INSPIRADOS POR LA NATURALEZA, SU BELLEZA Y SIMPLICIDAD DE LA TIERRA QUE NOS RODES, ESTA MARCA DE CERÁMICA MEXICANA ENCONTRÓ UNA FORMA DE EXPRESIÓN QUE ES FUNCIONAL Y DURABLE.

Viernes 26/05 2017

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FOTOS: Cortesía
TEXTO: Abigail Quesnel

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Todo empieza por esa búsqueda de crear objetos con mis propias manos. Todo el conocimiento recolectado a lo largo de los años se encausó a un solo objetivo que me cautivo: la cerámica.

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Hace 4 años y medio Ana Paula Gómez comenzó sus estudios sobre el tema en Blanca Espuma, Veracruz, con “Doña Mari”, una artesana de tradición; quien le enseñó la sencillez de la forma. A su regreso a Guadalajara y con Alberto Zetina aprendió la metodología paso por paso, una manera más ordenada y de fondo, mientras que con Carmela Muguerza explora formas experimentales y resultados inciertos que le dan magia a las piezas.

Después todo fue más autodidacta, yendo hacía donde mis intereses me guiaran.

Me inspira el desierto donde nací y crecí (Hermosillo, Sonora 1984). El nombre de mi proyecto viene de Bahía de Kino. Mi visión es, seguir aprehendiendo y manipulando los elementos naturales para crear mis propias recetas y seguir plasmando mis ideas.

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Su objetivo es hacer cerámica utilitaria, que acompañe a la comida o cualquier momento en su composición. Los límites del trabajo cerámico, son dictados por los intereses de Ana Paula, quien explorará formas y les dará su propia personalidad.

Sus piezas de cerámica son únicas e irrepetibles gracias a que el equipo de trabajo se involucra en cada uno de los procesos en donde el diseño peculiar forma-función-textura-color las hace ser esculturas funcionales.

Todo se mueve al tiempo del barro. Una idea más tranquila de vida, una visión revolucionaria de nuestros tiempos, formando de la cultura “slow movement” de nuestras generaciones. El saber de dónde vienen, cómo se producen y quién las produce.

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