MARAVILLA: EXPLORANDO LA CULTURA PLÁSTICA DE LOS 90. UNA REIVINDICACIÓN POÉTICA DE LA REBABA, LA CUAL EXCEDE EL FIJADO POR LOS ORÍGENES Y ASPIRACIONES NEOLIBERALES DE SUS REFERENCIAS
I. Los Cuartos de Maravillas: Antecesores de los Museos Modernos
Antes de los museos, sus monumentales arquitecturas vidriadas y sus tecnologías de visión y clasificación, existieron los cuartos de maravillas. De dimensiones más reducidas, un orden en construcción y coordenadas fijas o itinerantes, estos espacios resguardaban las incógnitas del mundo.
Cada objeto era clave para desentrañar los misterios de la vida, comprender la historia, ensayar la ciencia y sacudir la imaginación. Detrás de cada hallazgo, ídolo o espécimen, una aventura se hacía eco en forma de relato. La historia que podía narrarse contribuía a incrementar su valor. Un valor fruto de las incursiones de las potencias colonizadoras. Las cuales se sostenían en el despojo y la violencia, los impulsos exotizantes y una curiosidad voraz.
II. El Plástico: La Nueva Maravilla del Siglo XX
En menos de 100 años, la producción industrial del plástico se masificó al grado tal de hacerse presente en todo el planeta. Antes de las señales explícitas del colapso ambiental, la segunda mitad del siglo XX acompañó con asombro y optimismo su emergencia y desarrollo. Las nuevas maravillas sintetizadas por petroquímicos, de fabricación sencilla, rápida, barata y en serie, trajeron consigo nuevas taxonomías: polietileno, polipropileno, poliestireno, policloruro de vinilo, poliuretano… polifonías de materia vibrante, estridentes y fascinantes. Tecnologías que se enunciaban como la promesa de un futuro omnipotente.
III. Neoliberalismo y Cultura Popular
La firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y su entrada en vigor en 1994 oficializó la llegada del neoliberalismo a México. Un proceso que había comenzado a perfilarse en las décadas previas. Al aluvión de productos, bienes y mercancías lo acompañó una copiosa avalancha de imágenes. Cuyas apariciones permearon la cultura popular y forjaron la educación sentimental de la generación de los 90. En este escenario, el plástico se posicionó como uno de los soportes y protagonistas del proceso.
IV. Piratería y Plasticidad: Creatividad y Subjetividades en los 90
La piratería es una práctica emparentada con la definición de plasticidad: la capacidad de deformarse sin llegar a romperse. Aquellas imágenes que emergieron del caldo de la globalización encarnaron la plasticidad desde un amplio espectro: su materialidad, circulación y usos trastocaron lo que se esperaba de ellas para convertirse en vehículos de subjetividades indóciles. La inventiva local y las economías informales y paralelas se las apropiaron y avivaron un imaginario híbrido con un irresistible olor a vinilo.
Entre calcomanías de personajes nunca antes vistos, muñecos plásticos de una sola pieza, artículos de papelería como gomas que no borraban, pero que olían a fresa y brillaban con diamantina, y otros objetos con frases apasionadas y agramaticales (sobre todo en inglés, pero también en otros idiomas), quienes crecimos en los 90 ensamblamos nuestra escala de valor a partir de la novedad, el consumo y algunas formas peculiares del coleccionismo.
V. Afectos y Esculturas de Una Nostalgia Transformada
Como si de una disección generacional —y, a la vez, sumamente personal— se tratara, Inari despliega sus afectos, obsesiones y recuerdos sobre la cultura material de finales del siglo XX. Sin caer en la nostalgia, se acerca al imaginario popular que circuló en los objetos de uso cotidiano para transmutarlo desde la ternura y el humor. Así, amalgama referencias del pasado y lógicas de nuestro presente digital en esculturas posartesanales, que toman distancia de la velocidad y producción en serie de la industria plástica.
Maravilla reivindica una poética de la rebaba y le da un nuevo valor. La cual excede el fijado por los orígenes y aspiraciones neoliberales de sus referencias. Las obras se proponen como talismanes y portales a otros tiempos, y evocan tanto los lazos familiares y amistosos, como las tramas sensibles que nos permitieron, de niñxs, sellar pactos con sus formas y universos, en complicidad con el lápiz y la goma, aunque esta nos manchara la hoja.
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Recuerda que puedes visitar Maravilla, parte del tercer año de La Chispita, del 9 al 30 de noviembre en Quetzalcoatl, Tlaxpana, Miguel Hidalgo, CDMX, los sábados de 1:00 a 7:00 p.m.
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Texto: Tania Puente
Fotos: Cortesía
Fecha de Publicación:
Jueves 14/11 2024
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