Club de niñas y niños, por CCA (Centro de Colaboración Arquitectónica). Foto: Arturo Arrieta
HABLAR DE ESPACIO PÚBLICO E INFANCIA NO SE REDUCE A CREAR ESPACIOS LÚDICOS Y PARQUES RECREATIVOS, IMPLICA TAMBIÉN TOMAR EN CUENTA LAS NECESIDADES DE LXS NIÑXS Y SU INTERACCIÓN CON LAS DINÁMICAS SOCIALES MÁS BÁSICAS.
Según cifras del INEGI de 2018 en su Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID), la población infantil menor de quince años en México representa el 25.3% del gran total, que suma 125 millones de personas. La realidad es que esa población, aunque representa poco más de una cuarta parte del total, cuenta con pocos o nulos espacios destinados para su entretenimiento y crecimiento. Con esta cifra en cuenta se aborda en este texto una reflexión sobre el espacio público y la infancia en las ciudades mexicanas.
El papel de la arquitectura en el espacio público
Históricamente, en México, ‘los playgrounds’ o espacios de juego creados por arquitectos estrella que diseñaron el país, eran generados como una extensión de la infraestructura de vivienda y no como un ente independiente que respondía a necesidades propias. En 1960, las zonas de juegos infantiles, diseñadas por Pedro Miret, y construidas como un complemento de las primeras unidades habitacionales comenzaron a considerarse como un elemento necesario para la vida sana y segura. Abrieron el camino para lo que es el playground actual, donde el mobiliario urbano histórico se conjunta con lo nuevo.
Proyectos arquitectónicos recientes
Durante 2015 y 2018 en la CDMX, el ahora extinto Laboratorio para la Ciudad tuvo un papel clave, a través de su área Ciudad Lúdica, dirigida por la arquitecta Leticia Lozano, para la reapropiación del espacio público para lxs niñxs con proyectos como Juguetes Urbanos y Peatoniñas y peatoniños. El primero consistió en un experimento social que reclamaba y catalizaba el regreso de lxs niñxs al espacio público a través de tres instalaciones temporales diseñadas por jóvenes estudios de arquitectura. El segundo proyecto, a cargo de la diseñadora industrial Brenda Vértiz, consistía en cerrar las calles al paso de autos para destinarlo al juego. En dichos proyectos, el juego era un detonador para la creatividad y la imaginación que surgían de las interacciones entre objeto-objeto y persona-persona.
Otro estudio que se ha enfocado en este tipo de proyectos es Rozana Montiel estudio de arquitectura con la rehabilitación de la Unidad Habitacional de San Pablo Xalpa y Saloncito en CDMX; y el Parque Fresnillo en Zacatecas. Por otro lado, en 2018 se construyó Club de Niños y Niñas por CCA Centro de Colaboración Arquitectónicaen los límites de los municipios Tecámac y Ecatepec. Sin embargo, en este breve recuento del último lustro, los proyectos desarrollados en esta materia parecen casos aislados y sin una estrategia integral que atiendan la enorme demanda de espacios públicos en las ciudades y las periferias. Espacios que propicien el juego como un potencializador para la creatividad, la educación, la actividad física y la interacción social de la niñez en México.
Club de niñas y niños, por CCA (Centro de Colaboración Arquitectónica). Foto: Jaime Navarro
Los efectos de la cultura del adultocentrismo
A pesar de que la Convención sobre los Derechos de los Niños se firmó en 1989, aún es complicado que las políticas públicas se retiren del adultocentrismo en sus propuestas donde siguen imperando iniciativas que invisibilizan a niñas, niños y adolescentes como ciudadanxs plenxs, a pesar de que atenderlos, sería planear a futuro. En dicha Convención se estableció que lxs niñxs (seres humanos menores a 18 años) son individuxs con derecho a pleno desarrollo físico, mental y social, y con derecho a expresar libremente sus opiniones.
Además, nos queda claro que se han enfrascado en solo cierto tipo de mobiliario, haciendo parques o instalaciones comodín, casi idénticas una de la otra al usar mobiliario hecho de manera industrial. Entonces todos los parques son el mismo parque y todos los juegos son el mismo juego haciendo que lxs niñxs se limiten a estas configuraciones.
La sustitución del espacio público por la actualidad urbana
Pero, ¿y lo demás? Pensemos en los centros comerciales que han ido desplazando a las áreas verdes como espacios de entretenimiento, ¿son adecuados para lxs niñxs? Desde el mobiliario, la altura de la taza del baño, el peralte de las escaleras y la disposición de señalética, ¿son pensadas para incluir a la infancia? O asumimos que al estar acompañadxs de un adulto, es enteramente su responsabilidad, ¿no sería adecuado también abrir un diálogo con lxs niñxs en materia visual y de escala?
Y a todo esto se suman los tiempos que estamos viviendo, que por temas pandémicos es complicado llevar a lxs infantes a espacios públicos donde la convivencia con otras niñas y niños es casi prohibitiva. Y a pesar de las restricciones sanitarias y los cierres de los parques públicos, estos espacios se vuelven más que nunca necesarios como una alternativa para sobrellevar el encierro.
Espacios públicos adecuados que generan interacción social
Hablar de espacios para el goce de las niñas y los niños no sólo se trata de hablar de parques o espacios lúdicos; se trata de tomar en cuenta sus necesidades, su interacción con las dinámicas sociales más básicas porque a través de ello lxs niñxs aprenderán a socializar no sólo con sus pares, sino con el resto de las personas que interactúen con ellxs. Entonces, las ventajas de tener espacios adecuados para ellxs es mucho más amplia que sólo proveerles de espacios para juego, es educar a futuros adultxs creativxs, activxs y entendidxs en las dinámicas sociales. En este sentido, la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) incluyó en sus Metas Educativas 2021 como objetivos centrar la atención a la primera infancia, ¿cómo?, sensibilizando a la sociedad sobre los derechos de la infancia y la erradicación del trabajo infantil; apoyar políticas sociales educativas y proveer de protección a lxs infantes.