LA BARRA VIBRA CON EL DESFILE DE NIGIRIS: TOTOABA, KAMPACHI, HAMACHI, MACARELA

El primer gesto es una sonrisa del chef. Luego, el sonido del cuchillo contra la tabla rompe el silencio, marcando el inicio de algo que no se parece a una comida, sino a un pequeño viaje. En OMA, la barra se convierte en escenario y los ingredientes en lenguaje. Aquí no hay prisa, ni cartas extensas: solo la promesa de confiar.

OMA, ubicado dentro del Four Seasons en Ciudad de México, tiene una propuesta del chef Abraham López, quien guía lo que entendemos por omakase, esta palabra japonesa que significa “ponerse en las manos del chef”. Es así que solo diez comensales pueden vivir esta experiencia por turno.

De la sutileza a la intensidad

El recorrido inicia con una Togarashi Margarita —tequila, cordial de pepino y un toque de wasabi—. Un trago que despierta los sentidos. Luego llegan los primeros tiempos: una sopa suave y un sunomono de pepino japonés con almeja chocolata. Le sigue un ohitashi de hongos japoneses, espárragos y jitomate cherry.

Todo se mueve con calma. No hay platos que interrumpan, sino momentos que se entrelazan. La barra vibra con el desfile de nigiris: totoaba, kampachi, hamachi, macarela (que por cierto es el pescado favorito del chef). López, con 17 años de experiencia trabajando con pescados, explica que cada uno tiene su carácter; los pescados azules, por ejemplo, contienen más aceites y sabores más profundos, ideales para cerrar el viaje.

Comer aquí también tiene su técnica: el arroz hacia el paladar, el pescado en la lengua, una sola mordida, sin cubiertos. Es una forma de aprovechar la pieza del pescado al máximo, desde su preparación, hasta la forma en que se degusta.

Una sinfonía de texturas y silencios

Cada platillo parece surgir de una conversación invisible entre el chef y los ingredientes. La vajilla artesanal japonesa, con sus imperfecciones y brillos, refuerza esa sensación de estar dentro de un ritual. La música, tenue y precisa, acompaña sin imponerse.

El cierre llega con una sopa miso que limpia el paladar y una sorpresa dulce: un volcán de chocolate con hongos japoneses. La mezcla parece improbable, pero funciona como un eco final de todo lo vivido: lo dulce, lo salado, lo terroso, lo umami.

La metamorfosis de la noche

A las 23:00 horas, el espacio cambia de piel. La barra se convierte en speakeasy, y el ritual se vuelve conversación. Los tragos toman protagonismo. Lo que antes era un acto contemplativo se transforma en un diálogo relajado, donde cada quien sigue digiriendo lo vivido, entre risas y sorbos.

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El encanto de OMA radica en lo invisible: en esa sensación de estar en manos de alguien que conoce el tiempo, la calma y la escucha.

Reserva tu experiencia y déjate guiar por los sentidos.

Almuerzo: 13:30 a 17:30 hrs.

Cena: 19:00 y 21:15 hrs.

Speakeasy: 23:00 a 01:00 hrs.


  • Texto: Redacción Coolhuntermx

  • Fotos: Cortesía

Fecha de Publicación:
Miércoles 29/10 2025