EL ESTILO KITSCH NOS INVITA A CUESTIONAR LOS ESTÁNDARES TRADICIONALES DE BELLEZA Y APRECIAR LA DIVERSIDAD EN EL ARTE.
En este punto, el minimalismo ya nos debe tener hartes. El minimalismo es blando, aburrido y sin personalidad. Tantas reglas para hacer lucir al diseño como algo tan vacío con la excusa de que eso es elegante de “buen gusto”. El ejemplo más visible de esto puede ser cuando las identidades visuales de las grandes empresas recurren al minimalismo para sus nuevas campañas de publicidad.
Otros ejemplos suelen ser libros y cursos de diseño que enfatizan la “regla” de “menos es más”, perpetuando ideas como que la composición del diseño está mal si se le agrega demasiado, o si se satura hasta “perder la estética”. Pero, ¿qué pasaría si simplemente aplicamos la regla de no tener reglas en el diseño? ¿Y si simplemente hacemos que el diseño sea libre y divertido?
En la vida diaria, esto se refleja en lo que consideramos como “belleza” en la apariencia física de los seres humanos. Cualquier persona que se asemeje a los estándares hegemónicos y caucásicos es considerada por excelencia “bella”. Sin embargo, esta visión eurocéntrica no se limita únicamente al aspecto físico; se expande incluso más allá de lo estético, afectando otras áreas de nuestras vidas como lo emocional, lo cotidiano y nuestra percepción del mundo.
En contraposición, encontramos la estética maximalista, también conocida como “kitsch”. Se caracteriza por su exceso de decoración y su mezcla de estilos. El kitsch se define como “un estilo artístico considerado ‘cursi’, ‘adocenado’, ‘siútico’, ‘hortera’ o ‘trillado’, y en definitiva, vulgar”. O como lo describe la RAE, nuestra academia “favorita” de señoros blancos rancios y machistas: “Estética pretenciosa, pasada de moda y considerada de mal gusto”.
La realidad es que el estilo Kitsch nos invita a cuestionar los estándares tradicionales de belleza y apreciar la diversidad en el arte. Sus influencias van desde el arte pop hasta el surrealismo, creando una fusión única de estilos y técnicas. Los artistas kitsch utilizan la ironía y el humor para desafiar las convenciones artísticas establecidas y provocar una respuesta emocional en el espectador. Es algo que luce inherentemente familiar, extravagante, infantil, colorido y, sobre todo latino. México en sí es un lugar lleno de esta estética: “Los mexicanos son kitsch desde antes de lo kitsch”. Lo kitsch aún se percibe como sinónimo de naco, dejando ver el racismo y clasismo del que padecemos como sociedad.
La realidad es que el estilo kitsch nos invita a cuestionar los estándares tradicionales de belleza y a apreciar la diversidad en el arte. Sus influencias van desde el arte pop hasta el surrealismo, creando una fusión única de estilos y técnicas. Los artistas kitsch utilizan la ironía y el humor para desafiar las convenciones artísticas establecidas y provocar una respuesta emocional en el espectador. Es algo que luce inherentemente familiar, extravagante, infantil, colorido y, sobre todo, latino. México en sí mismo es un lugar lleno de esta estética: “Los mexicanos son kitsch desde antes de lo kitsch”. El kitsch aún se percibe como sinónimo de naco, lo que evidencia el racismo y clasismo que aún prevalecen en nuestra sociedad.
Según el minimalismo, todo lo que tiene una apariencia y sensación latina se considera incorrecto y feo. El maximalismo, el kitsch, es una celebración de la cultura popular y una crítica a los estándares elitistas del arte. Aunque el kitsch se interprete como una forma de arte “inferior” o de menor calidad, su impacto cultural y su capacidad para evocar emociones son igual de potentes y estridentes que sus máximos ejemplos.
Texto original publicado en octubre 2023 por Montserrat Díaz
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Actualización texto: Redacción Coolhuntermx
Fecha de Publicación:
Lunes 20/05 2024
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