LA EXPOSICIÓN DE EMILIO CHAPELA EN EL LABORATORIO ARTE ALAMEDA ES UN CUESTIONAMIENTO SOBRE LA SUBJETIVIDAD DEL TIEMPO.

El trabajo de Emilio Chapela se ha caracterizado por el uso de tecnología de alta calidad. Para él la tecnología es el medio por el cual se hace posible una traducción visual de las ideas que quiere comunicar. El caso de la exposición que se encuentra en el Laboratorio de Arte Alameda no ha sido excluida de esta constante. Esta vez también hizo uso de medios y materiales más comunes, como barro y madera en instalaciones y objetos.

La contraposición de materiales y medios crea una conexión entre lo viejo y lo nuevo, lo artificial y lo natural, lo tangible y lo virtual. En Gran telescopio milimétrico vemos el paso del tiempo en un ecosistema. La niebla, la nieve, la presión atmosférica, la luz, la humedad, y aún así al fondo, un satélite que permanece, y que es afectado al mismo tiempo.

“En el tiempo de la rosa no envejece el jardinero” está conformada por piezas de producción reciente y algunas hechas expresamente para la exposición. Estas representan de manera estética las medidas del tiempo. En la memoria del volcán nunca mueren las estrellas es un video inmersivo que se proyecta en la sala principal. Una grabación hecha en una cámara de 360 grados, cuando Chapela subió el volcán Iztaccíhuatl. Al mismo tiempo, se reproduce un audio del pulso cardiaco del artista. Lo curioso es que mientras la velocidad de los latidos aumenta, la velocidad del video disminuye, creando una medida del tiempo.

Otra pieza importante es Aquí, en el polo, no hay cómo saber la hora. Una instalación formada por una escultura hecha con semicírculos de madera sobre los que pasa la luz de varios focos. Imitando el paso de la luz solar por el planeta, la división del tiempo por los husos horarios y la creación del día y la noche. Aquí se cuestiona si en los polos el tiempo cambia, ya que la luz se mantiene estática.

Una pieza menos monumental es la instalación Constelaciones, formada por vasijas de barro apiladas en torres. Hace alusión a las constelaciones en el cielo, que han sido objeto de estudio y de asombro de civilizaciones a lo largo de la historia. Nos hace observar cómo las constelaciones cambian dependiendo del tiempo y el lugar en el que nos encontremos, haciendo del tiempo un elemento subjetivo, que nos cambia y cambia la cultura y el entorno físico que nos rodea.

“En el tiempo de la rosa no envejece el jardinero” es una reflexión sobre cómo el tiempo afecta todo. El cosmos, la naturaleza, la tecnología, la vida y a nosotros mismos. Por lo tanto, el tiempo nos une y nos conecta, aunque tenga efectos diferentes en todos. Emilio Chapela nos recuerda que somos uno con el medio.

“En el tiempo de la rosa no envejece el jardinero” de Emilio Chapela está abierta hasta el 14 de julio de 2019 en el Laboratorio de Arte Alameda.


  • TEXTO: Paulina Murguía

  • FOTOGRAFÍA: Paola Félix

Fecha de Publicación:
Viernes 24/05 2019