PREMIO QUÓRUM 2013: AÑO UNO
Fotografías: Rene Enríquez
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Presidente de Quórum –Consejo de Diseñadores de México–, Socio y Director Creativo de MBLM (Agencia Internacional de branding), Luis Herrera es la figura al frente de una plataforma que desde hace algunos años, intenta demostrar y reconocer el trabajo y potencial del que México es parte. De esta manera, te presentamos una extensa charla que mantuvimos con él, en donde hablamos sobre el recuento de la pasada jornada y lo que Premio Quórum Año UNO trae en su siguiente edición:
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Luis, después del término de las actividades del “renovado” AÑO CERO, ¿cual es el sumario y el análisis final de esa jornada? ¿cuales fueron los paradigmas que se modificaron en ti, al apreciar desde tu labor, el quehacer de las industrias creativas en México?
LH: Año Cero fue una iniciativa a través de la cual queríamos sacar una ‘fotografía’ para medir el potencial creativo-estratégico del diseño en México. Para lograr lo anterior, seleccionamos 6 disciplinas de diseño (gráfico, industrial, digital, animación, ilustración y moda) y construimos una red de sinergias entre los principales sectores del país: gobierno, sociedad, iniciativa privada, academia, gremio de diseño y medios.
Con lo anterior en mente, propusimos al premio –más que como una competencia entre diseñadores, como una plataforma de colaboración multi-dimensional–, a través de lo cual encontramos que México es un país en medio de un proceso acelerado de crecimiento a nivel creativo y de diseño.
Encontramos proyectos de un nivel que hacía tiempo no se veía, desde niveles académicos, hasta diseñadores consumados; desde proyectos realizados por grandes firmas en el D.F., hasta estudios de gran nivel creativo en partes inimaginables de la República Mexicana… el sumario de Año Cero es: México tiene un gran talento desarrollado que está empezando a contagiarse a nivel nacional, sin embargo hace falta construir una red sólida entre disciplinas, regiones y sectores para poder consolidar a esta actividad como una herramienta estratégica que puede contribuir a resolver problemas reales, mejorar la calidad de vida de la gente e impulsar la economía, como lo hacen los países desarrollados de otras partes del mundo.
Algunos paradigmas que se rompieron fueron:
- México es un país en proceso acelerado de desarrollo dentro de las industrias de diseño.
- El talento de los jóvenes puede (y debería) llegar a ser tan competitivo, a nivel conceptual y ejecucional, como el de los profesionales consumados (en la exposición se mezclaban unos con otros y el ‘best of show’ fue un estudiante).
- Los proyectos ‘importantes’ – a nivel cliente y visibilidad – pueden seguir surgiendo del D.F. (en su mayoría), sin embargo los proyectos ‘relevantes’ – a nivel creativo-estratégico – se están gestando también en varias partes de la República Mexicana (Aguascalientes, Guadalajara, León y Monterrey).
- La suma de esfuerzos y voluntades puede romper la idea del egocentrismo del diseñador para construir ‘futuros’ que rebasen las expectativas y satisfagan las necesidades de todos (este premio tuvo un costo de varios millones de pesos, los cuales fueron proporcionados, en su mayoría, por las aportaciones en especie de estudios de diseño, post-producción, iniciativa privada, gobierno, medios, etc., que vieron y compartieron el valor de construir una industria).
- La educación está despegando en varias direcciones, más allá del ángulo cosmético-humanista que había tenido hasta ahora (escuelas que preparan Design Thinkers, emprendedores, pensadores sociales, etc.).
- El gobierno está comprando la idea de “el valor del diseño” a través de iniciativas de alto nivel de inversión (proyectos para convertir a ciudades enteras en ecosistemas productivos en donde el diseño es el ingrediente estratégico de competitividad y desarrollo).
- México está pasando por un “Momentum de Diseño”, en donde muchas regiones del país están desarrollando iniciativas muy interesantes que están catalizando otras ideas a nivel inter-sectorial, e inter-regional (eventos, festivales, iniciativas sociales, etc.).
- Existe una mezcla de sentimientos a nivel estudiantil que divide, a aquellos que están aún viviendo entre quejas e incertidumbre, de aquellos que no pueden esperar a salir de la universidad o esperar a que alguien proponga algo y están emprendiendo grandes proyectos.
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¿Hacía dónde pretenden llevar AÑO UNO? ¿Cuáles son las áreas de desarrollo y mejoras?
LH: Como todo proceso creativo, la idea es dejar asentadas las bases fundamentales, y evolucionar las bases dinámicas, de tal forma que este proyecto esté en constante movimiento y en constante proceso de innovación.
Existen temas relacionados con logística y procesos electrónicos, que requieren de financiamiento para poder acelerar y eficientar las diferentes fases del proyecto. Encontramos un equipo de estudiantes entusiastas, que representan a la nueva generación de diseñadores, en donde hay esperanza, pero sobre todo actitud y determinación para ‘hacer que las cosas pasen’, en lugar de esperar a que alguien las haga, así es que ahora contamos con un equipo ampliado de gente capaz a nivel de responsabilidad, solución de problemas y ejecución.
A nivel general estamos utilizando el concepto de “Conexiones” (plasmado en la maravillosa identidad visual, diseñada por nuestros colegas de Cítrico Gráfico), como una bandera para convocar e invitar a los diferentes jugadores de este ecosistema (y sectores del país) a sumar sinergias, a partir de las cuales podremos multiplicar el entusiasmo, pasión y sobre todo los objetivos y resultados de Año Cero para llevar a la industria a un nivel superior.
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¿Cómo se eligió al jurado este año? ¿cuál es la labor “real” de su trabajo?
LH: Los criterios de selección fueron re-definidos en Año Cero y son de las cosas que decidimos continuar para esta edición. Los criterios son elegir a diseñadores que…
- Demuestren tener una gran influencia, reconocimiento y poder de convocatoria.
- Representen diferentes regiones del país.
- Representen diferentes especialidades de diseño.
- Demuestren objetividad para respetar y reconocer valor en proyectos de diseño.
En cuanto a su ‘labor real’, a través del protocolo que va, desde la invitación a los jueces, hasta la evaluación presencial, les pedimos que busquen la manera de subir la barra en cuanto a concepto, originalidad, coherencia y calidad de ejecución (apegándose a los criterios de selección pre-establecidos de antemano en la convocatoria).
Para los extranjeros, además de asegurar un nivel superior de calidad (sin concesiones por ser país ‘en vías de desarrollo’), los invitamos por tener una gran influencia a nivel internacional, y para utilizar esta influencia para que regresen con una gran historia que contar respecto del material apreciado, los proyectos, la visión y la organización de la industria a nivel nacional… los invitamos para que se conviertan en embajadores y promotores del diseño mexicano en el exterior, esperando generar sinergias tangibles con ellos en un futuro inmediato.
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¿Cuáles serán los high-lights de AÑO UNO?
LH: Estamos en pláticas con entidades del gobierno, estudios, productoras, personalidades y escuelas de diseño, dentro y fuera del país que están interesadas en formar parte de el proyecto, ya sea a través de alianzas, eventos, aportaciones puntuales o programas de patrocinio. Sin embargo, dada la altura en la que se encuentran dichos acuerdos, preferiría reservarme la información hasta que quede totalmente definidos.
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¿Cual es la posición de Premio Quórum frente a una generación joven de “cambio” y nuevas perspectivas independientes? (p/e: movimientos radicales en temas político-sociales en 2012) esto, al incluir a Grupo Televisa como activo importante, y siendo así, una de las más polémicas “Empresas” en México, para el sector al que se dirigen.
LH: La posición es clara – cuando se trata de hacer crecer al país a través del diseño, no se vale decir que NO, no solo a nivel de participantes, sino a nivel regional o ideológico. Precisamente por vivir en un esquema de polaridades, es que nos encontramos en una posición ‘neutral’ (usando la analogía de un automóvil), y es precisamente el reconocer que existen diferentes ideologías, tendencias e incluso ‘ángulos’ de un mismo grupo o empresa, el que nos permitió desarrollar las iniciativas que hicimos el año pasado entre gobierno, iniciativa privada, academia y sociedad.
Existen – y seguirán existiendo siempre – grupos de estudiantes, profesores, diseñadores o empresarios que tengan razones para pensar que lo que estamos haciendo no es lo mejor o lo indicado (hablando de cualquier iniciativa, no solo Quórum). Sin embargo yo tengo la firme convicción de que “el diseño no es un deporte de espectadores”, por lo que si bien no pretendemos llegar a ser ‘una solución para todo o para todos’, SI estamos abiertos a escuchar el punto de vista de aquellos que estén dispuestos a proponer y no solamente a criticar… En otras palabras, Quórum, Año Uno, es para los que comparten la necesidad, el hambre, la ambición y la actitud positiva de construir el futuro del diseño a través de acciones hoy (y no solo palabras).
Si Año Cero tenía como objetivo – “retomar la riqueza heredada para construir sobre una perspectiva renovada hacia el futuro”, Año Uno busca “capitalizar sobre lo aprendido en Año Cero, multiplicando la inspiración y resultados a través de sinergias entre sectores, regiones y generaciones, para actuar como UNA sola industria que represente a UN mismo interés y UN mismo país que es México” (de ahí, la segunda lectura del tema ‘Año Uno’).
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Menciona tres grandes “patrones” de conducta dentro del quehacer del diseño en México, es decir: ¿Qué tendencias son altamente replicables o reconocibles en estas industrias?
LH: Hablando a partir de los resultados de Año Cero, te diría que los patrones marcados entre las diferentes disciplinas que abarca Premio Quórum, serían las siguientes:
- Un espíritu de emprendedurismo (más innato que preparado), lo cual es notorio en el desarrollo de proyectos como: blogs, festivales, conferencias, programas sociales y empresas, más allá de la apertura de estudios de diseño.
- Un sentido de responsabilidad respecto al rol del diseño en la construcción de un mejor tejido social, ambiental, cultural, educativo, empresarial, económico y calidad de vida en general de México.
- Un apetito de cambio. A pesar que la naturaleza egoísta de la disciplina, las tendencias mundiales de co-working y open source que se han derivado en el desarrollo de una tendencia de Open Design, en donde el valor de la suma se ha palpado y por ende las nuevas generaciones (profesionales jóvenes) está dispuestas a colaborar en espacios, proyectos, eventos, publicaciones, iniciativas del gobierno y premios que ofrezcan valor en la construcción de una industria renovada (al menos este es el buen sabor de boca con el que me quedo al final de cada una de las charlas o conferencias que me invitan a dar en todo el país).
Un sentimiento de incertidumbre en los estudiantes. A diferencia de las generaciones de profesionales jóvenes y jóvenes-experimentados, los estudiantes con los que he tenido oportunidad de interactuar (fuera del contexto de Año Cero) presentan en su mayoría un alto nivel de incertidumbre, ya que no tienen claridad respecto a sus oportunidades, las condiciones de mercado o su futuro económico-profesional. Esto es una mezcla de actitud – o pánico grupal – con falta de experiencia temprana en el último cuarto de la carrera, en donde deberían en realidad de empezar a ser, pensar y hacer como profesionales.
- Un marcado ángulo– a nivel específico de disciplinas – que resalta de la siguiente manera:
En el diseño gráfico, una marcada influencia marcada por la combinación del diseño español y suizo el cual está ayudando a recuperar la atención al detalle (ornamentos simples pero marcados, uso de viñetas clásicas), el ‘oficio’ por la tipografía, las composiciones limpias y el uso del lenguaje verbal (frases y mensajes) como un recurso de diferenciación a nivel de identidad.
En el diseño industrial, una influencia brasileña, española e italiana – reflejada en el uso y mezcla de materiales y el uso de objetos como un vehículo de narrativa social, ambiental o cultural. Recurriendo constantemente al humor, a través de los contrastes, materiales, colores y formas.
En la ilustración, hay dos tendencias que se dividen, entre aquellos que utilizan formas clásicas propias de la cultura vernácula mexicana, formas prehispánicas o el mundo de las luchas, y aquellos que reinterpretan corrientes artísticas europeas de la post-guerra, imprimiendo un sabor a reconstrucción a través de las técnicas, paletas de color, expresiones y formas. Sin embargo lo más interesante es ver como en los últimos años esta disciplina se ha encauzado a través de un tono provocador que juega en los límites del diseño y el arte, no solo a nivel ejecucional, sino a nivel narrativo e incluso de discurso y sello autoral.
En cuanto al diseño digital – estamos hablando de un mundo que está pasando apenas por un proceso de gestación, en donde las fórmulas se repiten constantemente, dejando una ventana abierta a la creatividad, no solo en términos de dirección de arte (gráfica, tipográfica, diseño de interfases), sino en cuanto a propuestas de solución conceptual (creatividad en el uso de las herramientas).
En cuanto al diseño de animación – fue una gran sorpresa ver a la más joven de estas disciplinas con tanto impulso y calidad, no solo a nivel de ejecución y atención al detalle, sino a nivel de narrativa. Debido a este proceso de maduración temprano, la animación en México está aún ‘en la escuela’, retomando fórmulas de la escuela Holywoodense, lo cual si bien ofrece oportunidades a nivel de entendimiento del oficio, también representa una gran oportunidad para aquellos que sean lo suficientemente audaces como para empezar a definir un lenguaje propio con reglas y técnicas narrativas diferentes a las que nuestros amigos de Pixar han impuesto en la industria.
Finalmente, el diseño de moda, nos dejó ver un marcado patrón de emprendedurismo, en donde los diseñadores reconocidos – seleccionados por su clara influencia en la industria – desplegaron una combinación de un sentido empresarial con una visión conceptual y de producto. En este sentido, Anna Fusoni, reconocida crítica de moda a nivel internacional y coordinadora de esta disciplina para esta 21ª edición, apunta que la industria de la moda tiene ‘la mesa puesta’, gracias a la apertura de difusión que ofrece la tecnología, los modelos de negocios de empresas globales que han democratizado la moda y el gusto por lo local y lo auténtico que presentan las generaciones actuales. Dicho lo anterior, los retos que enfrenta esta disciplina a nivel industria están relacionados con una falta de capital y al mismo tiempo de atención al detalle y una visión para emprender por parte de la mayoría de los diseñadores (más allá de los diseñadores consumados, reconocidos por PQ).
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