

IRVING DOMÍNGUEZ, OLGA RODRÍGUEZ (SALÓN SILICÓN), CUACO NAVARRO (SAVE THE ARTIST) Y LAGARTIJAS TIRADAS AL SOL NOS DICEN QUIÉN PUEDE HACER CURADURÍA
Señora, ¿ya están mis enchiladas? Ni que fuera curaduría, joven. La frase de uno de los memes más famosos del arte contemporáneo retumba cada vez que asistimos a un museo o galería. Oímos los cuchicheos o voces a grito pelado criticando lo que se acaba de ver. A veces se trata de opiniones favorables y otras de juicios despiadados. Al burlarse de la curaduría, el meme duda y discute la facilidad/dificultad para emprender ese trabajo. Siempre hemos oído a nuestras madres decir ¡si no son enchiladas! para enfatizar que hay un proceso, que las cosas llevan tiempo.
La figura del curador
La figura del curador es indispensable porque se encarga, entre otras cosas, de la propuesta de una exposición; de lo que intenta articular y la manera en que lo hace.
Como crítica colaborativa, que pasa de pantalla a pantalla, el meme también ironiza y pregunta sobre quién puede hacer el trabajo del curador —en el lenguaje popular chilango la frase si no es enchílame otra quiere decir si es tan fácil, ¿por qué no lo haces tú?—, quién está calificado para hacerlo. Por ese motivo convocamos a los siguientes expertos: Irving Domínguez, curador e investigador independiente; Olga Rodríguez, co-fundatriz y directora de Salón Silicón; Cuaco Navarro, curador del proyecto Save The Artist; y el colectivo Lagartijas Tiradas al Sol.
La figura del curador es una figura histórica. Originalmente era un experto asociado a una colección de objetos, encargado de conservarlos, cuidarlos y estudiarlos, explica Irving. En los años 60 del siglo XX dejó de ser un especialista, un conservador dentro del museo. Por ende, se convirtió en un coordinador encargado de su programación, un organizador de exposiciones que dinamizan la vida de la galería.
En 2017, Olga Rodríguez, Romeo Gómez López y Laos Salazar crearon Salón Silicón, galería que promueve el trabajo de artistes mujeres, cuirs y/o miembrxs de la comunidad LGBTI+. La vocación del proyecto permea la curaduría de sus exposiciones donde se han visto piezas que representan a íconos gays globales como Mariah Carey o locales como la Pájara Peggy.
“Utilizamos la estrategia del sentido del humor que se aleja de lo hetero, que provoca la risa; la idea es no tomarse muy en serio, no ser tan listas o muy brutas. En Salón Silicón lxs artistas se alejan de las abstracciones para acercarse a lo personal, al cuerpo, a su propia experiencia. Es el arte de nuestro tiempo. Percibo el fenómeno artístico más como productora. Creo que cualquiera puede ser curador, lo que cuenta es diseñar recorridos, ver cosas que otrxs no están viendo, descubrir vínculos entre ideas y obras”.
Olga Rodríguez
¿La curaduría como don?
Para Cuaco se necesita tener conocimientos específicos para fungir como curador.
“Hay algo muy importante para ser curador: conocer los procesos artísticos, saber cómo trabajan los artistas y qué materiales utilizan, cuánto cuesta producir las obras. Es seguirle la pista a los creadores para saber qué están trabajando. Muchos enfoques en la curaduría, a veces se trabaja desde el punto de vista de la historia del arte, de la antropología o a partir de alguna corriente teórica”.
Irving asegura que la curaduría no es un don, es una función que puede desempeñar una persona que desarrolle una propuesta para algún espacio expositivo.
“La figura de intermediación entre los museos o galerías y lxs creadores la puede desempeñar un especialista en curaduría, un museógrafo e incluso los mismos artistas. Hace algunos años Luis Felipe Fabre curó una exposición muy afortunada en el Museo de Arte Carrillo Gil; Daniela Tarazona hizo algo similar en el Museo de Arte Moderno. Ejercicios de este tipo enriquecen la curaduría”.
Luisa Pardo y Lázaro Gabino Rodríguez nos contaron que un curador puede ser cualquier persona que organice algo para ser mirado. Hay otro aspecto de la curaduría que ya anunciaba Cuaco: el administrativo. Según Luisa y Lázaro se trara del menos glamoroso, pero la actividad exige presupuestos, organigramas, reportes, registros, etc. Aspectos indispensables.

Como hemos visto, el proceso de la curaduría implica reflexionar sobre la producción de redes de sentido entre las obras artísticas: ¿qué permite su relación?, ¿a partir de qué idea?, ¿cómo se generan lecturas nuevas o novedosas? Por otro lado, ¿cuáles son las áreas que no han sido exploradas y que escapan a la curaduría que ahora predomina y se ampara en el trabajo con comunidades, lo cuir y lo decolonial?
¡Cuántas preguntas por unas enchiladas! Cuéntanos ¿qué piensas tú?
Nota originalmente publicada en febrero del 2023 por Carlos Rodríguez
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Texto: Carlos Rodríguez
Fotos: Cortesía
Fecha de Publicación:
Martes 18/02 2025
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