CONSTRUCCIÓN Y COSIFICACIÓN DE LA MUJER MEXICANA A PARTIR DE LA MIRADA MASCULINA.

¿Te has preguntado cómo se ha representado a las mujeres en la cultura visual mexicana? La maravillosa fábrica de mujeres es un proyecto que nos invita a reflexionar al respecto.

Es muy probable que hayas ido a un restaurante de mariscos con un logo que parece un rótulo, pero que claramente tiene precios como del San Angel Inn. Al pedir una cerveza te dan un portavasos que se ve así:

Quizás lo observes un segundo, ¿qué ves? Una mujer guapa, vestida con un atuendo de adelita y rasgos de supermodelo. Una «india bonita», una mujer mexicana «promedio» que jamás encontrarías al salir a la calle. ¿Quién está a cargo de generar este tipo de imágenes? ¿A quién van dirigidas?

Estas preguntas fueron los puntos de partida para «La maravillosa fábrica de mujeres»; una publicación que pretende satirizar el proceso de construcción del cuerpo de la mujer impuesto por la mirada masculina.

La pintura de calendario

Comencemos por el origen de la investigación: la pintura de calendario; un estilo artístico popular en México entre 1940 y 1960, caracterizado por sus anuncios publicitarios con bellas mujeres promoviendo diversos productos. Mi bisabuelo, Jaime Sadurni, fue un reconocido pintor de calendario a mediados del siglo pasado. Se inspiraba en mi abuela y mis tías para después agregarles facciones de actrices populares de la época en vez de contratar modelos. Es así como mi abuela Blanca consiguió tener las piernas de Sofía Loren con el rostro de Dolores del Río.

Archivo Sadurni

Este proceso de construcción es esencial para la investigación, ya que demuestra la concepción de la mujer como un objeto compuesto por partes intercambiables. Lo cual puede remitir a la materialidad misma del calendario: con pasar la página al mes siguiente se desecha un cuerpo para encontrar otro completamente nuevo; pero igual de insignificante.

Regreso a las preguntas iniciales, ¿quién y para quién son creadas estas imágenes? En su mayoría son creadas por hombres respondiendo a su deseo constante de encontrar la representación absoluta de la mujer. Un deseo que se satisface sólo a través de la búsqueda en sí misma. 

Esta suerte de hombre-inventor/creador es un fenómeno que se ha reproducido desde la creación de Adán y Eva –con un Dios omnipotente dando vida y forma a la primera mujer–; hasta películas de ficción contemporáneas como Ex Machina. Desde entonces, se ha representado a la mujer como un ente en construcción constante, siempre en proceso de volverse «La Mujer»; la encarnación individual del reino femenino. Mientras tanto, aquéllas que no entran en los estándares impuestos por la mirada masculina son fácilmente descartadas. Estas imágenes aparentemente inspiracionales, tienen un tono subyacente de autoridad. Designan a la mujer en un lugar exclusivamente contemplativo, sin capacidad de devolver la mirada. 

¿Falta de ideas nuevas?

La imagen de la mujer ideal ha evolucionado de manera paralela a la mirada masculina; sin embargo, es curioso como hay detalles que se mantienen constantes a pesar del paso del tiempo. Pareciera que conservan la necesidad de mantener cierta representatividad –en este caso del ideal de mujer mexicana– a través de distintos elementos que las contextualizan. Tomemos como ejemplo esta imagen del calendario de Tecate de 2017.

Calendario Tecate 2017, Diosas. (Mario Olvera Molinar, 2017).

Por un lado vemos la presencia de los volcanes en el fondo remite a cromos de calendario del siglo pasado, como si aquello fuera suficiente para representar México. En primer plano, encontramos a «Coatlicue», la madre de los dioses nahuas y de la fertilidad, vestida con un atuendo que podría haber salido de la versión porno de Pocahontas.

Curiosamente sostiene una serpiente, quizás haciendo referencia a su versión mexica donde viste una falda de estos reptiles; o bien, podría tratarse de un revival del icónico concierto de Britney Spears para los MTV Video Music Awards en 2001.  Ambas opciones son igualmente viables.

De cualquier manera, se trata de una imagen que, una vez más, juega con mezclar elementos hasta crear a la mujer deseable. Representación de un ideal inalcanzable planteado por la mirada masculina.

Se trata de una imagen con un nivel de ficción que recurre a la exageración de ciertos rasgos físicos para satisfacer a su público. Las caricaturas utilizan un recurso similar, en este caso, se busca satirizar o ironizar a un personaje a partir de exagerar defectos físicos para resaltar sus defectos morales.

De manera similar a la pintura de calendario, es a través del cuerpo que se transmite un mensaje, sin embargo, en el caso de la caricatura, la exageración de rasgos físicos busca alejarse de lo bello para generar incomodidad. Se rompe con el canon de belleza y sus normas con el propósito de resignificar un cuerpo y su representación.

La sátira y el humor como herramienta: La maravillosa fábrica de mujeres

¿Y qué sucede cuando las imágenes que se producen rompen con los estándares de belleza? Parte de esta investigación consistió en jugar con la estética de la fealdad. «Lo feo» es incómodo, lo feo es confrontativo. Lo feo parece existir sólo al ser comparado con aquello denominado «estético» de acuerdo a los estándares que nos impone dicha mirada. 

La maravillosa fábrica de mujeres satiriza, en la forma más literal, la construcción del concepto de cómo se ve una mujer. Consiste en una publicación que contempla la representación de 13 mujeres divididas en tres secciones intercambiables; haciendo referencia al proceso de composición llevado a cabo por mi bisabuelo y de manera paralela, a la materialidad del calendario en sí.

Los textos que acompañan a cada modelo juegan un papel clave en la sátira de los personajes, ya que construyen sus historias en función de una mirada que imita irónicamente la mirada masculina. Y resalta así, la facilidad de la intercambiabilidad de los personajes y sus respectivas personalidades.

Cada personaje está basado en estereotipos populares en la cultura mexicana y experimenta con la exageración de rasgos físicos de manera irónica, creando así perfiles «físicamente desagradables». La publicación utiliza el humorismo como herramienta de resignificación de las imágenes generadas.

Juega con la estética de la fealdad en contraposición a los cánones de belleza con el fin de provocar incomodidad en sus lectores; de confrontarlos con el lugar dónde están parados frente a un imaginario que se nos ha impuesto por generaciones y que seguimos replicando consciente o inconscientemente. 

Natalia Padilla.

Según Juan Carlos Siruana, el humorismo se caracteriza por la discrepancia entre la emoción y la reflexión, entre la vida práctica y el comportamiento ideal. La publicación hace eco de este tono; se trata de un humor que no necesariamente te deja reír de forma abierta. Te causa gracia pero una parte de ti tiene la sensación de que no debería. Digamos, que no es políticamente correcto.

Es en esta tensión yace la reflexión que pretendo detonar. Es a partir de la exageración de rasgos de los estereotipos atribuidos a la construcción de la feminidad, es que busco visibilizar la representación de las mujeres impuesta por la mirada masculina. Quiero mostrar que el humor y la sátira constituyen una herramienta crítica capaz de detonar procesos reflexivos a través de los cuales resignificamos y redefinimos nuestra propia representación.

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Si quieres consultar el proyecto y la investigación completa, da click aquí.


Fecha de Publicación:
miércoles 7/06 2023