CON LA EDICIÓN NÚMERO 41 DE LA MARCHA DEL ORGULLO EN LA CIUDAD DE MÉXICO, HACEMOS UN BREVE RECORRIDO HISTÓRICO DE LA SITUACIÓN DE LA COMUNIDAD EN NUESTRO PAÍS

¿Qué implica ser parte de la comunidad LGBTI actualmente en México? La abrumadora pregunta podría responderse con un sin fin de aristas que construyen la membrana de nuestro país. Nuestra comunidad vive hoy, gracias a políticas públicas y personas valientes que día a día muestran su orgullo,  una visibilización desmedida. Pero con ella también llegan olas de violencia que desequilibran ese panorama idílico del paraíso gay mexicano.

Según el diario Excélsior, este año “Cifras de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (COPRED) reportan que más del 50% de la comunidad LGBTI en el país apela a la discriminación que vive. Además, alrededor del 40 por ciento de la población no está dispuesta a vivir con alguien que sea de orientación sexual diferente.”

Estos números resaltan, por si fuera poco,  que la CDMX es el territorio donde más asesinatos y crímenes de odio ocurren en la comunidad. Esto sin contar el reciente desabasto de medicinas retrovirales para personas con VIH / SIDA en centros de salud públicos. Otros temas a tratarse son la legalización de bodas homosexuales, la adopción homoparental, el reconocimiento del gobierno y el cambio de nombre de personas trans.

A unos días de la marcha del orgullo LGBTI, es importante reflexionar sobre lo que significa el orgullo hoy. No solo se trata de mostrar la bandera o celebrar que una marca internacional “se haya pintado de colores”. Esto va más allá y se debe exigir así como generar nuevos caminos que permitan que personas Trans, No Binarias, Gay, Lesbianas, Bisexuales, Intersexuales y Queers reciban(mos) los derechos que por más de 41 años hemos peleado.

La pregunta sigue en el aire ¿cuáles son los caminos para lograr integrarnos como comunidad? La marcha es uno. Sin embargo, esta lucha debe ser diario y no solo en junio. El debate está en la mesa. Es decisión de cada uno de nosotros tomar postura y hacer algo por la comunidad.

Marcha Orgullo 41: ser es resistir

La 41 marcha del orgullo LGBTI que se celebra este año retoma uno de los acontecimientos más importantes de la comunidad. El famoso baile de los 41. Entre un sin fín de versiones, el mito en torno a este suceso se ha construido a sí mismo y es Carlos Monsiváis en su ensayo “El Mundo Soslayado” quien lo describe de manera puntual: el 20 de noviembre de 1901, en la calle de La Paz -hoy Ezequiel Montes-, la policía interrumpe un baile de homosexuales y travestis, entre ellos vástagos de familias distinguidas de la dictadura de Porfirio Díaz.

Al instante, la redada adquiere perfiles legendarios: a la mayoría de los detenidos se les envía a trabajos forzados en Valle Nacional, Yucatán, y, según el nunca desmentido rumor público, uno de los asistentes, liberado de inmediato es Don Ignacio de la Torre, el único yerno de Porfirio Díaz. Algunos de los bailadores huyen por las azoteas, otros compran su libertad, y el resto barre las calles rumbo a la estación del ferrocarril. (…) En una serie de -por lo menos- diez grabados, José Guadalupe Posada fija la imagen popular del acontecimiento. En una fiesta de “fenómenos, de caballeros burdamente travestidos, con todo y bigote y patillas…”

Este evento significó, en palabras de Monsiváis, la invención de la homosexualidad en México. Y es bien sabido, y explicado por el escritor en este ensayo, que antes de este escándalo, la vida del homosexual mexicano no era tan alejada de lo que se puede leer en los periódicos de aquella época con respecto a la fiesta de los 41. Sin embargo, este baile transgresor representa el primer “escándalo notorio” de la comunidad, logrando visibilidad a los homosexuales que solo eran vistos como, según Monsiváis, “seres repugnantes”.

El baile de los 41 provocó que un sesgo de clandestinidad acompañara a la comunidad durante todos estos años. Tan solo hay que recordar parte de la vida nocturna de los homosexuales en los noventa. Estaba supeditada a puntos de encuentros muchas veces clandestinos como sótanos, callejones, baños de Sanborns y lugares apartados y discretos como la Alameda central y algunas esquinas de la Juárez. 

Gracias a la lucha por los derechos por parte de seres valientes que arriesgaron y arriesgan su vida por luchar  y mostrarse tal cual son llevó a personajes míticos en la cultura gay contemporánea a aperturar espacios como el famoso “Nueve”  fundado por Henri Donnadieu -cuya historia se plasma con más detalle en el libro Tengo que morir todas las noches de Guillermo Osorno-. Y más adelante el Marrakesh,  la Purísima entre otros. 

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Hoy, la comunidad LGBTI debe voltear al pasado para entender el presente. Las preguntas que invitan a la siguiente reflexión son las siguientes: ¿la comunidad actual vive en un privilegio? ¿Qué acciones están tomando las viejas y nuevas generaciones para lograr los derechos de la comunidad? Sin duda, el tiempo y los hechos nos irán indicando las respuestas.



  • TEXTO: La estatua de sal

Fecha de Publicación:
Jueves 27/06 2019