Los Ángeles Apparel


EN LA LUCHA CONTRA ESTE VIRUS, EL CUBREBOCAS HA SIDO EL ELEMENTO CLAVE PARA LA PREVENCIÓN. POCO SE HABLA DE LAS CONDICIONES EN LAS QUE TRABAJAN QUIENES LOS FABRICAN.

Con el inicio de la pandemia causada por el nuevo coronavirus a principios de este año, el flujo de mercancías provenientes de China, la fábrica del mundo, se detuvo. Esto orilló a empresas y organizaciones en todo el mundo a recurrir a maquilas locales para producir equipo médico como batas quirúrgicas o cubrebocas; tal fue el caso de Estados Unidos, cuya zona de maquila más grande se encuentra en la ciudad de Los Ángeles, California.

Fue en marzo, aún con incertidumbre sobre la magnitud de la pandemia, cuando el gobierno de aquella ciudad concedió a más de 400 empresas un permiso para seguir operando y así producir equipo médico; lo cual le dio a las maquilas estatus de negocio esencial. Este nuevo proyecto de producción le permitiría a las costureras y costureros ganar $0.03 dólares por cada mascarilla fabricada; con una meta de 166 piezas por hora para lograr un sueldo de $5 dólares por hora, una cantidad que no alcanza ni siquiera el salario mínimo de $13/14 dólares por hora en aquel estado. Bajo estas condiciones, faltar por enfermedad no solo reduce el ingreso, sino que las maquilas no tienen este tipo de permiso. Cualquier síntoma es menor al riesgo de perder el empleo.

Condiciones laborales en contingencia

Después de un cierre momentáneo, las máquinas de coser se volvieron a prender pero muy poco había cambiado; pese a las recomendaciones de aumentar la distancia entre las estaciones de trabajo, las costureras se encontraron con la misma cercanía y con cajas de cartón como separadores entre máquinas de coser, las cuales con frecuencia se comparten.

Como en muchos otros aspectos, la pandemia solo trajo a la luz problemas preexistentes en la industria y los hizo más grandes. En 2016, un encuesta realizada a costureras y costureros de la zona de Los Ángeles reveló que el 60% de ellos consideraba que su espacio de trabajo no contaba con la ventilación apropiada y el 72% declaró que la polvosidad en las maquilas hacía difícil respirar. Este reporte encontró, además, una fuerte tendencia en este sector a enfermedades respiratorias como asma y bronquitis; datos que hacen evidente que el elevado brote de Covid-19 encontró el ambiente propicio.

Además de las condiciones de trabajo en las maquilas, el factor social y demográfico ha jugado un papel importante. De acuerdo con una investigación del UCLA Labor Center, la zona maquilera de Los Ángeles da empleo a 45 mil personas; la mayoría de ellas migrantes, y la mitad indocumentadas provenientes de Latinoamérica y Asia, por lo que el estado migratorio de muchos de ellos los lleva a llamar la menor atención de las autoridades. Este mismo factor hace que el idioma sea una gran barrera, ya que el riesgo comienza al no poder entender los protocolos de prevención que se explican en Inglés.

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Ante este escenario, inevitablemente, los casos de covid comenzaron a brotar; y a mediados de junio algunos trabajadores de la salud empezaron a reportar al Departamento de Salud Pública de Los Ángeles la frecuencia con la que veían casos entre trabajadores de maquilas. Entre ellas hay un nombre conocido; Los Angeles Apparel, creada por Dov Charney, fundador de American Apparel, la marca estadounidense de básicos que toda la escena hipster de la primera década del 2000 codiciaba. Misma que ocupó la esquina de Colima y Mérida, en la Roma por algunos años.

Después de abandonar la marca por denuncias de acoso, Charney fundó en 2016 Los Angeles Apparel; una nueva línea de básicos de manufactura local, y que este año fue una de las 400 fábricas que adaptó su línea de producción para hacer cubrebocas. En los últimos meses su maquila ha sido cerrada dos veces por el Departamento de Salud Pública de Los Ángeles después de que 300 personas de su plantilla dieran positivo a coronavirus y cuatro de ellas fallecieran. La fábrica reabrió a finales de julio y hasta ahora se considera el peor brote de coronavirus en cualquier empresa en Estados Unidos.

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La necesidad de operación por parte de todas las industrias es comprensible; pero en este caso condiciones lamentables y situaciones que llevan al trabajo forzado, son un peligro para la salud de un gremio que ya de por sí tiene una situación de vida vulnerable.


Fecha de Publicación:
Martes 11/08 2020