Campo de juego de Broadway, 1910. Imagen © Dominio público, Biblioteca del Congreso, vía Rare Historical Photos.


CONQUISTANDO EL ESPACIO PÚBLICO

Los parques infantiles son espacios con equipamientos dedicados al ocio de los niños, donde pueden desarrollar distintas habilidades motrices y sociales. Estos espacios, sin embargo, son nuevos en nuestras culturas y ciudades y surgen del reconocimiento de la infancia como etapa fundamental del desarrollo humano.

Dominio público, Biblioteca del Congreso, vía Rare Historical Photos.

Hasta mediados del siglo XIX, la infancia no era un periodo reconocido por la sociedad, hasta el punto de que los niños representaban un gran quórum de trabajadores durante la revolución industrial. Fue a partir de las ideas revolucionarias de izquierdas, que guiaron los movimientos obreros de principios de siglo y lucharon por mejores condiciones de vida y de trabajo, cuando se comprendió la importancia de la infancia y la protección de los niños hasta que alcanzaran cierta madurez. 

Entre los muchos avances en ciencias humanas que se produjeron en este periodo, destaca la comprensión de la pedagogía como ciencia, estrechamente relacionada con la psicología, y también el retorno de la educación física como contenido de interés social, que se había abandonado al final del Imperio Romano. Al mismo tiempo, este periodo está marcado por intensas transformaciones urbanas derivadas del crecimiento demográfico, que se tradujo en chabolismo y periferización, lo que trajo consigo nuevas exigencias para el entorno construido. En este contexto, que unía ideales emancipadores, pedagogía y exigencias urbanas; aparecen y se desarrollan los parques infantiles. 

El jardín de infancia surgió a partir de las ideas de Friedrich Fröbel, educador alemán que trabajó hasta mediados de la década de 1850. En su teoría, Fröbel valoraba el desarrollo libre y espontáneo a través de juegos, juguetes y sobre todo un entorno donde los niños pudieran tener contacto con la naturaleza y la tierra, reconociendo que los humanos somos seres creativos. Su teoría defendía el aprendizaje mixto entre géneros, desafiando a las iglesias de la época y también los conflictos de clase. Aunque Fröebel creó una línea de juguetes educativos que más tarde influiría en arquitectos modernos como Frank Lloyd Wright y la Bauhaus, su prototipo de jardín de infancia se considera el precursor de los parques infantiles actuales.

Jardín de infancia en Weimar, 1877 de Otto Piltz. Imagen de dominio público, vía Wikimedia Commons.

Fue a finales del siglo XIX cuando la idea del jardín de infancia se extendió por toda Europa e incluso llegó a Estados Unidos, representando otra variable en cuestiones urbanas. Un movimiento progresista de educadores, psicólogos infantiles y trabajadores sociales, comenzó a defender ante los gobiernos locales la existencia de un espacio en la ciudad donde los niños y jóvenes pudieran tener su tiempo de ocio de forma supervisada y controlada. El primer patio de recreo del que se tiene constancia apareció en 1892 en Hull House, un refugio del Settlement House Movement de Chicago, un movimiento social reformista que luchaba por remediar la desigualdad social causada por la inmigración y el proceso de industrialización. 

Parque infantil de Hiawatha, 1912. Imagen © Dominio público, Biblioteca del Congreso, vía Rare Historical Photos.

Al mismo tiempo que Hull House era pionera en crear un parque infantil y abrirlo al público, grupos progresistas de todo el país abogaban por una reforma social derivada de las instalaciones de ocio y la asistencia a las capas necesitadas de la población, presionando a los gobiernos locales para que entendieran las necesidades recreativas como una demanda cotidiana y local, no ocasional y lejana.

Así, en las primeras décadas del siglo XX se crearon los “Parques de la Reforma”, parques públicos que pretendían integrar a las clases populares y a los inmigrantes en un espacio de encuentro y sociabilidad. Contenían pistas deportivas y parques infantiles con configuraciones similares a las que conocemos hoy, con toboganes, columpios, balancines y areneros. 

Anillos y postes, Bronx Park, Nueva York. 1911. Imagen © Dominio público, Biblioteca del Congreso, vía Rare Historical Photos.

Con el paso del tiempo, la idea del espacio público como herramienta de reforma social se fue diluyendo, sin embargo, se consolidó la importancia de estos espacios como lugares sociales y de esparcimiento como responsabilidad institucional del gobierno. Los parques infantiles empezaron a integrarse en el diseño de los barrios de los centros urbanos de distintas partes del mundo, empezando por Europa y Estados Unidos. A medida que avanzaban los debates sobre la infancia y la seguridad de los niños, empezaron a estudiarse distintas configuraciones de los parques infantiles y a problematizarse sus riesgos. 

En 1947, Aldo Van Eyck construyó su primer parque infantil en un solar abandonado de Ámsterdam, ciudad parcialmente destruida en la Segunda Guerra Mundial. Van Eyck propuso una arquitectura que pudiera fomentar la interacción social y adaptarse a la actividad humana, a la creatividad de los niños, rescatando uno de los principios más revolucionarios de este espacio que se había perdido dentro de su funcionalidad. Con elementos genéricos y una intervención mínima en el espacio, el objetivo del parque infantil de Van Eyck era estimular la creatividad y permitir a los niños apropiarse del espacio construido, en una relación constante con el entorno urbano. 

Krugerplein, con juegos infantiles diseñados por Aldo Van Eyck. Imagen de dominio público, vía Wikimedia Commons.

A partir de la segunda mitad del siglo XX han surgido numerosas propuestas de parques infantiles, relacionadas con otras muchas pedagogías contemporáneas que han ido surgiendo. Los parques infantiles contemporáneos son diversos, buscan ser inclusivos, con espacios multifuncionales y multisensoriales, utilizan elementos naturales como el agua y la vegetación, y materiales variados que contrastan y estimulan a los niños.

A medida que ha ido creciendo el debate sobre cómo integrar a los niños en el entorno urbano, los parques infantiles han ganado protagonismo en el diseño de la ciudad, creando nuevos vínculos, como, por ejemplo, las artes visuales y sus intervenciones urbanas que proponen dialogar con los niños.

Parque infantil AirBubble / ecoLogicStudio. Imagen © Maja Wirkus.

A lo largo de su trayectoria, los parques infantiles han conquistado su lugar como parte del tejido urbano, reconocidos como equipamientos de ocio y cultura tanto para los niños como para las comunidades circundantes.

Su funcionalidad transita según el lugar y puede estar vinculada a otros elementos recreativos y culturales, mientras que su forma también presenta una gran diversidad. Por encima de sus aspectos físicos, los parques infantiles son reconocidos como lugares importantes para la socialización en los barrios y marcan la importancia de los niños como seres vivos activos en las ciudades. 

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Este artículo forma parte de una colaboración con Archdaily México y fue originalmente publicado bajo el nombre “Conquistando el espacio público: la historia de los parques infantiles el 10/12/22.


Fecha de Publicación:
Jueves 20/04 2023