía se remonta a conocimientos milenarios provenientes de culturas tradicionales. Juega un papel importante para entender cómo el ser humano se relaciona con su entorno, sus creencias y valores; es una forma de conectarse con el mundo. Las artesanas y artesanos son creadores de objetos moldeados, fundamentalmente, con las manos y, en ocasiones, con ayuda de instrumentos poco automatizados. Esto hace que las creaciones sean únicas, particulares y diferentes entre sí, dando un valor agregado importante.

Estas creaciones representan creencias y el imaginario nacional, generadas por medio de conocimientos que pasan de generación en generación. Promueven y mantienen las tradiciones como el motor principal de esta forma de hacer arte. Son un pilar importante dentro de las diferentes comunidades y la sociedad.  

Todos estos procesos tradicionales y de leyes de origen, corren el riesgo de perderse con la evolución tecnológica; buscando maneras de adaptarse al mundo actual, preservando el legado cultural que esto representa. Las mujeres artesanas tienen un papel clave dentro de todos los procesos que se realizan, ya que este conocimiento se traspasa directamente de sus destrezas. Estas mujeres no solo tienen este rol fundamental en la transferencia de las tradiciones, sino también en la economía familiar y nacional. En México, se encuentran representantes talentosas en diferentes ámbitos de la artesanía textil, cerámica, pintura y platería entre otros.

Es por ello, que para el Día del Artesanx presentamos una breve lista de mujeres artesanas cuyo trabajo destacamos. 

Cecilia Gómez

Cecilia aprendió el arte de elaborar textiles por su familia, una tradición heredada de su mamá y su abuela paterna. Desde pequeña observó cómo se elaboraban las piezas y jugaba a escondidas con los hilos con los que las realizaban. Su interés por replicar estas técnicas comenzó a sus 16 años de edad; cuando descubrió que representaba una fuente importante de empleo y a la vez, una especie de terapia para ella. 

En sus creaciones, busca dar toques modernos incorporando colores diferentes a los tradicionales. Actualmente, está tratando de recuperar los brocados antiguos y presentarlos en piezas terminadas para compartirlos a nuevas generaciones. Los trabajos colaborativos con diseñadores los ve como buenas experiencias para ambos, siempre y cuando se desarrollen con respeto y responsabilidad. 

Que haya reconocimiento tanto del diseñador, como del artesano, algo que ella considera que muchas veces no sucede.

Para Cecilia, el trabajo que realizan las artesanas es único y debe considerarse un arte, ya que en él expresan sentimientos y tradición. Cada creación es diferente, porque al trabajarlas dejan partes de ellos mismos, dejan su sello marcado.

La experiencia más bonita que he tenido dedicándome a esto, es todo porque amo mi trabajo y me siento completa haciendo esto. 

Leticia Aguilar

Leticia es la única hija y la quinta de nueve hijos de una de las grandes maestras del arte popular de Ocotlán de Morelos, Josefina Aguilar de quien aprendió a trabajar la cerámica y la pintura. Realiza figuras, generalmente mujeres, para rendirle honor a la fuerza que tienen. Para ello trabaja el barro policromado, modelando sus piezas en barro natural para, posteriormente, hornearlas en horno tradicional de leña. Después las decora, con ayuda de su esposo, con escenas mexicanas que representan principalmente la vida de su comunidad. 

Encuentra inspiración en la naturaleza y su cultura indígena, capturando en sus creaciones aspectos diarios, la fauna y flora de su comunidad; y algunos mitos y leyendas que se cuentan. Para ella, sus piezas son únicas por las emociones que busca transmitir a través de ellas, al igual que los colores que selecciona. Dependiendo de la emoción que quiere transmitir, los colores de adaptan a esto y generan una conexión entre el diseño y el sentimiento. Con el estilo particular de Leticia ha logrado desarrollar una técnica ancestral con detalles contemporáneos que impregnan las tradiciones en sus figuras y escenas. 

Para ella lo más importante de su trabajo es generar un impacto en las personas. Es por eso que lo hace con cariño y detalle para que eso sea lo que genere en los demás

Camelia Ramos

Camelia inició su formación dentro de la técnica textil como herencia trasmitida por parte de su padre; y, al igual que él, ella quiere heredar a sus hijos, quienes serían la sexta generación en ser tejedores en telar de cintura y portar estos conocimientos. Desde joven se vio atraída por los rebozos, sin saber que su padre había sido artesano de estos desde los 13 años de edad. Entusiasmada por este arte, le pidió a su padre, el maestro artesano Isaac Ramos, que retomara su conocimiento y le enseñara las labores, por lo que decidió dejarles su legado a Camelia y su esposo José Mauricio, bajo una enseñanza que ella define llena de amor por más de dos años y de esta manera, lo hicieron su forma de vivir. 

El transformar los hilos que se tiñen y dan forma a un rebozo en el que dejas impresa tu esencia, es lo que ella cree que hace único su trabajo porque nadie puede expresar lo mismo que otra persona; así como el tejido de generación, porque en México se practica esta técnica desde tiempos prehispánicos, dejando una huella en los artesanos y artesanas actuales que podrán seguir dando continuidad a estas tradiciones a las próximas generaciones.

Así como el hilo no tiene fin, como bien decía mi padre, para nosotros el rebozo no tiene fin, encontrará muchas más formas de seguir viviendo

Para Camelia, la modernización de esta tradición proviene desde su padre con sus rebozos únicos y llenos de expresión; por su parte, ella decidió dar un paso adelante actualizando la manera de corte de los rebozos, algo que los ha diferenciado y los ha hecho marcar pauta desde hace más de 30 años. La base de su trabajo sigue siendo el rebozo de algodón con jaspeado y combinaciones diversas.

Lo más hermoso ha sido esta parte de mi vida, donde puedo traducir lo que siento en lo que hilo, puedo dejar huella en cada rebozo, y también puedo dejar aprendizaje para aquel que lo hace y aquel que lo viste

Mujeres del barro rojo

Las mujeres del barro rojo son un grupo de artesanas encabezado por Macrina Mateo en San Marcos Tlapazola. Este grupo de mujeres ha significado un gran avance en el desarrollo de la comunidad y cómo el barro rojo ha sido la manera de conseguir estos objetivos. Ellas son las guardianas de la identidad y la tradición de la alfarería de barro rojo, tradicional de la comunidad. 

Macrina lleva más de 40 años trabajando el barro; aprendió de su madre la técnica para elaborar las piezas de barro rojo a los 8 años y comenzó a sus 15 años de edad y fue la primera mujer de la zona en vender piezas de barro rojo a su edad. Esta elaboración de piezas es una tradición heredada de generación en generación entre las mujeres de esta comunidad. 

Para Macrina y el grupo de mujeres del barro rojo, es de gran importancia la concientización ambiental, por lo que trabajan diariamente el poder hacer sostenible la actividad de alfarería en su comunidad. Por esto, se sumaron al proyecto de la construcción del Horno de Leña sin Humo en el estado de Oaxaca, considerando que esto las puede beneficiar a ellas y a sus compañeras alfareras en diferentes aspectos, como lo es la salud y el ambiente. 

Continuamente realizan demostraciones de los diferentes procesos de la elaboración de sus piezas tradicionales; ya que apoyan y creen en que lo más importante es pasar sus conocimientos y técnicas a las personas que estén interesadas y aprecien su trabajo. Se sienten orgullosas de su trabajo; de que sus diseños y calidad les genere un gran reconocimiento.  

A pesar de los diferentes obstáculos, estas mujeres artesanas consideran y demuestran que estando unidas y trabajando con amor, pueden salir adelante y dar resultados únicos




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