(Left Center-Right Center) ANTHONY RAMOS as Usnavi and MELISSA BARRERA as Vanessa in Warner Bros. Pictures’ “IN THE HEIGHTS,” a Warner Bros. Pictures release. Photo Credit: Macall Polay


LO LATINO SE PRESENTA COMO UN CONCEPTO HOMOGÉNEO EN LOS MEDIOS ESTADOUNIDENSES, UNA VIVENCIA ÚNICA COMPARTIDA

In The Heights, es un musical de Broadway desarrollado por Lin-Manuel Miranda y Quiara Alegría Hudes, dirigido en su versión cinematográfica por Jon M. Chu, reconocido por su dirección de Crazy Rich Asians. La película sigue la historia de Usnavi, un joven dominicano-estadounidense que es dueño de una tienda de abarrotes en el barrio Washington Heights en la ciudad de Nueva York, donde tenemos la oportunidad de escuchar su sueño y los de su comunidad que están en la búsqueda de su propia versión del sueño americano.

Miranda presenta a la obra como un testimonio sobre cómo son las vidas de las personas que tuvieron que partir de la isla (él se refiere particularmente a Puerto Rico); cómo viven, cómo se honra el lugar de origen y qué le enseñan a sus hijos. Al mismo tiempo, la campaña de marketing de la película reitera su importancia por favorecer a “voces latinas”. En otras palabras, que es importante porque a diferencia de la mayor parte de la industria cinematográfica en los Estados Unidos, este producto cultural viene de y es para las comunidades latinx estadounidenses. Pero ¿qué exactamente es la latinidad y qué significa en estos contextos?

West Side Story', la cumbre del musical
West Side Story, 1961.
La etiqueta latina

Esta etiqueta se ha convertido en una nueva categoría de racialización en los Estados Unidos desde finales del siglo XIX, logrando cimentarse en el siglo posterior. A lo largo del año pasado fueron publicadas una variedad de artículos analizando el comportamiento de los electores “latinos”; tratando de explicar su comportamiento de apoyo o repudio a Trump, por ejemplo. Asimismo, ya se trata del grupo minoritario estadounidense más grande, registrándose 32 millones de personas en esta categoría. Y cómo no, si se trata de un grupo construido de forma tan arbitraria.

No hay una sola característica en común que tengan las personas “latinas”; dentro de esta región existe una diversidad enorme de etnias, lenguas, culturas, tradiciones, músicas, danzas, etc. Lo “latino” es, si acaso, un marcador geográfico general que indica que la persona tiene una relación con alguno de los países de América continental o insular (aunque esto también podría cuestionarse, ¿qué pasa con Filipinas que fue parte de la Nueva España? Pero bueno, esa es una discusión para otro día). Asimismo, tanto la colonización como los posteriores proyectos de nación en la región crearon y solidificaron categorías raciales que posicionaron a las personas blancas en la cúspide del poder.

Surgieron narrativas asimilacionistas de mestizaje que despojaron y buscaron eliminar a las comunidades indígenas, negras y asiáticas a como diera lugar, fomentando la migración proveniente de países europeos para blanquear de forma progresiva a la población. Asimismo, el intervencionismo estadounidense en la región a lo largo del siglo XX instauró una serie de ocupaciones y regímenes dictatoriales que reprimieron a la población en resistencia. En este contexto migraron millones de personas de los países latinoamericanos a Estados Unidos, aunque claro, no en términos de igualdad.

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Mientras a las élites blancas se les abrieron las puertas de par en par, para otrxs significó cruzar la frontera de forma clandestina, por los medios posibles en busca de una calidad de vida mejor. De todas las personas que migraron, ¿qué se llevaron consigo? ¿Qué narrativas pasan sin cuestionamiento de generación en generación?

In The Heights fue escrita por dos personas blancas, si bien son “latinos”, que evidentemente no han cuestionado las narrativas hegemónicas sobre América Latina. La pareja protagonista es blanca, y la mayoría de los personajes principales son de piel clara. Una de las canciones afirma que “somos los que sobrevivimos al genocidio taíno, a la esclavitud trasatlántica y las dictaduras”. ¿Quién es este nosotros? Más adelante, otra actriz exclama una lista de nacionalidades de las que desciende pero finaliza con “aunque soy chile-dominica-rican digo que soy de Queens”, sobresaltando la “mezcla” que tienen los latinos. Más que una apreciación genuina a la diversidad dentro de la comunidad, la narrativa y la selección de actores para el elenco parece más bien una continuación de la unidad latinoamericana propuesta por personas blancas desde hace doscientos años.

Sucedió en Manhattan (2002) - Filmaffinity
Maid in Manhattan, 2001.

Discursos que resultan románticos a primera vista que hablan de una solidaridad latinoamericana pero que, al analizarse de cerca resultan provenir de personas blancas que no han cuestionado, por ejemplo, la violencia estructural que ejercen en contra de sus compatriotas tanto dentro de su país de origen como fuera de él. En este sentido, si bien los personajes denuncian la violencia que viven por parte de quienes no son “latinos”, ignoran por completo las dinámicas de poder o violencias que ocurren dentro de la comunidad. Allá afuera es donde está el temor y la amenaza, dentro del barrio siempre hay solidaridad, apoyo y un sentido de ayuda mutua. 

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Este no es un reclamo por el hecho que un musical no proponga un análisis o crítica social profunda, sino un llamado a les espectadores a ver más allá de la fachada edulcorada en esta versión de latinidad. Lo que sí me parece importante señalar es la necesidad de que hayan más escritores y productores “latinos” que no sean personas blancas, pues de lo contrario se seguirán privilegiando narrativas cuyos protagonistas sean a su vez personas blancas o de piel clara. Es más, ¿por qué no dejar la búsqueda de historias latinas por completo?. Existe una diversidad inmensa de historias por contar de personas con alguna relación a la región, pero enmarcarlas en la latinidad las convierte en homogéneas, las pone en una categoría arbitraria que no alude a ninguna especificidad. 

Considerando que esta película fue co-creada por una persona que creyó buena idea imaginar a esclavizadores y supremacistas blancos representadas por personas negras cantando rap (Hamilton) tampoco resulta inesperada una narrativa de esta naturaleza. Sin embargo, la película resulta útil para entender la evolución de los mitos del mestizaje de América Latina y la forma en la que evolucionan los discursos ideales a su alrededor. Desde Rubén Blades cantando por una América Latina unida, hasta Calle 13 contando sobre “el pueblo sin piernas pero que camina”, In The Heights es tan sólo la versión más reciente de la comunidad latina imaginaria que las mismas personas blancas latinoamericanas han pretendido representar.

Tan cursi como el español forzado que refiere a “el sueñito o little dream” de Usnavy, ya es hora de jubilar  las mismas historias de racismo asimilacionista disfrazadas de unidad latinoamericana que son una realidad para un sector muy limitado de “latinos”. 


  • TEXTO: Jumko Ogata

Fecha de Publicación:
Jueves 27/05 2021