¿QUÉ PASARÁ CON LA MODA MEXICANA DESPUÉS DE LA PANDEMIA? DOS NOMBRES IMPORTANTES EN LA INDUSTRIA NOS DAN SU PERSPECTIVA.

De acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, algunas de las industrias más afectadas a raíz de la pandemia por Covid 19 fueron el turismo, las actividades culturales, el comercio y la confección, entre otros. Aquello que llamamos la industria de la moda, tiene aristas en cada uno de esos sectores que hacen de la moda en México un negocio complejo, que lleva años luchando contra un enemigo común que eran las marcas extranjeras, y que este año se encontró con un nuevo adversario que la obligó a cerrar tiendas y a apagar las máquinas de coser.

Analizamos el panorama al que se enfrentará la moda nacional en meses futuros de la mano de Ana Elena Mallet, curadora y académica en temas
de diseño, y Guillermo Vargas, diseñador y fundador de ⅛ Takamura.

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Para la industria de la moda en México, la cuarentena trajo un escenario
desfavorecedor por el cese de actividades de necesidad básica, como eventos, comercios, producciones editoriales y la confección en muchos talleres y maquilas. Lo que quedó claro al principio de la pandemia era que la moda no era esencial. “La moda se asocia con lo social, con salir al espacio público y de repente nos encontramos viviendo en pijama o pants”, narra Ana Elena Mallet,

“pero para los diseñadores locales significó un reto por sobrevivir en un sistema que no había llegado a ser comercialmente viable ni visible”.

Además, si en los últimos años las marcas de diseño mexicano habían encontrado y consolidado puntos de venta y delimitado sus espacios donde no tenían que competir en piso de venta con marcas internacionales, las restricciones del semáforo sanitario llamaron al cierre de estos comercios y a la cancelación de cualquier tipo de evento como bazares o ferias. Para Guillermo Vargas, cuya estrategia de venta siempre ha sido encontrar a su cliente al frente de su stand en los trunk shows y ferias, sin duda este periodo ha significado un reto: “Hoy que no podemos estar cerca de nuestro cliente el e-commerce y las redes sociales nos están salvando, es una curva de aprendizaje que tuvimos que acelerar.”

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Ana Elena observa: “mucha gente entendió la importancia de los medios digitales para reinventarse o generar nuevos discursos a partir de su marca, como Vanessa Guckel, con Cihuah. Integró el discurso de cómo las mujeres utilizan ciertas prendas a partir del empoderamiento y visibilizó el trabajo de muchas mujeres en sus Instagram Lives”. Estas estrategias de adaptación, tanto en la comunicación de su marca como en la oferta de producto, han sido apuestas por mantenerse relevantes,
aún con ventas bajas.

En el caso de Guillermo con ⅛ Takamura, la atemporalidad y el confort que
distingue a sus piezas, han hecho innecesario cambiar la oferta de producto y sus clientes han seguido fieles. El diseñador destaca mucho su gratitud hacia quienes le han comprado estos últimos meses: “casi le estoy diciendo a todo el equipo ‘guarden esos nombres que después les voy a hacer una fiesta’ porque son los que están manteniendo nuestro negocio.” Y es que al final son los consumidores quienes dan ese aliento vital a las marcas.

Presente

“Hoy por hoy los consumidores tenemos un poder que antes no habíamos tenido”, afirma Ana Elena, “pero también tenemos la responsabilidad de que lo que compremos ayude a evolucionar el entorno y que cuando lo portemos nos signifique algo. Hay una parte importante en hacernos copartícipes de esta crisis que estamos viviendo y ayudarnos a salir todos a flote”. Esta idea responde a una tendencia de consciencia colectiva que desde hace un tiempo se ha venido gestando: el conocer las implicaciones ambientales y éticas de los productos que consumimos.

La pandemia solo ha hecho más evidente problemas que ya veníamos guardando y habíamos decidido ignorar. Para Guillermo este cambio de actitud podría “hacer que la gente esté más receptiva a nuestros productos como empresas locales con una causa social”. El tiempo dirá si este tipo de prácticas se volvieron el hábito de compra común o se quedaron en la lista de tendencias 2020.

Ante un escenario futuro incierto, donde la fecha del fin de la pandemia no es clara ni sucederá de la noche a la mañana, en los meses venideros será necesario que los diseñadores replanteen su oferta, y que hagan los cambios necesarios para adaptarse a las nuevas necesidades de su cliente. “El encierro se va a convertir en una cosa más cotidiana, el reto será generar una propuesta que podamos utilizar dentro y fuera. Falta entender el comportamiento humano actual, y situarse en esta realidad a precios razonables”, augura Ana Elena Mallet.

Fashion Week México

Otro de los cambios que veremos será en los eventos que son parte de la estrategia de comunicación y venta de de la moda. Tan solo hace unas semanas se anunció que la próxima edición de Fashion Week será híbrida, con algunos shows digitales y algunos presenciales, una apuesta a la tecnología que se había hecho en ediciones anteriores sin realmente consolidarse. Quizás la necesidad de volverlo digital logre crear un formato innovador.

Mientras que los bazares y ferias aún no tienen fecha de regreso, muchas marcas tienen de frente el reto de adaptarse o morir. Para Guillermo es claro qué cualidades lo han llevado a situarse en la primera categoría: “Yo creo que es porque no sé hacer otra cosa, yo soy costurero y patronista. Los que vamos a sobrevivir somos los que tenemos el oficio bien puesto en el corazón.”


  • TEXTO: Natalia Silva

Fecha de Publicación:
Jueves 27/08 2020