SEGÚN LA ONU, EL 80% DE LAS PERSONAS DESPLAZADAS DESPUÉS DE DESASTRES NATURALES SON MUJERES

En el marco del Día Internacional de la Mujer y el paro nacional del 9 de marzo, es importante entender cómo afecta la crisis climática a las mujeres gracias a la iniquidad de género. El cambio climático está demostrando ser una problemática global que ya no es una suposición o posibilidad de nuestro futuro; sí no una emergencia tangible en el presente. Con alzas en la temperatura y fenómenos naturales extremos son las comunidades vulnerables quienes se ven mas afectadas.

A nivel mundial, el 70% de las personas en estado de pobreza son mujeres (UICN, 2015). Dentro de estas poblaciones de extrema pobreza, existen estructuras sociales de poder que exponen a la mujer a situaciones de mayor riesgo. Normalmente, parte del rol de la mujer, recaen responsabilidades como recolectar y sembrar comida, ir por agua y conseguir combustible para cocinar; con el cambio climático, estas tareas cada vez son más complicadas, (UICN, 2015). 

Asimismo, las mujeres a nivel global ocupan menos puestos de alta dirección y tienen menos poder de decisión en sus comunidades. Esto implica que las decisiones para tanto mitigar como para adaptarse al cambio climático están muchas veces fuera de sus manos. Esto es de especial relevancia, ya que son ellas quienes están viviendo los cambios más de cerca y quienes más pueden perder. Sin embargo, en muchas regiones del mundo los hombres tienen más probabilidad de terminar la escuela o al menos avanzar en sus estudios; esto significa que las mujeres tienen menos información sobre fenómenos naturales y menos posibilidad de tomar decisiones informadas al respecto. 

De acuerdo a las Naciones Unidas, si las mujeres tuvieran el mismo acceso a recursos educativos como los hombres, podrían incrementar la producción de comida en un 20%-30% en sus granjas, llevando a un incremento del 4% a nivel nacional. Extrapolando esto a cuando el cambio climático afecte el nivel productivo gracias a sequías, el darle recursos a las mujeres para enfrentarlo podría hacer la diferencia entre la vida y muerte en poblaciones vulnerables y con falta de alimento. 

Regularmente, los hombres en comunidades rurales, tienen los medios y la movilidad para irse a la ciudad a buscar trabajo, mientras que las mujeres se quedan en su comunidad cuidando de niños y ancianos, atándola solo a un rol social limitante.

En el caso de fenómenos naturales como los tsunamis, tormentas y huracanes, estadísticamente, es más probables que sobreviva un hombre que una mujer. En el tsunami en 2004, la proporción de hombres que sobrevivieron contra mujeres que sobrevivieron fue de 3 a 1 en países como Sri Lanka, Indonesia e India. La causa es incierta, pero estudios suponen que puede ser debido a que los hombres tenían más preparación de natación; o que las mujeres fueron quienes se aseguraron de sacar a toda la familia para que se salven, perdiendo tiempo de salvarse ellas (BBC, 2018). 

Según la ONU, el 80% de las personas desplazadas después de desastres naturales son mujeres. Las madres solteras especialmente están en riesgo de estos desplazamientos, ya que tienen que mudarse con su familia para encontrar mejores oportunidades. Sin embargo, en los casos en los que se queden donde ocurrió el fenómeno; los refugios temporales que se construyen normalmente no están adecuados para mujeres; hay falta de cuidados para embarazadas, no hay espacios para lactantes y no se proveen toallas sanitarias (BBC, 2018). Existen muchos casos de violencia después de desastres naturales, pero especialmente de violencia de género (CHN, 2020).  

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Este panorama está cambiando poco a poco, ya que agencias intergubernamentales como la IPCC se están dando cuenta del problema que presenta la falta de equidad de género en temas ambientales. Cada vez hay más mujeres en posiciones de decisión discutiendo qué es lo mejor tanto para ellas como para sus familias. Asimismo, han surgido varios programas ya no solamente para la mitigación, sino también para la adaptación al cambio climático. Estos programas buscan reducir la vulnerabilidad de comunidades y fragmentos de la población en riesgo, entre ellos las mujeres. Es alentador ver que se le está dando más importancia al tema, pero nos toca a todos poner nuestro granito de arena y alzar la voz para tomar medidas en contra del cambio climático y la desigualdad. 


  • TEXTO: Ana Gargollo para Luv.it

Fecha de Publicación:
Martes 23 /04 2021