EL PROCESO DETRÁS DE UNA DE LAS CINTAS QUE SE PRESENTARÁ EN EL FESTIVAL DE CINE DE LA UNAM

Zita me regaló un cuaderno con papel para acuarelas y me prestó 8 mil pesos. Con eso, una cámara, un micrófono y un secreto, nos fuimos hacia Sinaloa.

Por casualidad llegamos al Roblito, en Nayarit, un pequeño pueblo rodeado de ríos en una zona de manglares. Nos quedamos ahí porque un niño nos contó que cada navidad Santa Clós sobrevuela la isla desde un trineo volador color arcoiris y avienta dulces a los niños.

Una de las primeras cosas que llamó mi atención fue la no presencia de adultos en el pueblo.

De entre todas las niñas y niños había uno que por su altura y edad se distinguía. Era uno de los pocos adolescentes que aún no estaba trabajando fuera del pueblo, se llama Arturo.

Conocimos a toda la comunidad. Es un pueblo de no más de 300 personas. Entendimos que los adultos no están presentes porque se encuentran trabajando, noche y día, es una comunidad de pescadores. Las y los pescadores construyen campamentos de pesca lejos de casa y por esa razón dejan por un tiempo a las y los niños en casa de sus abuelas. Como es el caso de Carlitos.

También conocimos a Yule, a Estrella, a Charalito y muchas niñas y niños más.

En el Roblito se festejan fiestas: el día del ejido, el día de la virgen, el día del pescador, los quince años y una graduación. Cuando hay fiestas, vienen los adultos. No sólo los del rancho, vienen los adultos de los pueblos y ciudades aledañas.

Las fiestas siempre son una ilusión.

Y a veces en las fiestas pasan accidentes.

Los niños me dijeron que fue el diablo, porque no hubo huella, ni rastro, entonces ese fue el diablo.

Al día siguiente los niños estaban curiosos del accidente.

Todo se puso en pausa.

Nos dio miedo.

Durante la pausa, Andrea, Abril, Zita y yo empezamos a imaginar una película.

Luego de seis meses volvimos al Roblito.

Arturo, el adolescente que se distinguía por ser más grande que los otros niños, me contó que guardaba un secreto. Y como yo también tenía un secreto, nos lo compartimos.

Arturo, perdón… Dayis regaló su corazón a la película.

Cosas que no hacemos es un documental creado por Bruno Santamaría Razo en México, en el 2020 y el cual tiene una duración de 71 minutos. Este forma parte de la edición 2021 de FICUNAM.

Esta pieza forma parte de una colaboración editorial entre Ficunam y Coolhuntermx.


  • TEXTO E IMÁGENES: Bruno Santamaría

Fecha de Publicación:
Martes 09 /03 2021