LA IMPORTANCIA DE LA CULTURA BALLROOM COMO MODELO DE FAMILIA Y RESISTENCIA.

Junio es el mes más importante para dignificar y celebrar el orgullo LGBTIQA+, aunque pocas veces se habla sobre la resistencia que prevalece en las contraculturas que dieron origen a esta comunidad que a diario se enfrenta al sistema patriarcal que la oprime. Es por ello, que resulta sumamente valioso hablar de la trascendencia que ha tenido la cultura ballroom; una de las contraculturas que ha hermanado de manera única e inigualable a la comunidad LGBTIQA+.

Los orígenes de la cultura ballroom

Su raíz se remonta al racismo atravesado por la transfobia que se vivía a finales del siglo XIX. Fue entonces, que aparecieron los primeros bailes de máscaras donde el travestismo se realizaba como un acto de resistencia política. Desde luego tampoco podemos omitir la segregación racial como un factor que detonaría la búsqueda de espacios seguros para las disidencias afrodescendientes que tenían que vivir con una doble discriminación por no adecuarse a la heteronorma.

Durante los años 20, se organizaría el primer baile de travestismo racialmente integrado en el Hamilton Club Lodge en Nueva York. En este recinto se celebraba una gran fiesta donde la libertad y la expresión de género no conocían ninguna restricción. Aquí se llevaron a cabo los primeros concursos de baile en los que participaban tanto hombres como mujeres vestidxs del género opuesto; y aunque existía una mayor integración racial, el problema del racismo prevalecía, pues la participación de las personas afrodescendientes en la organización y el jurado era prácticamente nula.

Fue hasta los años 60 que la cultura ballroom tomó su lugar en los guetos racializados de Harlem en Manhattan NY, conformado por personas de la comunidad LGBTIQA+ latinxs y afrodescendientxs. Pero quienes protagonizaban la escena ball eran principalmente las mujeres trans y travestis que por años habían sido perseguidas y excluidas de la sociedad. Como consecuencia de estos actos discriminatorios y el blanqueamiento de los concursos de baile, se vieron obligadxs a generar espacios seguros y exclusivos para la comunidad latina y afro. Un espacio para expresar libremente su identidad de género a través del baile y el cuerpo. 

Las primeras batallas de ballroom y el voguing

Es así como surgen las primeras batallas de ballroom y se crea el concepto de casas o familias para competir entre ellas; pero sobre todo, para protegerse del sistema hegemónico y patriarcal que lxs oprimía. En medio de estas competencias nace el voguing como un estilo de baile inspirado en las modelos de la revista Vogue; cuya característica principal era sobre exaltar con poses y movimientos corporales la feminidad y los estereotipos de belleza occidental.

En estas batallas de ballroom, lxs concursantes competían por un trofeo en distintas categorías de voguing como el Butch Queen, Femme Queen, Runway, entre otras, para posicionar la reputación de sus casas. Después un jurado se encargaba de calificar su desempeño en la pasarela tanto por ejecución de baile como por vestuario, estilo y actitud. 

Otras maneras de ser familia

Ser trans, travesti, lesbiana, gay o queer dejó de ser motivo de vergüenza y se convirtió en sinónimo de orgullo; lo que orilló a que muchxs jóvenes tomaran el valor de expresar su identidad de género y preferencia sexual en público. Como consecuencia, la mayoría fueron expulsados de sus hogares y el concepto de casas como nuevo sistema familiar, tomó mayor relevancia en la cultura ballroom.

Estas casas además de ser un refugio, se convirtieron en una nueva manera de concebir el concepto de familia elegida basado en el afecto mutuo. Quienes estaban al mando de estas casas eran aquellas mujeres trans y hombres gays racializadxs que por su trayectoria y experiencia adquirieron el título de madres o padres. Ellxs estaban al cuidado de sus hijxs y se encargaban de instruirles y guiarles para triunfar en las competencias de baile.

A quien se le atribuye este sistema de casas es a Crystal LaBejia, la primera drag queen en coronarse como “Reina del baile”; en drag balls organizados por gente blanca y pionera en realizar los ballrooms exclusivos para reinas negras. Esta distinción la llevó a crear una de las casas más importantes que le dio acogida a muchas personas sin hogar de la comunidad LGBTIQA+ latinas y afrodescendientes: House of LaBeija en 1977.

A finales de los años 70, la cultura ballroom empezó a popularizarse y alcanzó su máximo auge durante la década de los años 80. Tal como se muestra en el documental Paris is burning (1990, Jennie Livingston) y más recientemente en la serie Pose (2018, Ryan Murphy). A diferencia de otras épocas, hoy muchxs se enfrentan al estigma de vivir con VIH/SIDA y otrxs se convierten en activistas para exigir un sistema de salud digno para ellxs y por sus hermanxs que ya no están. 

Durante este periodo, el voguing se reinventó al generarse un nuevo estilo que era mucho más ágil en la pasarela; a estos pasos se les conoce coloquialmente como duckwalk (caminar en cuclillas) y catwalk (cruzar piernas); acompañados de movimientos de brazos y manos; también giros y saltos que enfatizan con una caída dramática el final del baile que se está ejecutando.

Esta nueva manera de hacer voguing llamó la atención de artistas de la talla de Madonna llevando la escena ballroom a nivel internacional. Aunque también ha generado debates y cuestionamientos sobre la apropiación cultural de una comunidad que ha sido racializada por años.

A casi 40 años de su auge, la cultura ballroom ha tenido un resurgimiento significativo a nivel de masas; no solamente en Estados Unidos, también en las ciudades más importantes de Europa, Asia y América Latina. Por supuesto México no es la excepción, desde el 2015 House of Apocalipstik es una de las pioneras haciendo competencias y prácticas de baile en antros como La Puri. Desde entonces se popularizó en de los círculos de la comunidad LGBTIQA+ y poco a poco vemos una escena local mucho más diversa. Surgen nuevas propuestas y conceptos que rompen incluso con los esquemas tradicionales de la cultura ballroom.


  • TEXTO: AARÓN HINOJO

    FOTOS: Cortesía

Fecha de Publicación:
Miércoles 29/06 2022