LEGADO HISTÓRICO QUE SE MEZCLA CON EL PRESENTE EN EL NUEVO HOTEL DE SAN MIGUEL DE ALLENDE

Julián Hoyos llegó a San Miguel de Allende en la época de la Revolución Mexicana. De origen español, llegó a esta población de Guanajuato para hacer vida. Posterior a la Segunda Guerra Mundial, una ola de jubilados de la guerra llegó a la ciudad procedentes de Estados Unidos. Ellos no tenían donde cambiar sus cheques de viajero o sus dólares, por lo que Julián decidió abrir la primer casa de cambio y banco. Con el tiempo el negocio creció y se le dio un giro comercial, ahora era además un espacio de venta y compra de semillas y el lugar para encontrar marcas como BFGoodrich, Apache y Cigarros el Águila. Fue la venta de leguminosas la que le dio el nombre de Banco del Frijol entre los habitantes.

Desde entonces la casa, que entre sus curiosidades está ser el lugar de nacimiento del cantante Pedro Vargas, ha permanecido en la familia. No fue hasta hace cuatro meses cuando se dio a conocer la nueva función del inmueble, el hotel Casa Hoyos. El primer patio aún conserva su función comercial, con ocho locales de diferentes rubros. La magia está al ingresar al segundo patio, donde se encuentra la joya de la familia. 

El proyecto estuvo a cargo de A-G Studio, quién tuvo libertad creativa por parte de la directiva del hotel. El diseño se inspira, hasta el más pequeño detalle por la historia familiar y del inmueble. Al ingresar es evidente la sensación cálida resultado de un azulejo vidriado amarillo, el cual evoca a los granos del elote. En los arcos el azulejo cambia por uno rosado y rectangular, esto por el vientre de las serpientes que aparecen en el escudo de la familia. El zoclo dorado en la puerta se usa como testigo de sus tiempos de Casa de Cambio y Banco, de ahí también la barra original que ahora se encuentra en el nivel superior. Y podría seguir con los detalles de las macetas con pedacería de espejo, el balcón andaluz que cambia sus pináculos por esferas de barro. etc.

Casa Hoyos tiene como misión impulsar en sus muros el diseño y artesanía locales. Muestra de esto son los gobelinos que se encuentran en algunas habitaciones y están inspirados en la familia Hoyos Dobarganes y sus integrantes. El mobiliario en las áreas privadas son diseño de A-G Studio en exclusiva para el hotel. Los arbotantes fueron elaborados en Yucatán, los tapetes en Oaxaca y las lámparas elaboradas por un diseñador de León. La estancia en las habitaciones es toda una oda a las sensaciones. La luz cálida, el diseño en tonos rosa y la ambientación especial hacen sentir bienvenido. Las amenidades del baño son de Loredana y se rellenan a necesidad, cumpliendo con la misión sustentable del hotel. Se cuenta con ocho habitaciones sencillas, cuatro dobles, dos junior suite con tina pequeña y dos master suite. 

En una ciudad con una alta oferta hotelera, Casa Hoyos tenía que marcar la diferencia. Su directora, Vianney Torres, entendió esto y se aseguró que el diseño destacara, pero también los servicios. Uno de sus diferenciadores es la atención. En todo momento el personal está dispuesto a hacer tu experiencia única. Otra característica importante es que son pet friendly, por un módico costo extra los acompañantes animales pueden hospedarse aquí.

Casa Hoyos y su directora, Vianney Torres, marcan un cambio en la mentalidad de los locales de la ciudad. Forjados en la tradición pero conscientes de la necesidad de un cambio que los acerque a una sociedad cosmopolita. Al igual que San Miguel de Allende, estos personajes se nutren del pasado y futuro, de lo nacional y lo global.



  • FOTOS: Ana Cuellar

  • TEXTO: Isra Vázquez

Fecha de Publicación:
Lunes 10/02 2020