LA PANTERA ES ESE FELINO ICÓNICO QUE DEFINE EL MUNDO DE CARTIER, LA FIRMA DE LUJO FRANCESA, QUE ESTE TEMPORADA LANZA SU MÁS RECIENTE PERFUME EN UN FRASCO INIGUALABLE.

Para nadie es secreto que las grandes casas de joyería no sólo se desarrollan en la venta de diamantes, esmeraldas o demás piedras preciosas, sino que también forman parte de un mercado más asequible, un ejemplo de ello es la creación de perfumes presentados al público junto a todo un #lifestyle que termina por definir aún más, el mundo que rodea a la Maison.

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Cartier, ha sabido definirse como uno de las casas joyeras con más historia en la construcción de este mercado de lujo, eligiendo diferentes símbolos para transmitir poder, en donde la personalidad de sus iconos son emblemas; en su caso, la pantera es uno de los animales que más protagonismo ha tenido dentro de su historia, precisamente.

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La panthère

Símbolo de la femineidad Cartier, porque es a la vez divina, exquisita e insumisa.

En una palabra: libre.

Libre de amar y de realizarse, con pasión, mirando de frente. Ya en los años 1980, la pantera inspiró un perfume Cartier que encarnaba su época.

Una reinterpretación moderna, una estela contemporánea, un acorde inédito, casi paradójico: un floral felino.

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“El perfume ha surgido de la selección de una flor fresca”, afirma Mathilde Laurent «nariz encargada de la maison francesa», la cual retoma los valores básicos de Cartier: sensualidad, elegancia, discreción y la interminable atracción por este felino salvaje que pertenece a la diversidad encontrada en la naturaleza.

Almizcle y ardientes notas de chipre componen la fragancia.

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La esencia felina de una flor. 

Un acorde floral, pero a la vez felino, encierra la ambigüedad cautivadora del perfume La Panthère, iluminado por la presencia pura, natural y reactiva de una flor viva, cubierta de notas aterciopeladas y de chipre.

Una gardenia domesticada, tocada en pleno corazón, allí donde surge la animalidad como una caricia desvelada por la creación de un almizcle a la vez tradicional y moderno, corporal y abstracto.

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El embalaje —y el mismo frasco— se encuentra inspirado en el cráneo del protagónico animal, el cual alude una composición geométrica encontrada en los diferentes cortes que Cartier realiza a las piedras preciosas con las que trabaja constantemente para elaborar su joyería, elemento que unifica el motivo principal por el que surgió esta firma y el enigmático olor que el día de hoy los representa en todas las mujeres que lo porten.

Una fragancia que seguramente formará parte de los elementos que construyen la jungla citadina a la hora de esparcir unas cuantas gotas en el aire.



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