LAS PROPUESTAS SUBRAYAN QUE MÉXICO Y AMÉRICA LATINA NO SOLO ENFRENTAN EL CAMBIO CLIMÁTICO, SINO QUE HAN DESARROLLADO RESPUESTAS RESILIENTES QUE PUEDEN INSPIRAR EL MUNDO

En un presente marcado por crisis superpuestas —climática, ecológica, energética y social—, la arquitectura, ahora más que nunca, debe asumir con determinación su responsabilidad como herramienta de transformación. Este 2025, dos de los eventos más influyentes del mundo —la Bienal de Arquitectura de Venecia y la Bienal de Arquitectura y Paisaje de Versalles— convergen no solo en el calendario, sino en una postura compartida: la urgencia de imaginar otras formas de habitar desde lo sensible, lo colectivo y lo situado. En ambas bienales de Venecia y Versalles, México emerge no como escenario de diagnóstico, sino como territorio lleno de propuestas.

Propuestas provocativas y que invitan a la reflexión en las bienales de Venecia y Versalles

En Venecia, el pabellón de México retoma uno de los sistemas agrícolas más antiguos de Mesoamérica para plantear una reflexión profunda sobre el cuidado de la tierra, el agua y las comunidades. Diseñado por el colectivo «Chinampa Veneta», la instalación consiste en una chinampa flotante habitada que dialoga con el ecosistema de la laguna veneciana. No se trata de una escenografía o una maqueta ilustrativa: es un sistema vivo en constante transformación.

La elección de la chinampa no es casual. Esta técnica —que combina agricultura, ecología y arquitectura— habla de una inteligencia territorial que ha sido invisibilizada por siglos de modernidad extractiva. Frente a eso, el pabellón propone una arquitectura que no solo ocupa el espacio, sino que lo regenera, respira y muestra. Su poder está en su sencillez y en la contundencia: habitar el presente exige (re)aprender del pasado.

A varios de kilómetros de ahí, en Versalles, la muestra «4°C entre toi et moi» (4°C entre tú y yo) –curada por Sana Frini junto al arquitecto Philippe Rahmtransforma el cambio climático en una experiencia directa y sensorial. ¿Qué pasaría si Francia aumentara su temperatura media en cuatro grados? Esa es la premisa. Pero más que responder con datos, la exposición busca que el visitante sienta esa transformación. A través del «Cuarto Manifiesto», una instalación que combina calor, imágenes y sonido, se crea un espacio que inquieta e interpela a los visitantes.

Lo interesante es que esta sensación no se queda en la angustia. A lo largo del recorrido, la exposición revela soluciones arquitectónicas que no necesitan de tecnologías complejas ni materiales contaminantes: arquitecturas vernáculas de distintas regiones del mundo —incluyendo México— que han sabido adaptarse al clima durante siglos.

México como territorio que imagina desde la experiencia y la memoria

Ambas propuestas en las bienales de Venecia y Versalles —la chinampa en Venecia y el manifiesto térmico en Versalles— subrayan algo fundamental: que México y América Latina no solo enfrentan el cambio climático, sino que han desarrollado respuestas resilientes que pueden inspirar el mundo. En la Bienal de Versalles, Frini reconoce el papel clave de arquitectos como el Colectivo C733, cuyas prácticas encarnan esa capacidad de respuesta desde lo local, lo material y lo colectivo.

Lejos de la arquitectura espectáculo o del fetichismo por la innovación formal, estas bienales apuestan por una arquitectura que no responde al mercado, sino al contexto. Una arquitectura situada, sensible, crítica. 

En ese sentido, ambas bienales son también una crítica velada a los modelos de urbanización que han ignorado el equilibrio con el medio ambiente y a los discursos globales que marginan saberes ancestrales o prácticas no occidentalizadas. México, con su historia milenaria de adaptación y su actual efervescencia creativa, se posiciona aquí no como un actor periférico, sino como una referencia ética, técnica y estética.

Dos bienales, una advertencia

Lo que une a Venecia y Versalles este 2025 no es solo su relevancia internacional o su capacidad de convocatoria. Es una coincidencia más profunda: ambas bienales colocan a la arquitectura en un estado de urgencia. No hay tiempo para especulaciones formales ni para discursos vacíos: lo que se necesita es una arquitectura que escuche, que observe, que actúe.

Las estrategias son variadas, pero el mensaje es el mismo: no hay futuro posible sin una transformación profunda de nuestros modos de habitar. Y esa transformación no vendrá de las grandes firmas ni de los algoritmos, sino de prácticas colectivas, materiales nobles, sistemas ancestrales y saberes situados.

En ambos casos, la arquitectura no solo se muestra: se siente, se cultiva y se discute. Se vuelve un lenguaje urgente, donde el diseño, ahora más que nunca, refleja una postura política.

La Bienal de Arquitectura de Venecia estará abierta del 10 de mayo al 23 de noviembre de 2025, mientras que la Bienal de Versalles permanecerá activa hasta el 13 de julio de 2025. Dos escenarios distintos, un llamado común: imaginar futuros desde la memoria y la conciencia. 

¿Qué piensas de estas bienales de Venecia y Versalles?



Fecha de Publicación:
Miércoles 07/05 2025