UNA DE LAS MARCAS INDUSTRIALIZADAS MÁS ANTIGUAS DE MÉXICO, ES A LA VEZ UNA DE LAS MENOS VISIBLES Y PUBLICITADAS DEL PAÍS, LOS CHICLES CANEL’S LLEVAN EN EL MERCADO CERCA DE 97 AÑOS Y SON UN CLÁSICO EN LA CULTURA POPULAR.

En 1925 la familia potosina García Navarro fundaba la Fábrica de Golosinas La Victoria, y de entre sus productos, el más innovador fue el chicle; una de las primeras industrializaciones mexicanas del látex del árbol del chicozapote, el chicle o “tzictli” por su palabra en náhuatl en forma de dulce. Desde el principio los chicles Canel’s fueron de muy pequeño tamaño –1.05 gr. cada chicle–, sin confite y sin ningún tipo de colorante; su color sigue siendo el color natural de la goma, que en un inicio era 100% de origen natural.

Por fuera, los brillantes colores de las envolturas contrarrestan con el tamañito insignificante de cada chicle; cosa que hace que funcionen a partir de grupos, a manera de puños, casi como los Jelly Beans. Lo reducido del tamaño de estos chicles tiene que ver también con la gran diversidad de sabores, algunos resultan extraños ya que responden a otra época; como el sabor “Ron”, el “Anís” o el “Ecualipto”, otros son más cotidianos como “Naranja”, “Menta”, etc.

Diseño de envoltura

La envoltura ha cambiado poco, se trata de un diseño transicional, en el que las letras en script recuerdan a otros logos art nouveau como el de Coca-Cola o el de General Electric; una franja zigzagueante en el extremo izquierdo es una reminiscencia del diseño gráfico art deco que solía estar presente en muchos productos de la fábrica. Cada etiqueta está impresa a dos tintas, a veces combinando colores de distintas paletas y jugando con el blanco del papel; creando una variedad atractiva a la vista que por su tamaño dan la impresión de confeti o caramelos de diversos sabores.

En un origen, Canel’s se promocionó como “Chicle Miniatura”, con la caricatura de un “negrito” en una campaña racista que duró bastantes años. Algo interesante es que esta campaña abundaba en la elasticidad de la goma de mascar, mostrando al “negrito” estirando el chicle con los dedos desde su boca, tal vez el inicio de una costumbre entre los niños.

Por más impresionante que resulte la reducción de los tamaños tipográficos y del empaque individual de los chicles Canel’s, la envoltura tiene toda la información necesaria, nutrimental e industrial. Se trata de un diseño que funciona a partir del amontonamiento masivo y en conjunto de los chicles; tanto su variedad de colores como la repetición de su logotipo no son tan evidentes hasta que están juntos en un buen volumen. Tal es el caso que los Canel’s se solían vender en cartones pegados, todos alineados y que además funcionaban a manera de lotería. Por otro lado, se exhibían en grandes frascos transparentes que mostraban la variedad de colores que supuestamente tienen relación con cada sabor.

Los chicles Canel’s han pasado pasivamente a la historia como un clásico del diseño de dulces en México, su diseño gráfico nos habla directamente desde décadas anteriores con mínimas variaciones; la cristalización de su imagen puede deberse al tamaño casi invisible de los dulces, es difícil reparar en un diseño tan pequeñito, probable razón del éxito de estos chicles únicos en el mundo del diseño de golosinas.



  • TEXTO: Aldo Solano Rojas

  • FOTOS: Cortesía

Fecha de Publicación:
Jueves 25/05 2017