EL DISEÑO TRASCIENDE LA ESTÉTICA CUANDO CONECTA FORMA, CONTEXTO E INTENCIÓN, CLAUDINA FLORES.
Con más de una década de trayectoria, Claudina Flores ha construido un lenguaje propio entre el diseño industrial, la arquitectura y la práctica artesanal. Desde su estudio en Guadalajara ha consolidado una visión clara y sensible: piezas y espacios que parten de la emoción.
Con formación en Diseño Industrial y Arquitectura, Claudina Flores ha desarrollado una visión global con raíces profundamente locales. Desde hace más de una década dirige Estudio Claudina Flores una firma que impulsa proyectos de mobiliario y diseño de espacios desde la sostenibilidad, la colaboración y la valorización de oficios artesanales. Su trabajo se distingue por generar experiencias sensoriales que conectan forma y significado, integrando materiales locales, técnicas tradicionales y narrativas contemporáneas.
Desde el Estudio CF, el diseño trasciende lo estético para convertirse en una experiencia que nace de la forma, el contexto y la intención. Con una metodología que integra investigación, técnica y sensibilidad local, el estudio crea arquitectura, interiores y mobiliario con identidad propia, en diálogo constante con su entorno y su historia. En esta conversación, Claudina nos comparte su camino profesional, su tránsito entre disciplinas, procesos creativos y su visión sobre el porvenir del diseño en México.
¿Cómo empezaste en el mundo del diseño? ¿Qué te inspiró o motivó a hacerlo? ¿Y qué desafíos encontraste al inicio?
Empecé mi carrera hace 15, casi 16 años. Antes de ser diseñadora y, más tarde, arquitecta, estudié carreras relacionadas con finanzas y administración. A inicios de los 2000, en Guadalajara, la educación era distinta: las universidades no ofrecían tantas opciones en carreras creativas, y eso me llevó a explorar otras áreas. Siempre me han gustado los números, y de alguna forma eso también me condujo al diseño.
Estudié una carrera antes de Diseño Industrial y, al terminar, me di cuenta de que encontrar trabajo en ese momento era muy difícil. Comencé colaborando con arquitectxs, interioristas y personas que trabajaban con el espacio. Yo hacía planos, desarrollaba piezas y empecé a entender cómo funcionaba el diseño industrial desde una perspectiva de arquitectura interior.
Después decidí irme a Australia y me quedé un tiempo allá, así como en el sureste asiático. Ahí comprendí mejor cómo pasar del diseño de producto al diseño de espacios completos. Fue allá donde, prácticamente, me convertí en arquitecta interiorista. Me gradué, hice una maestría y luego regresé a México en busca de oportunidades. Quería mudarme a la Ciudad de México, pero los tiempos no se dieron. Entonces empecé a desarrollar proyectos en Guadalajara gracias a amigxs y contactos que me buscaron. Así nació Estudio Claudina Flores en 2012.
Tu trabajo tiene una narrativa muy visual. ¿Cómo definirías tu proceso creativo y ese lenguaje que logras transmitir en tus piezas?
Tiene mucho que ver con traducir emociones en espacios, objetos o colecciones. Me interesa provocar algo desde el diseño: hacernos reflexionar y también resolver. Últimamente estoy explorando situaciones que, a veces, no tienen una relación directa con el diseño, pero que, a través de una pieza o un espacio, pueden invitarnos a pensar. Por ejemplo, en La Sociedad de los Gabinetes, que presenté en Zona Maco, reflexioné sobre la presencia de la mujer en las industrias creativas.
Para mí ha sido un proceso. No empecé con estas ideas tan claras; poco a poco entendí que el bienestar de las personas era lo más importante. Abordo los proyectos desde lo humano, desde la empatía, entendiendo rutinas, ritos, formas de vivir y también lo que una marca quiere proyectar.
Siempre lo he hecho desde la multidisciplina. Al inicio fue difícil por el tema de las etiquetas. Me preguntaban: “¿Eres diseñadora, arquitecta o interiorista?”. La verdad es que pasé 12 años estudiando porque no encontraba mi lugar. Me sentía inadaptada, hasta que entendí que podía mezclar todo eso desde mi propia trinchera. Y como mujeres, también tenemos ese derecho: estudiar, cambiar, mezclar y crear algo nuevo.
¿Actualmente cómo te presentas? ¿Diseñadora, arquitecta, artista multidisciplinaria?
Actualmente me presento como diseñadora y arquitecta mexicana. Si dijera todo lo que hago, probablemente pensarían: “¡Qué flojera, Claudina!”, así que lo simplifico. Esta definición me permite moverme entre lo técnico y lo artístico: estar involucrada tanto en proyectos de construcción como en ferias de arte.
En ese camino, ¿qué elementos te ayudaron a construir tu práctica profesional como es hoy?
Un factor clave fue poner mi trabajo ante la mirada de otras personas. Una cosa es lo que pienso aquí, en el estudio, y otra muy distinta es cómo se percibe allá afuera. Participar en exposiciones, ferias o proyectos no comisionados me permitió desarrollar una identidad más allá de los encargos. También me nutro mucho del cine, la música… trato de que mis referencias no sean únicamente de diseño. Aunque tengo un ojo crítico sobre lo que están haciendo lxs demás, me gusta alejarme de eso para arriesgarme. Para mí, presentar proyectos fuera de la caja implica un riesgo constante, incluso económico.
Y algo muy importante, quiero que las nuevas generaciones, sobre todo mujeres, vean que existen caminos distintos para trabajar entre el diseño y la arquitectura. Si eres arquitecta y no te sientes cómoda en el urbanismo o en un despacho tradicional, también puedes incursionar en el interiorismo y encontrar tu propio lenguaje ahí. Soy la típica que se pone en situaciones incómodas a propósito. Soy introvertida, me cuesta, pero lo hago porque sé que ahí está el aprendizaje. Y como alguien vocal en la industria —en México, en Guadalajara—, sé que el impacto de lo que hago tiene un efecto en lxs demás.
En tu estudio trabajas con artesanas, ebanistas, herreros… ¿cómo fluye ese diálogo entre materiales, oficios y decisiones creativas?
Al principio visitaba talleres de artesanxs locales, pero entendí que muchas veces el ritmo de sus oficios no coincidía con los tiempos de los proyectos. Por eso empecé a separar, lo que va a un proyecto lo realizamos desde mi propio taller.
Fundé un taller de carpintería y tejidos con procesos artesanales. Con artesanxs colaboro en piezas especiales. Para mí es clave respetar sus tiempos y procesos. Y aunque mantengo un enfoque artesanal constante, hoy ese trabajo se lleva a cabo con un equipo interno que desarrolla los proyectos del Estudio.
Tus piezas nacen muchas veces de gestos muy cotidianos. ¿Cómo traduces esos rituales tan íntimos en objetos?
Tiene que ver con reflexionar y analizar un objeto no por su función, sino por lo que es. Me pregunto: “¿Cómo podríamos hacer esto de forma distinta?” “¿Cómo una acción o un rito puede reflejarse en un producto de manera diferente?”
Aunque sé que son productos, trato de abordarlos como si fueran obras de arte, con una narrativa potente que provoque algo. Diseñar desde la emoción se dice fácil, pero es muy complejo. Requiere mucha síntesis para que algo profundo se vuelva sencillo y logre hacerte sentir.
¿Cómo definirías la etapa en la que está actualmente el Estudio Claudina Flores?
Estamos en una etapa de crecimiento. Este mes cumplimos 13 años. Nos queda una carrera larga por seguir aprendiendo y aportando. En Guadalajara tenemos una expansión física del estudio: dos casas que se conectan, donde se puede ver todo el proceso, desde el dibujo hasta las piezas terminadas.
Ahora, una mirada hacia el futuro. Imagina que estamos en el año 2040. ¿Cómo visualizas la industria del diseño en México y a ti dentro de ella?
¡2040! El estudio tendría ya 28 años. Me gustaría que fuera un espacio que logró cruzar ciertas barreras; una mujer que se convirtió en una potencia creativa para impulsar el desarrollo de otras mujeres.
Aunque somos muchas diseñando, en áreas como la construcción y la fabricación aún hay poca presencia femenina. Me encantaría tener un taller de oficios y arte conformado por mujeres, y fomentar la creación desde lo hecho a mano, sin perder la conexión con la tierra.
En un futuro tan tecnológico, también necesitamos pequeñas comunidades donde el aprendizaje sea constante, colaborativo y multigeneracional. Que lxs adultxs mayores nos enseñen lo que saben y lxs niñxs nos recuerden cómo imaginar diferente. Creo que ahí hay algo muy poderoso y profundamente creativo.
Tus piezas tienen una presencia muy sensorial. ¿Qué buscas provocar en quienes las usan o habitan?
Me interesa evocar los sentidos. Que ver las piezas te tome tiempo, que puedas entender por qué tienen cierta forma. Todas mis piezas tienen aroma, un aroma que proviene del proceso: de cómo tratamos las ceras, de los tiempos de reposo. La madera huele rico todo el tiempo.
Me interesa que las piezas transmitan paz, que te ayuden a ordenar, como en el caso de los gabinetes. Se trata de crear una relación entre lx humanx y sus objetos: lo que tocas, cómo te hace sentir.
Trabajo con materiales naturales, muchas veces endémicos. Eso permite que puedan restaurarse o mantenerse a largo plazo, ya sea una piedra, un mármol o un mueble de madera. También enseñamos a nuestrxs clientes a cuidar lo que construimos juntxs.
¿Nos puedes compartir algo de los proyectos que vienen este año?
Uno de los proyectos que más me emociona es una casa para un director de cine mexicano en Guadalajara. Llevamos más de dos años trabajando juntos. Es una casa brutalista, con un desarrollo interior y de mobiliario muy interesante. Se trata de un proyecto integral: desde la primera piedra hasta la última cortina. Está ubicada en una ciudad con una movida cultural muy fuerte, y desde mi perspectiva, es un perfil que ha impulsado el cine, lo cual me motiva más.
Otro proyecto tiene que ver con colaborar en el diseño de mobiliario y carpintería para despachos de arquitectos, como Vertebral, de Elías Kalach y Teddy Nanes. Me interesa fomentar ese tipo de colaboraciones desde el Estudio como espacio creativo.
Y vienen más cosas: me invitaron al Abierto Mexicano de Diseño, también participaré en Decode diseñando una pieza. Quizás volvamos a Design Week México. Me interesa integrarme a otras comunidades y seguir fortaleciendo redes de colaboración.
***
Claudina Flores no solo diseña objetos y espacios; crea narrativas emocionales que conectan lo humano con lo artesanal, lo técnico con lo sensible. Su enfoque multidisciplinario y su compromiso con el talento local y femenino reflejan una visión del diseño que trasciende las tendencias, en busca de futuros donde la creatividad sea inclusiva, sustentable y profundamente humana. En un México donde el diseño se reinventa constantemente, Estudio Claudina Flores se posiciona como un referente que inspira a nuevas generaciones a explorar, arriesgarse y construir desde la empatía y la autenticidad.
Claudina será parte de nuestras charlas creativas que conmemoran nuestro 16 aniversario. Te invitamos a visitar nuestras redes y futuros contenidos para no perderte este encuentro.
Compartir artículo
Texto: Alejandra de la Cuesta
Foto portada: Noemí García para Comex Color Life
Fecha de Publicación:
Jueves 17/07 2025
if( have_rows('efn-photos') ) { ?>









