DISCRETA RESPIRA ESTA COLONIA ENTRE LAS AVENIDAS MÁS DESTACADAS DE LA CIUDAD DE MÉXICO MÁS CÉNTRICA: INSURGENTES, PUENTE DE ALVARADO Y REFORMA, NADA MENOS.

Discreta, y sorprendida también de que aún nadie haya pensado en aburguesarla (horrible palabra, aunque no tanto como gentrificar). Discreta, y súper orgullosa de su carisma literario bien a la vista: La región más transparente (1958) y Los detectives salvajes (1998), por citar dos casos obvios. Y mejor no hablar de otra obviedad: la Revolución Cubana. O sí: en la calle de Emparán, en el departamento de María Antonia González, se asegura que se conocieron Fidel y el Che en 1955.

Pero no estamos aquí para examinar episodios históricos, sino recomendar algunos planes en el rumbo (barrio, dirían los aburguesadores), aprovechando que ya se viene la quinta edición de la Material Art Fair, del 8 al 11 de febrero en el renovado Frontón México. No vamos a proponer una visita al Monumento a la Revolución, esa se da por descontado, pero sí siete sugerencias arbitrarias, personales, probadas en esta lindísima colonia de bolsillo.

Comer en La Flor Asturiana

Puente de Alvarado 68

Unos amigos tenemos un grupo de WhatsApp que se llama como esta cantina. Lo debemos a un sábado que pasamos aquí comiendo a a gusto, brindando, hablando de historia y chismes varios, todos relacionados con la ciudad, no con personas, no vaya a creerse (para ese tipo de habladurías, y además de altos vuelos, mejor darse una vuelta por el Cuchilleros, en el 21 de Madrid, adonde cenan senadores y gente por el estilo, muchas veces sin estilo). ¡Excelentes recuerdos! Pero también funciona para ir a solas, nos consta, a leer el periódico, por ejemplo. No es caro, y los taquitos están ricos, lo mismo la paella. (La comida se incluye con los tragos.) Bravo por este quieto espacio nada lejos de donde el adelantado Pedro de Alvarado dio su famoso salto durante la Noche Triste; de chismes así nos gusta conversar en La Flor Asturiana. Hacen falta más bebederos como este, de veras, sin pretensiones ni escándalo.

Tocar el timbre en la Casa de los Amigos

Ignacio Mariscal 132

Qué escasamente conocida resulta esta antigua vivienda del muralista José Clemente Orozco, diseñada por Barragán. Y esto no es todo: aquí tienen su sede los cuáqueros, quienes realizan una ceremonia de adoración silenciosa todos los domingos a las 11:00: vale mucho la pena porque, aparte, esta se lleva a cabo en la biblioteca. Cualquiera puede presentarse. No se asusten los escépticos, sin embargo en la Casa de los Amigos también llevan a cabo prácticas de justicia económica y social, y reciben a refugiados y migrantes de varios países. En su página aclaran que no son un hotel ni un hostal, sino una casa de huéspedes orientada a la amistad internacional. La palabra clave aquí es tolerancia. Muy recomendable acercarse, preguntar más.

Cortarse el pelo con el Rafles

Ignacio Mariscal 17

Este pelólogo, como él mismo se define, está lleno de historias. Avaladas por casi cincuenta años de cortarle el pelo y arreglarle la barba a un montón de clientes habituales. Este año subieron diez pesos los precios de los servicios, entre los cuales se encuentra un masaje, pero esto no es impedimento para que todos sigamos yendo con el Rafles a platicar, aprender, o solamente ver pasar la vida del rumbo en silencio, sin prisas, por los ventanales de la peluquería: una vida de prostitución o trata de personas o esclavitud, de señores y señoras que se encuentran y se dan los buenos días o tardes, de árboles y hotelitos déco. Ojo: nada más atienden a caballeros (en el sentido amplio del término).

Bailar en el Candela

Puente de Alvarado 10

El salón de baile más celebrado de la colonia, o deberíamos decir en la colonia, es ideal para un sábado a partir de las cuatro. De la tarde, se entiende. La gente bien arreglada, las bebidas económicas. No hay mucho más que decir. Sencillamente apersonarse, bailar. Olvidarse.

Entrar al Moro

Paseo de la Reforma 1

¡Qué buena dirección –y sobrenombre– la de este edificio del arquitecto Manuel Ortiz Monasterio al que todo el mundo puede entrar para asistir a un sorteo de la Lotería Nacional en el auditorio o admirar el art déco de los años treinta y cuarenta, el mural de este siglo, y hablar, si se tiene suerte, con los niños gritones! Subir a las oficinas: esa es otra historia, y no parece tan fácil, a menos que se pida algún permiso especial. Una vez arriba veríamos el trazado casi reticular de la Tabacalera, con sus calles arboladas cuya nomenclatura honra mayormente a políticos liberales y federalistas de los que ya casi nadie se acuerda. ¡La suerte!

Celebrar en el Mesón Puerto Chico

José María Iglesias 55

El restaurante elegante de la Tabacalera, como para ir con los papás, los abuelos, los amigos más cercanos. ¿Qué tal comer aquí después de pasar al Frontón? Sirven sopa de ajo, espárragos, lechón, morcilla de Burgos y otras delicias de la gastronomía castellana, sin faltar los pescados y mariscos. Mantel blanco, sobremesa deliciosa. Para bajar la comida se recomienda una visita a Gold Dreams, la primera sex shop de la ciudad, en Ezequiel Montes 78. ¿Por? Nomás porque sí.

Volver a recorrer el Museo Nacional de San Carlos

Puente de Alvarado 50

Hemos ido mil veces, pero hace cuánto. El esmero con el que trabajan aquí se nota hasta en los baños. Todo muy cuidado, y no es para menos: nos hallamos en un palacio edificado por Manuel Tolsá, ordenado por la marquesa de Selva Nevada. A finales del XIX se convierte en fábrica de tabacos (de ahí el nombre de la colonia) y en 1968 en ambicioso museo de arte europeo. Sobresalen las pinturas catalanas de la Baja Edad Media, la reproducción de La familia de Carlos IV de Goya y, claro que sí, los deliciosos retratos de Pelegrín Clavé. Hay que prestarle atención asimismo a su programación mensual, que no falla.



  • FOTOS: Coolhuntermx / Cortesía

  • TEXTO: Jorge Pedro Uribe

Fecha de Publicación:
Miércoles 07/02 2018