

LA NOMINACIÓN DE JOY HUERTA INVITA A CUESTIONARNOS COMO PAÍS: ¿CUÁNTO HEMOS VALORADO A NUESTRAS COMPOSITORAS? ¿CUÁNTAS VOCES SE HAN QUEDADO SIN MICRÓFONO POR FALTA DE APOYO, POR PREJUICIOS, POR MACHISMO ESTRUCTURAL? ¿QUÉ TANTO SE CELEBRA EN MÉXICO EL TALENTO QUE CRUZA FRONTERAS SIN RENUNCIAR A SU RAÍZ?
Joy Huerta, reconocida por su carrera con Jesse & Joy, ha hecho historia como la primera compositora mexicana nominada a los Premios Tony, gracias a su trabajo musical en la obra de Broadway Real Women Have Curves. Esta noticia ha sacudido tanto a la industria del teatro musical como al corazón de quienes anhelan ver más representación latina —y especialmente mexicana— en escenarios internacionales. Pero, más allá del orgullo inmediato, surge una pregunta inevitable: ¿qué significa realmente este logro para México?
Un nuevo capítulo para las mujeres mexicanas en la composición
En un país donde la música ha sido históricamente dominada por figuras masculinas, la nominación de Joy Huerta a un Tony en la categoría de Mejor Música Original representa mucho más que una celebración individual: es una ruptura. Una grieta luminosa en el muro que por décadas ha relegado a las compositoras mexicanas al margen.
Joy no solo rompe ese muro, lo convierte en un escenario. Su voz, queer, femenina, mexicana y poderosa, ha traspasado fronteras y ha sido reconocida por una de las instituciones más prestigiosas del teatro mundial. Este reconocimiento valida décadas de talento que, desde lo íntimo y lo local, ha buscado resonar en lo universal.
Real Women Have Curves: una historia latina con música mexicana
La obra Real Women Have Curves, basada en la película homónima y en la historia de Ana, una joven mexicoamericana que lucha entre sueños, cuerpo, familia y autoaceptación, encontró en Joy la voz perfecta para musicalizar esa búsqueda de identidad. La sensibilidad de Joy Huerta logra abrazar lo contradictorio: la nostalgia del origen y la promesa del futuro. Su música no solo acompaña la narrativa, sino que la eleva a una experiencia emocional profunda.
¿Estamos listos en México para reconocer este tipo de logros?
La nominación de Joy Huerta invita a cuestionarnos como país: ¿Cuánto hemos valorado a nuestras compositoras? ¿Cuántas voces se han quedado sin micrófono por falta de apoyo, por prejuicios, por machismo estructural? ¿Qué tanto se celebra en México el talento que cruza fronteras sin renunciar a su raíz?
Joy nos recuerda que el talento mexicano no necesita disfrazarse para triunfar en otros países. Al contrario, es justamente en su identidad —rica, contradictoria, emocional y viva— donde encuentra su fuerza.
Una victoria para la diversidad en todos sus sentidos
En tiempos donde la representación importa más que nunca, una mujer lesbiana, mexicana, madre, artista y activista se posiciona en el radar del teatro más importante del mundo. Su nominación no es solo un aplauso, es un grito de posibilidad.
Joy Huerta no está sola: representa a miles de mujeres creadoras, compositoras, escritoras, diseñadoras, productoras, que todos los días luchan por ser escuchadas. Su éxito abre puertas, pero también exige que esas puertas no se cierren después del premio.
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La nominación de Joy Huerta al Premio Tony es un antes y un después para la música mexicana contemporánea. Pero más allá de los titulares, es un momento que merece reflexión. Nos invita a replantear cómo entendemos el éxito, el arte y la identidad. Nos obliga a mirar hacia adentro y preguntarnos: ¿a quiénes estamos escuchando? ¿A quiénes seguimos silenciando?
Hoy el mundo aplaude a Joy. Ojalá México también lo haga —y no solo hoy, a una sola mujer.
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Texto: María Fernanda Carmona
Fotos: Cortesía
Fecha de Publicación:
Viernes 09/05 2025
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