LABVA, laboratorio de biomateriales

LABVA es un acrónimo de Laboratorio de Biomateriales de Valdivia, una región de Chile. Fundado en el 2018 por María José Besoain, Alejandro Weiss y Valentina Aliaga. Junto con su equipo de especialidad científica formado por Gabriela Carrasco y Esteban Osses.

Bajo un concepto de un laboratorio ciudadano con carácter independiente, usan recursos naturales, aparte de desechos industriales y domiciliarios de su entorno para desarrollar biomateriales.

Al mudarse a Valdivia les llamó la atención el desabastecimiento que se genera porque muchas de las cosas que se consumen se traen de afuera. Por lo cual, surge la idea de sacar adelante un proyecto donde hicieran una re valorización del territorio desde sus materialidades.

Creando una cultura del material, el cual reestructura toda la cadena que va desde la naturaleza, pasando por las comunidades, por el proceso de investigación y finalmente por producción.

No sólo se aspira a una sustentabilidad medioambiental sino también social y económica, favoreciendo el comercio local y la creación de materiales biodegradables y socialmente escalables.

Objetivos

LABVA busca promover la biofabricación para no depender de industrias que promuevan una economía que acaba en la sobreexplotación de territorios y comunidades.

Por eso se dedican a investigar diferentes formas de extraer de forma artesanal y consciente de su entorno natural, buscando fortalecer su autonomía. Constantemente realizan talleres y conferencias en su país e incluso han venido a México donde hicieron un Biolab en Zapopan.

Propuestas

Desarrollan una paleta de materiales que se agrupan en dos categorías: los cultivables, aquellos que hacen crecer en su laboratorio y que exigen un cuidado mayor para transformarlos, como la celulosa bacteriana.

Y los aglomerados, de origen natural como los polisacáridos de algas, almidones de tubérculos o gelatinas de restos de pescados.

Entre los elementos que usan están cáscaras de huevo, caparazón de jaiva, carbón, cúrcuma, lana, cenizas, conchas de moluscos y crustáceos. Con estos insumos han producido alternativas de poliestileno, plásticos, fibras, compuestos, y textiles.

Aparte de otras creaciones como un confetti compostable, hecho con los residuos de sus experimentaciones materiales y pigmentos de alga, hongos y hueso de aguacate.

En realidad más que especificar que tipo de productos se pueden elaborar con estos materiales, su desafío es llevar a cabo un catálogo que ofrezca una estandarización de las propiedades.

Divulgando conocimiento a través de diversas plataformas tanto al público en general como en universidades y escuelas. Apostando por generar cambios fundamentales en los paradigmas productivos.

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