ABASOLO WHISKY CELEBRA LA FUSIÓN DEL ARTE Y EL MAÍZ EN ESTA COLABORACIÓN CON EL DISEÑADOR FERNANDO LAPOSSE

La fusión del diseño y el maíz, es la base donde reside esta colaboración tan especial entre Abasolo, el whisky de México y el diseñador Fernando Laposse, en la que se busca comunicar la riqueza cultural, social, gastronómica y artística de el maíz. Él se encarga de rescatar variedades nativas de maíz criollo, en especial el totomoxtle, transformándolo en una fuente de trabajo para una comunidad vulnerable debido a causas sociales y políticas, sin dejar de lado la tan inminente crisis climática. Tuvimos la oportunidad de platicar con Fernando Laposse acerca de su trabajo y procesos.

¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?

Sigo trabajando con maíz y fibras de agave, manejamos ambos materiales en el mismo pueblo y ambos proyectos se complementan entre sí; estamos plantando mucho agave para ayudar con la erosión que se tiene en el pueblo. Mis proyectos siempre buscan financiar estrategias ecológicas al hacer estas piezas de arte y el diseño, mucho de lo que hacemos es reinvertirlo en plantar más cosas para tener un efecto de mejoría en todas estas localidades en termino del daño ecológico que ha habido, cómo revertirlo y cómo regenerar el estilo original que se tenia hace dos décadas.

¿Cuál es la problemática que viste en el pueblo?

Yo trabajo en la sierra Mixteca, es un pueblo de agricultores y campesinos indígenas; siempre ha sido un pueblo pobre, pero era un pueblo que se podía alimentar. Vivió de la agricultura casi únicamente para consumo personal, hacían muchos trueques entre ellos y con otros pueblos.

Fue en los noventa cuando hubo un cambio de visión hacia la agricultura en México, a una visión mucho más americana. Con el afán de producir mucho más de lo que la tierra pudiera dar. En ese entonces y hasta la fecha, el gobierno de México ha tenido ambiciones de que el progreso de la agricultura sólo se podrá conseguir si se producen grandes cantidades. Sin embargo, el maíz no puede ser vendido a más de cierto precio; ya que al gobierno no le conviene que el precio de la tortilla sea inalcanzable para la clase media baja, siendo así un muy buen precio para los consumidores pero uno muy malo para los campesinos.

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El problema que hubo en Tlacahuixtla fueron los programas de “Procampo” y “Sembrando vidas”, que lo que hicieron fue dar químicos para incrementar la producción, siendo estrategias que no consideran las consecuencias negativas que esto pueda tener al medio ambiente. Todos estos químicos empezaron a crear monocultivos, acabando con el sistema indígena milenario con el que se trabajaba en la milpa; el cual asegura riqueza y fertilidad del suelo. Todo esto hizo que por 15 años se generara una erosión total de la tierra, lo que significó perdida de sus variedades locales y en consecuencia, provocó una migración masiva.

¿Cuál ha sido la solución para ustedes y cómo lo han trabajado?

Lo que hemos hecho es una alianza con el banco de semillas más grande del mundo, quienes nos hicieron una serie de estudios y una curaduría de semillas que se pudieran adaptar a la zona; con eso empezamos a plantar ya hace 6 años, y actualmente tenemos 8 variedades de semillas endémicas que se re introdujeron; y a su vez, hemos descubierto nuevas variedades locales que se habían perdido.

Desde hace 6 años, hemos plantado aproximadamente 50,000 agaves usando un sistema de fosas para retener el agua; y así se puedan crear espacios para que las plantas locales puedan volver a surgir y también esa agua sirva para filtrar los pozos que se usan para regar el maíz. De esa manera estos dos proyectos están conectados; la idea es potencializar el valor de sus cultivos con economías completamente nuevas.

¿Cómo es el proceso con las personas que trabajas?

Hay piezas que ellos realizan completamente, tenemos un taller comunitario que empezamos en lo que era la oficina ejidal la cual estaba completamente abandonada; la restauramos y ahí se hizo nuestro banco de semillas local, nuestro taller, y nuestro centro de conferencias donde podemos hablar de lo que estamos haciendo con la comunidad, dar cursos, entre otras cosas. La idea es que no se vuelva un modelo de extracción, dónde yo sólo voy y me llevo los materiales a otro lado; no. El chiste es que casi en su totalidad todo se haga ahí y poder juntar la mayor cantidad de dinero para la misma comunidad.

Necesitamos más creatividad en el campo, creo que hay un sin fin de oportunidades, y creo que esto es algo que nosotros como diseñadores tenemos la capacidad de intervenir y mejorar.

¿Cómo fue su experiencia laboral durante la pandemía?

La pandemia fue excelente para nosotros, yo normalmente vivo en Londres y siempre que iba a trabajar con ellos era en periodos de 2-3 semanas máximo y tal vez dos o tres veces al año; lo organizábamos muy bien a distancia y funcionaba; pero cuando empezó la pandemia me mudé unos meses a Tonahuixtla y fue increíble. Fue un momento donde le dimos muchísimo vuelo a todas estas estrategias agriculturales, que necesitábamos potencializar de manera más seria. La pandemia me enseñó que es tan importante el trabajo del campo cómo el trabajo de diseño.

Platícanos acerca de la colaboración con ABASOLO

Ellos me contactaron para ver si podíamos colaborar con algo, y la filosofía de Abasolo me convenció; tienen el propósito claro de solo usar maíz criollo que no es transgénico ni híbrido, crecido bajo estándares correctos. La idea era tratar de evitar el lenguaje visual de las marcas de whisky que siempre tratan de representar el sabor amaderado; y en cambio, este whisky no es ahumado, ni es escocés. Ellos lo que hicieron fue mantener un sabor muy limpio y puro para que salgan las notas del maíz y no esconderlas innecesariamente con otras notas amaderadas o quemadas.

Laposse es un artista que al igual que Abasolo, encontró en el maíz una herramienta con el potencial para convertirse en pieza clave para su trabajo. Tanto Abasolo como el diseñador mexicano lo usan en sus procesos de creación día con día, siendo así el aliado ideal para colaborar con el whisky de México.

En esta colección se fusionan el arte y el maíz, para lograr elementos creados con un cuidado artesanal, por fuera, pero más importante aún, lograr integrar detalles intangibles, como lo es el origen y las raíces que nos unen, como la parte más fundamental para una alianza exitosa.

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El mundo de los destilados y el mundo del diseño industrial se complementan en esta colaboración; ambos han trabajado para crear una edición con elementos únicos, celebrando la diversidad del maíz y sobretodo, todo aquello que México tiene que ofrecer.


  • Entrevista: Rodrigo De N. Colmenero

  • TEXTO: Frida Ramírez

  • FOTOS: Cortesía

Fecha de Publicación:
Viernes 29/10 2021