EL AISLAMIENTO SOCIAL TIENE EFECTOS EN LA SALUD MENTAL, INCLUYENDO A LXS ADOLESCENTES DE LA COMUNIDAD LGBT+

A casi un año de vivir los estragos de la pandemia en México, el aislamiento como imperativo, modo de supervivencia y requisito en todos los espacios sociales modificó las relaciones y el modo en el que unx asimila y procesa la información en el mundo circundante.

En este texto, abordaré algunas de las implicaciones psicosociales que se han establecido en el tejido social, especialmente en los adolescentes al ser una población susceptible y de los cuales llegan a mi consultorio. Desde mi experiencia como psicoterapeuta, el cual me dedico a tiempo completo, me convoca a hablar sobre algunas impresiones generalizadas al enfrentarnos a un problema universal.

Cabe destacar que para todxs el tema de la pandemia ha traído momentos distintos, sin embargo, hay sensaciones psíquicas y físicas auspiciadas gradualmente al intentar acceder a este periodo de adaptación por el confinamiento, el cual tiene que ver en la forma en que cada unx asimila y procesa los problemas, empero, el papel de los problemas estructurales también han incidido gravemente cómo ha sido en gran parte de jóvenes de la comunidad LGBTQ+.

En este sentido, la población de jóvenxs, es la más recurrente en mi consulta psicoanalítica. No olvidemos que la adolescencia es una etapa de cambios constantes y un proceso continuo de riesgos al querer experimentar sensaciones nuevas, sin embargo, con la irrupción de esta pandemia, hubo un corte al enfrentarse a una serie de prohibiciones y, por ende, alteraciones en su estado de ánimo.

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Algunos de sus efectos fueron: Incremento de ansiedad, angustia, depresión, frustración, ira, compulsión y sensación de pérdida, ideas suicidas y el inevitable enfrentamiento con la cercanía de su muerte u otro ser queridx. El proceso de cada paciente ha variado, en algunos el proceso terapéutico ha alivianado algunos malestares… en otrxs seguimos en ese proceso ¡Lleva su tiempo!

Y de ahí a una de las paradojas sociales más comunes: La exigencia de que estemos “bien”, claro, suena fácil, pero se espera un resultado fácil y rápido en donde no haya evidencia de signos de lo mal que la estamos pasando, en cambio, nos dicen que quieren que sigamos siendo productivxs y felices.

Por esta razón, muchos de estos síntomas están sujetos a las demandas sociales, familiares o incluso a nuestro propio ideal. Bajo este escenario, persiste esta idea ¡De cómo deberíamos de ser o más bien, que deberíamos tener! Es innegable el valor que tienen nuestra producción y lo que ésta nos da para acceder a diferentes recursos sociales o familiares e incluso afectivos, no obstante, no lo es todo, podría apostar que es sólo una parte más de la vida, si no ¿cómo se explicaría la existencia de sujetos que teniendo esos grandes “ingresos económicos” se sienten tan miserables como el que no los tiene?

¿Cuál sería la respuesta?

Existen otro tipo de producciones de las que podemos hacernos partícipe, como son las del afecto, cuerpo y lazos, eso sí, primero desde el autoconocimiento y después de manera externa por medio de la escucha, conociéndonos y posteriormente compartiendo en diferentes momentos. Por esto es importante no hacer caso a lo voraz que pueden y son en momentos todas las voces y miradas externas, que nos dan un lugar, “nos aseguran” y por la cual, es tan complejo movernos al implicar una
pérdida…

También depende de con quién vives, los ingresos que percibes, la identidad, orientación sexual, las redes de apoyo y el autoconocimiento. La mayoría de los jóvenxs han logrado crear herramientas nuevas o reforzaron sus redes de apoyo; siendo en algunos casos las redes virtuales el único medio para su acceso al mundo social.

Para algunos la tecnología les ha servido para crear espacios virtuales seguros, donde en los video-juegos pueden ser ellxs mismxs, sin miedo a la discriminación y/o la violencia, ya que en estos lugares hacen comunidad con otros jóvenxs que pueden estar atravesando situaciones en casa similares a las suyas o quizás el poder realizar el gran acto de poder escapar virtualmente a otras realidades; estas nuevas experiencias online “permite en muchos jóvenxs sostenerse”. (Lamentablemente no todos tienen las mismas condiciones, lo cual implica la búsqueda de más recursos)

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Existe toda una diversidad de jóvenxs, en donde sus historias en la pandemia se maximizaron al no identificarse con la heteronorma social o familiar. Por consiguiente, han sorteado una serie de problemáticas por el rechazo y la violencia, incluso muchos de los que pueden acceder a una consulta psicoterapéutica, se han visto invadidos o sin espacio privado para tomar sus sesiones, por lo que prefieren abandonarlo debido a este duro periodo donde la recomendación es: ”Quédate en casa”.

Hay otros jóvenxs que conforman este espectro de la Diversidad que la tienen todavía más difícil al vivir en una sociedad cisheteropatriarcal, me refiero a las identidades trans, queer, no binario, género fluido, maricas, butch, lesbianas, gays, etc.; que regularmente enfrentan al Otro con su presencia, en muchos de estos casos, los más cercanos son los que violentan, excluyen y marginan. Claro, el efecto en la comunidad LGTB+ y la pandemia ha sido el escenario ideal para el incremento de ataques por medio de fobias, miedos, proyecciones, celos dentro de casa, los que la tienen, etc.

También existen otras historias, que el aislamiento permito dar un lugar a
pendientes y sobre todo a la reflexión y a la importancia del qué hacer con mi tiempo…

Curioso, la pandemia nos mostró lo fugaz y vulnerables, que siempre somos…


  • TEXTO: Paulina Carrasco Hernández

Fecha de Publicación:
Lunes 18 /01 2021