TIPOS DE CERTIFICACIONES Y PRÁCTICAS BÁSICAS PARA CONFIAR EN ELLAS.

Una de las formas más importantes y eficientes de verificar las acciones de una empresa a favor de la sostenibilidad son las certificaciones; que siempre deben estar respaldadas por organismos autónomos especialistas en el tema a certificar. Una certificación sirve para avalar que una práctica sostenible (social o ecológica pero también podría ser económica) está siendo aplicada eficientemente en alguna parte de la cadena de producción de un objeto.

Después de que una empresa se somete a un proceso de certificación, el resultado será una ecoetiqueta. Es importante mencionar esto (antes de adentrarnos en los dimes y diretes de las certificaciones) porque así como existen tipos de certificaciones; también existen tipos de etiquetas que tendrán mayor o menor validez para el consumidor, precisamente dependiendo del organismo certificador.

¿Qué son las ecoetiquetas?

Las ecoetiquetas son los elementos resultantes de una certificación y generalmente los más fáciles de entender para el consumidor; éstas obtendrán relevancia en su fiabilidad dependiendo del organismo certificador. En ese sentido, como puedes leer en este ABC de los ecoetiquetados que hice hace un año; las ecoetiquetas tipo I y III son las únicas que están certificadas de forma autónoma por una tercera empresa especializada y comprobable. Los de tipo II únicamente son autodeclaraciones de las empresas sobre sus productos o acciones, en donde como consumidores sólo nos queda confiar en que están diciendo la verdad.

A lo que voy con toda esta mega introducción (hecha por mi de una forma muy especial para que tú la leas) es que: las certificaciones te pueden dar una ecoetiqueta pero no todas las ecoetiquetas están certificadas. Y aunque en muchos espacios las certificaciones y las ecoetiquetas se toman casi como sinónimos; precisamente por estas diferencias es que yo creo que vale la pena hacer esa distinción entre uno y otro.

Tipos de certificaciones

Aclarando qué exactamente es una certificación, entonces sí podemos pasar a explicar que, al ser las certificaciones las policías de los sellos o etiquetas y ser especializadas en diferentes aspectos de la producción y cadena de suministros. Entonces se clasificarán en los tres grandes ramos básicos de la sostenibilidad: certificaciones de tipo medioambientales, de tipo social y, un poco menos comunes, económicas.

Quizá es un poco intuitivo (pero no importa, yo lo aclararé porque estoy aquí para informarte y no dejarte con ninguna duda :D); pero como su nombre lo dice las certificaciones sociales se enfocan en las acciones que salvaguardan el bienestar de las personas involucradas en cualquiera de los procesos de producción y sus ramificaciones.

Las certificaciones medioambientales más bien ponen énfasis en las prácticas que ayudan a conservar el medio ambiente y todos los elementos que en él habitan.

Por último, las certificaciones económicas se enfocan en desarrollar nuevas formas de comercio e intercambio de recursos con el objetivo principal de ayudar al desarrollo económico de la sociedad. (Como las estrategias eficientes de reducción de impuestos, por ejemplo).

Tan sólo en la industria textil, del calzado y vestido existen más de 100 certificaciones alrededor del mundo con las cuáles puedes comprobar diferentes aspectos dentro de tu negocio y/o producto. Desde las calidad de los materiales hasta la calidad de tu fuerza de trabajo.

Sin embargo, algunas de las más reconocidas están avaladas por la mamá de todos los organismos certificadores en el mundo: el Global Reporting Initiave (GRI por sus siglas en english). El GRI fue creado en Boston, Estados Unidos, en 1997 y en el 2000 lanzaron la primer versión de los lineamientos para poder certificar. A partir de entonces han actualizado esos lineamientos cada que lo consideran necesario; la última actualización fue en el 2022.

Todos los lineamientos los puedes encontrar directamente en su página web, con descarga gratuita, y además los tienen disponibles en más de 10 idiomas diferentes. Dentro de su sitio web también existen otro tipo de recursos auxiliares para ayudarte a que si te quieres certificar te prepares para ese proceso. Lo cuál resulta bastante importante para las empresas pues generalmente las certificaciones son bastante caras, difíciles de lograr y en su mayoría no tienen derecho a retroalimentación para saber qué hiciste mal en caso de no aprobar el certificado.

Certificaciones en la industria de la moda

En la moda las certificaciones más famosas podrían ser las utilizadas desde el área medioambiental, como las emitidas por OekoTex, que certifican la calidad del origen de los textiles, o las emitidas por PETA, que tiene que ver con la defensa de los derechos de los animales en las industrias.

De forma global la certificación WRAP (Worldwide Responsible Accredited Production) es una de la más famosas y utilizadas, junto con el GOTS (Global Organic Textile Standard) que en cuanto a clasificación se tambalea entre las certificaciones de tipo medioambiental y también la social, pues revisa que ninguna persona haya sido maltratada en el cultivo de las fibras orgánicas. Económicamente los estándares ISO son seguramente las certificaciones que más peso tienen en la industria.

En México, la maestra en sostenibilidad y moda, Mirielle Acquart, quien también es fundadora de la Ethical Fashion Space, la primera consultora especializada en la industria del textil, calzado y vestido, recomienda que antes de buscar certificarte por cualquier organismo pienses primero por qué quieres hacerlo y qué beneficio real obtendrías de estas certificaciones; pues muchas veces las empresas sólo toman estos recursos por presión social y no se permiten reflexionar sobre las acciones que tienen que modificar para llegar a certificarse. Y por lo tanto, al ejercer estos procesos de forma mecánica se pierde un poco el sentido final de las certificación.

En ese sentido, una alternativa como marca podría ser precisamente buscar la asesoría que ofrece como uno de sus servicios para ayudarte a entender los lineamientos de la certificación que requieras para que tu proceso sea más ágil y positivo.

Si soy consumidor ¿Qué hago con esta información para ser más responsable con mi
consumo?

Mientras más crece la exigencia del consumidor por saber el origen y las condiciones materiales y sociales en que fueron elaboradas los productos que compran, más crecen las ganas de etiquetar un producto por parte de una empresa con el fin de demostrar que ese producto es digno de ser comprado. Sin embargo, si esa etiqueta no la puede certificar nadie, habría que plantearse si realmente sólo están jugando con nuestros deseos de comprar más responsablemente.

Entonces, tomando en cuenta todo lo planteado anteriormente, podemos aterrizar tres prácticas básicas para confiar en una certificación:

  • Tener un sitio web en donde se encuentre clara la información sobre los objetivos y características generales de la certificación. Una googleada basta para encontrar esta información.
  • La marca certificada debe también tener un apartado sobre la certificación en sus espacios oficiales de comunicación; de preferencia se explique por qué decidieron optar por certificarse en esa área y obvio, de qué trata su certificación.
  • Si tiene un ecoetiquetado revisa su origen y tipo de ecoetiqueta; como vimos más arriba, es probable que si es un tipo II sea más complicado o imposible comprobar su certificado.

***

Si tenemos en cuenta estos tres puntos importantes será entonces más difícil que una certificación nos engañe; y así podremos tomar decisiones más informadas antes de comprar un producto sólo porque tiene una certificación. Cuestionarnos es una gran forma de avanzar (:

Para saber más:


Fecha de Publicación:
Jueves 25/05 2023