EL LENGUAJE CAMBIA CON EL TIEMPO Y MANIFIESTA LA TRANSFORMACIÓN DEL TEJIDO SOCIAL

De un tiempo a la fecha hemos modificado nuestra línea editorial. Si bien seguimos mapeando a la comunidad creativa local y sus proyectos (parte fundamental de esta plataforma); no podemos evitar hablar de temas que nos atañen e interesan de manera directa. No podemos no hablar de feminismo cuando nuestro equipo se integra de mujeres que diario buscan crear un entorno seguro para las demás; lo mismo sobre poblaciones LGBTTTIQA cuando nuestro editor y creciente red de colaboradores pertenecen a ella. Queremos contarles por qué usamos lenguaje inclusivo.

Nuestra existencia, la de todxs, es política; salir a la calle y decidir cómo nos veremos y cómo nos verán puede generar (ojalá), una reflexión en alguien que no se ha cuestionado cómo funciona la cultura -nuestra cultura. Vivimos en un entorno que resulta violento e inseguro para las mujeres y para las personas LGBT+. Pero también vivimos dentro de una cultura que no es estática; cómo nos vestimos, hablamos, qué comemos, qué aprendemos en la escuela, qué compramos, a dónde vamos, etc. etc. cambia con el tiempo.

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El lenguaje cambia con el tiempo y si no lo creen pensemos en cuánta gente habla todavía como si viviera en Nosotros los pobres. El acento que se asocia a lxs chilangxs de 1950 es muy diferente a las formas que usamos hoy. El lenguaje también puede ser excluyente, sexista, racista y abiertamente discriminatorio. Jumko Ogata lo pone en evidencia con ejemplos como “mucama”, término que originalmente definía a la ama real de un hogar, pero tras los procesos de colonización se emplea como sirvienta. Lo mismo “quilombo” que originalmente significaba una casa de personas que antes eran esclavas y están en libertad, pero cambió para representar primero burdel y luego un desastre, desmadre o relajo.

Octavio Paz reflexiona el término mexicano del hijo de la chingada, de la mujer violada. Chingada como sinónimo de agredir, de violar. Difiere del hijo de puta, término más usado en España en el que la mujer ejerce el trabajo sexual. Entonces, hemos definido que las palabras tienen poder e historia, lo que decimos va delimitando nuestro contexto. El machismo local se arraiga en el lenguaje y permite que este mecanismo siga generando una desigualdad de poder.

Por esto usamos lenguaje inclusivo. Reconocemos a través de nuestra forma de comunicarnos, el texto, que somos una población diversa; que se integra de personas que no necesariamente se apegan a dos categorías construidas socialmente de expresión de género. ¿Sonó raro la primera vez que lo oímos? Sí. ¿Nos hace sentido y coherencia articularnos de manera neutra, en un afán de decir que queremos igualdad de condiciones para todes? Absolutamente. Y a través de un gesto que está a nuestro alcance; más lo que decidimos retratar, seguiremos apostando por crear un entorno libre y seguro.

*** Estamos aprendiendo juntxs y al ser un tema nuevo, el diálogo y su feedback (desde el amor y el entendimiento), nos ayudarán a construir una plataforma más inclusiva.


Fecha de Publicación:
Martes 20/07 2021