PLATICAMOS CON ANTONIO HERNÁNDEZ SOBRE SU PELÍCULA, QUE CUENTA LA FUNDACIÓN DE SAN MARQUITOS EN OAXACA.

Nos hicieron noche es uno de los documentales más atractivos y atmosféricos del cine mexicano reciente. La película de Antonio Hernández, que se estrenó en el festival Ambulante y llega a las salas el 7 de octubre; cuenta cómo se fundó San Marquitos, pueblo de la Costa Chica de Oaxaca. Y cómo nació a consecuencia del ciclón Dolores en 1974. El filme, también, explora la identidad afromexicana.

La película no es un reportaje, tampoco un estudio etnográfico o antropológico. Para nada. Sus imágenes visuales y sonoras —sí, el sonido es una imagen en el cine y, en ese sentido, el trabajo del sonidista Luis Ortega se destaca— crean ambientes que corresponden a una intención más narrativa que informativa. 

Nos hicieron noche (2021) inicia con un sueño que también es una visión: el agua envuelve la pantalla. Una pequeña embarcación se abre camino, ¿quién la navega? Pronto sabemos que es Adonis, un niño de 10 años, el que sueña. Ante la insistencia de meterse al mar, su abuela Romualda le advierte que hay que ser precavido al internarse en él. Cuando se desbordó el río Verde y arrasó Charco Redondo, que provocó la desaparecieron de casas y ganado, la comunidad tuvo que buscar nuevas tierras para establecerse. Caminaron durante días y con pocas pertenencias llegaron a San Marquitos.  

Me interesó cómo se reivindica un pueblo a partir de una catástrofe natural al adentrarse en espacios inhóspitos, la naturaleza sirve como refugio. El antropólogo Gonzalo Aguirre Beltrán explicó que las regiones de refugio son espacios a los que huyeron las poblaciones indígenas y en este caso las afrodescendientes. 

San Marquitos, que es algo así como un avatar o representación sobre el origen de los pueblos, no está situado en los mapas. “Era importante retratar el olvido a partir de la memoria —confiesa el director—. Era muy importante darle lugar al mensaje de doña Romualda, que es una especie de vocera cuyas actividades incluyen ser rezadora en velas o funerales; levantamientos de sombra en los que intervienen curanderos y pedidas de mano. A través de mitos y leyendas, es decir, de la tradición oral, ella afirma la identidad del pueblo”. 

En la película, doña Romualda y otros habitantes cuentan que San Marquitos no está reconocido como pueblo. Se cree que había un mapa del poblado, que luego desapareció, por eso dicen que les hicieron noche. A diferencia de El Azufre o Chacahua, otros puntos de la Costa Chica, San Marquitos no recibe apoyos del gobierno porque no tiene papeles.   

La vida cotidiana del pueblo aparece en la cinta, seguimos la decepción amorosa de Plácido, hijo de Romualda, y la rebeldía de Adonis. Hay más en Nos hicieron noche, así lo explica Antonio: “me gusta ver la película como un cuento en el que el misticismo del pueblo tiene un lugar principal. Los tonales, que son los nahuales en la identidad afromexicana, por ejemplo, forman parte de la narrativa, doña Romualda los define como seres que tienen dos vidas: aquí son personas y en el monte son animales. Quizá con pequeños pedacitos de realidad construimos una ficción; poniendo en escena pedacitos de ficción construimos la memoria del pueblo”.

Sin tener las posibilidades de un presupuesto de ficción, ¿cómo íbamos a llevar a la pantalla la historia y la atmósfera del pueblo? El realismo mágico nos sirvió para plantearnos cómo queríamos contarlo. El productor de la película Fernando Delgado sugirió el pensamiento de Alejo Carpentier y lo real maravilloso para captar la mística de las leyendas y los mitos de manera cinematográfica.

La dimensión mística de la que habla el director se puede ver a través de elementos simples pero potentes, por ejemplo el uso de máscaras, un baile con niños disfrazados, relatos al calor de una fogata sobre personas que en realidad eran tonales, los preparativos para la fiesta patronal del pueblo y la pedida del chole o guajolote para celebrar un matrimonio en la que dos señoras que representan a las familias del novio y la novia se enfrentan en un duelo de versos. 

Uno de los elementos más interesantes de Nos hicieron noche es la música, que está relacionada con la integración de la comunidad. Se escucha en la película una canción que compuso Romualda con su familia, una especie de corrido regional, que condensa el espíritu del filme, que es el de la creación de la identidad: Voy a cantar unos versos / a mi pueblito chiquito / un rinconcito costeño / que se llama San Marquitos / un rinconcito costeño / que se llama San Marquitos / Junio del 74 / año de tu fundación / de Charco Redondo partieron / por causa del gran ciclón.

***

Nos hicieron noche recibió la Beca Afro de Ambulante con la Fundación W.K. Kellogg, un esfuerzo de la organización para impulsar y fortalecer nuevas narrativas en torno a la población afromexicana del país. Se trata de una película con una propuesta sólida y sentida, ideal para pensar en los rasgos propios de una colectividad que la identifica frente a otras.


  • TEXTO: Carlos Rodríguez

  • FOTOS: Cortesía

Fecha de Publicación:
Jueves 6/10 2022