A TRAVÉS DE SU FORMACIÓN, HELDA HA BUSCADO ENCONTRAR SOLUCIONES ECOLÓGICAS CONTRA LOS PESTICIDAS ARTIFICIALES, LO QUE LA HA LLEVADO A COMPARTIR CONOCIMIENTO Y HACER ACTIVISMO

Helda Morales es agroecóloga y se especializa en temas de sostenibilidad e independencia ambiental. Desde hace 23 años trabaja como investigadora de ECOSUR en Chiapas. Sin embargo, en los últimos años, se le ha dado mucho reconocimiento por el trabajo que ha hecho como activista en este campo. Y es que, es una de las fundadoras de AMA/AWA o la Alianza de Mujeres en Agroecología. La cual decidió crear junto con un grupo de amigas después de años de estar en la academia y sufrir su papel de mujer en ella.

Y es que no ha sido fácil. Siendo investigadora titular me han mandado a callar, muchas veces no me escuchan los colegas, he sido testiga de la sobrecarga que tenemos las mujeres en la academia, como cuidadoras, como organizadoras, como movilizadoras; y como nuestro trabajo muchas veces no es apreciado.

Formación

Helda es originaria de Guatemala, donde disfrutó de una educación privilegiada gracias a los sacrificios que hizo su mamá para que pudiera estar en una escuela de prestigio. A la hora de estudiar la universidad decidió entrar a la carrera de Informática la Universidad del Valle de Guatemala. No obstante, y por azares del destino, en la clase de biología que era requisito por ser tronco común, se enamoró de los insectos y el control biológico de plagas. Así fue que empezó su camino para estudiar Biología.

Al terminar la carrera, gracias a la recomendación de su maestro, conectó con profesores de un centro de investigación en Costa Rica. Lo que la llevó a estudiar ahí su maestría en manejo de plagas. Más tarde, con su maestría completa, regresó a Guatemala; donde empezó a observar de primera mano la desigualdad de género en su campo. 

La brecha de género en la ciencia

Me costó encontrar trabajo en mi especialidad, porque donde fui a tocar puertas me dijeron que les daría pena verme sola en el campo, eran plazas para hombres. Me puse a hacer pasteles para vender y me fue bastante bien, pero esa no era mi pasión. Finalmente conseguí trabajo en el instituto de investigación de mi Alma Mater, en un laboratorio de fitopatología.

Cuenta que en ese espacio se sentía cómoda, segura y escuchada, y que su opinión era valorada. Hasta que se enteró de que un compañero con un puesto y una carga de trabajo menor a la de ella, ganaba más. Como respuesta a esto, Helda fue a pedirle un aumento al jefe del proyecto, a lo que le contestaron que eso no era posible y justificaron la disparidad de paga en que él “era hombre y estaba casado y ella no tenía ninguna responsabilidad.”  

Aunque este no debería ser el caso, todos sabemos que las mujeres tienen que esforzarse más o estudiar más para obtener los “mismos resultados” que los hombres. Fue así que esto no la detuvo, sino que la alentó a seguir estudiando. Consiguió una beca en la Universidad de Michigan para realizar un doctorado, en donde encontró “un grupo de profesores y estudiantes determinados en hacer ciencia para el pueblo.” Antes de graduarse, gracias a la recomendación de John Vandermeer, ya la habían contratado en El Colegio de la Frontera Sur en San Cristóbal de Las Casas. Así fue como llegó a México. 

Me permitió tener una visión más amplia y estudiar los saberes que las familias campesinas tienen sobre el manejo de plagas.

Foto: Arturo Rivera via Unsplash
Agroecología y activismo

Su amor a los insectos, hizo que reconociera el peligro de los plaguicidas en la agricultura, dañando el equilibrio natural al erradicar a los insectos de un proceso que no necesita de intervención artificial. Así, su trabajo se ha enfocado en encontrar soluciones para lograr un manejo agroecológico de las plagas. Además, desde hace 12 años y por la necesidad de pasar más tiempo con su hijo, empezó a trabajar en escuelas para fomentar la agricultura y una sana alimentación. Lo que la llevó a formar la Red Internacional y Red Chiapaneca de Huertos Educativos junto con su esposo y otros colegas. Se siente bien en el hecho de que, cada vez más, la agroecología es un tema de importancia en el mundo.  No obstante, observa que hay algunos problemas en cómo se intenta implementar en procesos tradicionales.

Veo… con preocupación que los programas de agroecología que se implementan a gran escala buscan soluciones rápidas, tratan de implementar recetas en contextos muy diferentes y no toman en cuenta las necesidades particulares de las familias productoras, ni sus profundos saberes.

Por otro lado, hablando de las dinámicas dentro de la academia, pone su fe en la nueva generación quienes considera que están más conscientes en temas de equidad. Sin embargo no les da toda la responsabilidad a ellos. 

Los mayores, debemos de seguir abriendo brecha, para que cuando lleguen a posiciones que nosotras dejaremos no sufran discriminación, que sean escuchadas, que sean reconocidas, que el trabajo de cuidados sea compartido y apreciado. Y es que actualmente hay más mujeres que hombres estudiando carreras de agroecología, pero en los puestos de profesoras somos menos del 30%, y lamentablemente he visto que si seguimos permitiendo que los profesores consolidados sigan ejerciendo sus micromachismos, los jóvenes e incluso nosotras, les empezamos a imitar.

Al darse cuenta de que su experiencia no era un caso aislado, se puso a estudiar la discriminación histórica hacia las mujeres en la academia, Helda se convirtó en feminista. La rabia la llevó a buscar soluciones por medio de la colectividad; habló con compañeras mujeres y con compañeros hombres para entender cómo trabajaba cada uno. Y en 2013 surgió AMA/AWA, cuando un grupo de mujeres, en su mayoría ecólogas, se juntaron en la finca Argovia. Se dedicaron a compartir sus investigaciones, sus dificultades y sus estrategias para combinar el ser madres, ser cuidadoras y la academia.

Desde entonces han trabajado juntas para “visibilizar el trabajo de mujeres en la agroecología, para formar una academia sin discriminación para las nuevas generaciones, y para hacer alianzas con mujeres campesinas y de los movimientos sociales.” Actualmente AMA/AWA se compone de cientos de mujeres en Latinoamérica y España que busca lograr grandes cambios en cómo se hace investigación.  

Seguimos trabajando para que los ambientes académicos no solo contraten más mujeres, sino que tomen conciencia de la importancia de tener una planta académica diversa (indígena, afrodescendiente, LGTBI+). De que no se tolere el acoso de ningún tipo, donde las decisiones sean tomadas en consenso, y donde se valore y facilite el trabajo de cuidados. Seguimos caminando nuestra utopía de un mundo donde todas las personas, no importando su género, preferencia sexual o etnia puedan vivir sus sueños, sin violencia y con alegría.


  • ENTREVISTA: Helena Rojas

  • TEXTO: Yma Paulina Murguía

Fecha de Publicación:
Martes 30/03 2021