LOS PARADIGMAS DE LA INVESTIGACIÓN EN TORNO AL DISEÑO. ¿QUÉ DIFERENCIA HAY ENTRE INVESTIGAR SOBRE EL DISEÑO Y A TRAVÉS DEL DISEÑO?

Cuando nos llega a la mente la palabra investigación, inmediatamente la relacionamos con el método científico. Una práctica sistemática, objetiva y de rigor cuyo fin es generar conocimiento. En diseño, el intento por acercarse hacía el rigor científico en la disciplina ha estado presente; un ejemplo de ello es una metodología rigurosa: “Modelo General del Proceso de Diseño (MGPD)” desarrollado por la Universidad Autónoma Metropolitana en México.

Pero si hablamos de design research se adquieren nuevos significados a la hora de su traducción en español, por ejemplo, si se dice «investigación sobre el diseño», o «investigación a través de diseño» se tratan de dos nociones diferentes. Christopher Frayling aborda las diferencias de entre research for-through-about design en su artículo su artículo “Research in Art and Design” (1993).

En el presente artículo se ahonda sobre la investigación a través de diseño con el diseñador Luis Vega; quien se encuentra estudiando el doctorado en Aalto University en Helsinki y trabajando como investigador en el Departamento de Diseño de la universidad.

¿Qué hay sobre esta visión academizada que tenemos de la investigación?

L.V. Hay diferentes maneras de hacer investigación en diseño. Quizá esta visión academizada a la que te refieres es la que muchos llaman “investigación sobre diseño” o “investigación en el diseño”. En este tipo de investigación, el diseño es tu objeto de estudio. Es decir, te vas a enfocar en estudiar el diseño, ya sea como una práctica creativa, como un proceso histórico, como una herramienta de cambio social, como una cultura disciplinaria, como una estrategia de innovación, como una actividad económica, etcétera. En otras palabras, el diseño es el fenómeno que vas a observar. Y para hacer este tipo de investigación, en realidad no necesitas ser diseñadora; puedes ser psicóloga, historiadora, economista, tecnóloga, pedagoga, mercadóloga o lo que sea.

Puedes estudiar el diseño desde muchos frentes y producir conocimiento sobre él desde múltiples campos de estudio. Los resultados de este tipo de investigación tienden a contribuir con perspectivas teóricas sobre el diseño, su historia, su relevancia, su impacto, sus deficiencias o su desarrollo prospectivo, entre otros temas. Muchas veces estos resultados son muy valiosos, aunque otras tantas es difícil entender cuáles son exactamente sus implicaciones prácticas.

Pero también existen otras formas de investigar en diseño. Es posible hacer investigación para el diseño e investigación a través del diseño. Por un lado, la investigación para el diseño consiste en producir conocimiento que tenga aplicaciones prácticas en la creación de productos, servicios, sistemas o estrategias. Por ejemplo, un proyecto que involucre el desarrollo de un nuevo material o la mejora de un proceso productivo puede clasificarse como un proyecto de investigación para el diseño. En este ejemplo, la investigación está enfocada en producir conocimiento científico que contribuya al diseño de un producto en específico. Lo que es importante subrayar es que el resultado de dicha investigación es el conocimiento mismo y no su aplicación práctica. Por otro lado, tenemos la investigación a través del diseño, que es de la que me interesa hablar.

¿Qué significa hacer investigación a través de diseño?

L.V. A diferencia de las dos formas anteriores, hacer investigación a través del diseño significa que el diseño no es ni tu objeto de estudio ni el proceso al que vas a aplicar los resultados de tu investigación, sino la plataforma a través de la cual vas a investigar. Es decir, este tipo de investigación te permite utilizar tu práctica de diseño como un activo metodológico para estudiar otros temas que no son el diseño en sí. En este caso, el resultado de tu investigación es conocimiento nuevo sobre un fenómeno que es posible estudiar mientras diseñas algo.

El término “research through design” o “investigación a través del diseño” tiene su origen en la primera mitad de los años 90, aunque esta manera de hacer investigación, como tal, logró establecerse en los círculos académicos del diseño hasta el 2003. La idea de investigar a través del diseño propone algo muy significativo y refrescante para la disciplina, no sólo porque promueve la inclusión de diseñadores profesionales en la academia, sino porque también reivindica el papel que juega el hacer en la producción del saber.

Sin embargo, este enfoque ha estado en el blanco de muchos debates académicos. Y es que pensar en la práctica creativa como un vehículo investigativo puede parecer una proposición inmodesta y subjetiva, pero tiene mucho sentido cuando entendemos que el expertise de un diseñador puede ser un recurso metodológico muy valioso y muy distinto a los que se emplean en otras áreas de la actividad científica y académica. Es decir, nos permite acercarnos a la realidad de otra manera. Además, uno de los más grandes aciertos que tiene la investigación a través del diseño es que busca trascender la distinción binaria entre teoría y práctica, que a menudo resulta muy poco productiva en una disciplina como la nuestra.

¿Cuál es el tema de estudio en tu doctorado?

L.V. Estoy trabajando en Empirica, uno de los siete grupos de investigación que hay en el departamento de diseño de la universidad. En el grupo justamente nos enfocamos en utilizar la práctica como vehículo  —y no como objeto— de estudio. Hacemos investigación a través del diseño. Esto nos permite producir conocimiento “desde adentro”, es decir, desde nuestra experiencia como practicantes y no sólo desde perspectivas teóricas ajenas a la praxis. En sí, el grupo es una excelente plataforma para explorar fenómenos con los que estamos familiarizados de manera empírica y que de otra forma serían mucho más difíciles de abordar. Mi tema de estudio es uno de estos fenómenos. Tentativamente lo he llamado “distributed thinking through making”, que podríamos traducir como “pensar haciendo de manera distribuida”.

La noción de “thinking through making, o “pensar haciendo”, es un término que tiene sus raíces en la pedagogía de estudio. O sea, en las técnicas que se aplican a la enseñanza y la educación en espacios como talleres, estudios de diseño u otro tipo de entornos destinados a la creación. Pensar haciendo es un modo de trabajo no lineal en el que la producción de significados no depende de la verbalización de ideas sino de la manipulación de materiales. Quienes estudiamos diseño, arquitectura o cualquier disciplina afín, estamos entrenados en este modo de trabajo y tenemos este tipo de competencias bastante bien desarrolladas. Se nos enseña a esbozar, a maquetar, a prototipar, a materializar. Y a hacer lo mismo una y otra vez, iterando.

Este tipo de entrenamiento profesional está situado en una tradición predominantemente material y no tanto discursiva, como sucede en otras áreas. Es por eso que a menudo nos cuesta trabajo articular o explicar con precisión, en palabras, qué es exactamente lo que hacemos o cuáles son nuestras intenciones creativas.

Hablando de diseño, materializar algo —un producto, un servicio, un sistema, una experiencia, una interfaz, o lo que sea— tipifica muy bien el proceso de pensar haciendo. Es un proceso que no tiene igual porque involucra funciones cognitivas que sólo pueden desplegarse en modalidades no-lingüísticas. Además, es una actividad muy especial porque facilita un medio de expresión que resalta la subjetividad del acto creativo. Pero lo que a mí me interesa estudiar es qué pasa cuando esto sucede de manera colectiva, colaborativa o distributiva. Pensar haciendo de manera colectiva implica la integración de procesos cognitivos que requieren cierto nivel de interpretación intersubjetiva. Ya no sólo se trata de la manipulación colectiva de materiales, sino también de la producción de significados compartidos. Lo interesante aquí es que esos significados compartidos sólo pueden emerger de procesos que sean explícitos e inteligibles para todos los que participan en el acto creativo.

Pensar haciendo de manera distribuida también implica la consideración de que el acto creativo no sólo se distribuye entre dos o más personas, sino también entre personas y cosas, y también a través del tiempo y el espacio. Tenemos ahora, por ejemplo, avances cada vez más rápidos en temas de inteligencia artificial, robótica aplicada, manufactura asistida por computadora, interfaces virtuales e hiperconectividad. Todo esto nos permite gestionar nuestros procesos creativos de maneras que antes eran imposibles de imaginar. Y también nos permite crear cosas que antes no hubiéramos podido. El uso cada vez más frecuente de estos artefactos tecnológicos y plataformas de colaboración cambiará radicalmente la manera en la que trabajamos. Y eso incluye al trabajo creativo. 

¿Estamos hablando de una manera diferente de abordar estas tecnologías y sus interacciones con las personas?

L.V. No. Es algo mucho más sencillo que eso. Se trata de entender que el uso de ciertas tecnologías influye en el desarrollo de cierto tipo de procesos cognitivos. Es una forma de desmantelar el paradigma antropocentrista del acto creativo. Siempre vemos que se habla de la creatividad como un rasgo individual o como un fenómeno sociocultural. Esto ha ocasionado que gran parte de la discusión se concentre en los aspectos individuales, sociales o culturales del diseño, romantizándolo como una actividad centrada en las personas e ignorando por completo la participación de agentes no humanos en sus procesos.

Desde el punto de vista de esta investigación, esa perspectiva es cuestionable, principalmente porque pensar haciendo significa que hay muchos factores no humanos que van a prescribir tu capacidad cognitiva a la hora de enfrentarte a ciertos procesos. Estos factores pueden ser desde una herramienta hasta el entorno material en el que se va a desenvolver tu práctica. No es lo mismo ejecutar una tarea con la herramienta adecuada que sin ella. Tampoco es lo mismo aprender a hacer un castillo de arena en la playa que en el desierto.

En este sentido, el objetivo de mi investigación es entender cómo pensar haciendo es un proceso distribuido en la interfaz de lo humano y lo no humano. El foco del estudio no está sólo en las estructuras sociales, sino también en las estructuras materiales y espacio-temporales que participan en el acto de hacer. Si tuviéramos que decidir si este tipo de investigación es básica o aplicada, yo diría que es básica. Con esto me refiero a que se trata de comprender a detalle un fenómeno en lugar de querer darle una aplicación inmediata. Pero lo más seductor de todo esto es que es la práctica misma la que tiene el papel operativo en la investigación. De no tener una práctica como diseñador, no podría acercarme a este fenómeno de manera directa, y no podría generar conocimiento nuevo “desde adentro”, como mencioné antes.

¿Estás proponiendo o desarrollando una metodología?

L.V. Esta pregunta es un poco problemática, aunque muy relevante. El diseño es un proceso no lineal. No hay recetas y todo es dependiente del contexto. Diseñar implica ejecutar una idea inventando la manera de ejecutarla. De esta manera, tener una práctica de investigación a través del diseño casi siempre va a requerir que produzcas conocimiento inventando la manera de producirlo —porque en mayor o menor medida estás diseñando tu investigación—, lo que a su vez quiere decir que gran parte de tu contribución va a ser metodológica.

Esta idea es bastante controversial porque sugiere que cada investigación nueva va a generar metodologías nuevas, al grado de que se desarrollen procedimientos tan específicos que no puedan ser replicados en ningún otro estudio. Sin embargo, yo creo que la discusión no debería estar enfocada en la replicabilidad de los resultados sino en la plausibilidad de sus contribuciones. El diseño no es una ciencia exacta y es muy necesario ser claros al respecto. Al diseñar no estamos representando la realidad sino transformándola. De cualquier manera, el gran desafío es lograr que tu metodología, ya sea nueva o existente, incorpore métodos que sean sistemáticos, rigurosos y explícitos, independientemente del grado de no-linealidad de tu proceso creativo. La responsabilidad que tienes al investigar es la de explicar por qué tus decisiones, procedimientos, hallazgos y conclusiones son asertivos, confiables y convincentes.

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Es a partir de los paradigmas de la investigación en torno al diseño, que se ha vuelto importante identificar sus diferencias. ¿Se llevan a cabo todos estos tipos de investigación en México? En la segunda parte de este artículo, entrevistamos a Andrea Burgueño, diseñadora e investigadora mexicana que trabaja en IBM en Nueva York.



  • ENTREVISTA: Cristina Cruz

    FOTO: Cortesía Luis Vega