DEJAR DE IDEALIZAR LAS RELACIONES SÁFICAS: ¿QUÉ IMPONE LA HETERONORMA?

¿Será que hemos idealizado las relaciones sáficas o por qué sería importante visibilizar el hecho de que también les atraviesa la violencia? Hace unos meses se viralizó en TikTok de discusiones acerca de Ultimatum: Queer Love, el reality de Netflix donde cinco parejas enfrentan un conflicto común: una persona quiere casarse y la otra no está lista. La parte interesada da un “ultimátum” y, tras dos meses, deben decidir si se casan, se comprometen con alguien más del programa o terminan solterxs.

En la temporada 2023, donde participaron solo parejas sáficas, una relación en particular preocupó a la audiencia: Mildred y Tiff. Ambas mostraron una dinámica complicada y, tras el periodo de prueba, decidieron comprometerse para mejorar su comunicación. Sin embargo, en el episodio de reunión, grabado en enero de ese año, Mildred reveló que había sido arrestada por violencia doméstica contra Tiff, quien tuvo que abandonar la grabación debido al continuo gaslighting.

Una de las participantes intentó apoyar a Tiff, quien estaba visiblemente alteradx al convivir con su agresora. Ni la conductora ni la producción del programa se preocuparon por elle. Es válido cuestionar si habrían permitido la presencia de Mildred en la reunión si el agresor hubiera sido un hombre. ¿La respuesta habría sido igual si Tiff, de expresión masc, fuera lx agresorx en lugar de Mildred, de expresión femme? ¿Por qué se permitió la participación de Mildred a pesar de la violencia doméstica? Estas situaciones nos invitan a reflexionar sobre cómo el género influye en la percepción de la violencia y los riesgos de idealizar las relaciones sáficas.

La idealización de las relaciones sáficas

La idealización de las relaciones lésbicas proviene de la esencialización, un concepto que atribuye características innatas a grupos sociales como la raza o el género, basándose en supuestas justificaciones biológicas. Esto refuerza estereotipos que perpetúan la violencia sexista y racista al asumir que las personas comparten una “esencia” solo por pertenecer a cierta categoría.

En el caso de las mujeres se esencializa el sexismo porque se utilizan ciertas características físicas para construir la idea de lo que es ser “mujer”. A partir de ello se afirma que todas las mujeres tienen ciertas actitudes de forma inherente, como ser sumisas, maternales e inocentes, entre otras. Además, dicha construcción de la feminidad es un legado colonial que fue aplicado para las mujeres blancas; ya que a las mujeres racializadas no se les consideró como seres humanos siquiera.

La construcción de la feminidad y masculinidad

La construcción de feminidad blanca plantea que las mujeres son inocentes, seres puros e inherentemente buenos. En contraste, la construcción de la categoría “hombres” también contiene ideas esencialistas. Los hombres son supuestamente seres hipersexuales, violentos, dominantes y no desarrollan sus emociones tanto como las mujeres. Son atractivos pero no son de fiar y nunca sabes qué pueden traer entre manos. Bajo esta lógica, todos los hombres son posibles agresores y todas las mujeres son inocentes de ejercer violencia. Asimismo, en las relaciones queer se asignan estos roles de género a las parejas si una tiene una expresión masc y la otra es femme.

Los estereotipos de las relaciones lésbicas

Si una mujer es dulce, le gusta cuidar a los demás y es emocionalmente muy intensa, entonces una relación de dos mujeres seguramente tiene estas mismas características. Derivado de esto existen los estereotipos de que las relaciones lésbicas avanzan muy rápido; que existe mucha intensidad emocional y en las que abundan los gestos románticos y detallistas. Sin duda existen relaciones así, no obstante, no debemos asumir que todas las relaciones lésbicas tienen esas dinámicas.

En primer lugar, este tipo de afirmaciones impide hablar sobre la violencia doméstica y el abuso emocional que puede llegar a ocurrir porque se asume que es imposible. Las mujeres no somos homogéneas y retratarnos como personas incapaces de hacer daño sólo por nuestro género también es sexista. No nos permite una experiencia humana completa, pues se nos retrata como seres unidimensionales que existen únicamente para nutrir a otras personas. 

Además de la lesbofobia a la que nos enfrentamos en la sociedad, también debemos hablar de los conflictos entre nosotras, porque es parte de la experiencia humana. No debemos elegir a nuestra potencial pareja porque asumimos que su identidad determinará su actitud, sino porque buscamos amarla.

Sexismo y heteronorma

Las ideas heteronormadas sobre el amor romántico contribuyen a esta visión destructiva del amor. Todo es válido con tal de conseguir el cariño y atención de la persona amada; los celos son una demostración de amor y es imposible evitar el sufrimiento o querer desvivirnos por la persona a la que queremos. En contraste, bell hooks define el amor como “la voluntad de nutrir nuestro crecimiento espiritual y el de las demás personas” planteando además que, no pueden coexistir el amor y el abuso. Para la autora, la persona que nos ame no buscará herirnos, ni utilizar la violencia para controlarnos, aunque digan que es por amor. Por ende, debemos hablar del hecho que puede existir abuso en una pareja, aunque sea entre dos mujeres. La violencia no sólo es física, y por eso puede resultar complicada de identificar.

Por otra parte, los chistes que idealizan las relaciones lésbicas tampoco son justas para quienes las vivimos porque las mujeres sáficas no anhelamos ser deseadas por mujeres heterosexuales. No nos hacen ningún favor al vernos como segunda opción porque los hombres con los que salen no llenan sus expectativas.

Al esencializar a los hombres y las mujeres, se evita confrontar las actitudes sexistas que las personas han aprendido. En lugar de exigir que los hombres heterosexuales mejoren sus habilidades de comunicación en su relaciones, se hace burla de mejor abandonarlos por completo porque son irremediables y saldrán con mujeres porque “por naturaleza” son así. Pero la violencia y el abuso no son características que pertenezcan a los hombres ni a la masculinidad; son formas de ejercer control sobre lxs demás y pueden venir de personas de cualquier género.

¿Qué hacer si necesitas ayuda?

Si sientes que algo no está bien en tu relación, pero no estás segura si se trata de violencia, te compartimos algunos recursos que pueden ayudar. En primer lugar está la evaluación para saber si estás en situación de violencia de Liberas, plataforma dedicada a dar información y herramientas para apoyar a personas que se enfrentan a violencia sexual o de género.

También tienen recursos dedicados especialmente a la detección de violencia en relaciones sáficas. Es una ruta para ponerte a salvo si estás en una situación de riesgo; información necesaria si decides denunciar y una ruta de reparación autónoma para las personas que no busquen atravesar un proceso jurídico. Asimismo, Jóvenes por una Salud Integral existe una línea de atención de primer contacto que da contención y acompañamiento especializado para personas sáficas que requieran ayuda: 5575180565 o en sus redes sociales.

Las mujeres sáficas merecemos contar y vivir nuestras experiencias con todos los matices que la humanidad supone. A veces estamos en relaciones bellísimas en las que tenemos la posibilidad de crecer y aprender de la otra persona; pero a veces nos encontramos en relaciones destructivas en las que vivimos violencia donde necesitamos apoyo para salir.

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Nota original publicada el 13 de junio de 2023 por Jumko Ogata


  • Texto: Jumko Ogata

  • Fotos: Cortesía

Fecha de Publicación:
Viernes 29/11 2024