SOBRE LA PROBLEMÁTICA DE LA DISCRIMINACIÓN RACIAL EN EL CINE MEXICANO

En un texto previo, nuestra colaboradora Jumko Ogata, reflexionaba sobre el trailer de Nuevo Orden, la película más reciente de Michel Franco. A los pocos días tuvo oportunidad de ver la película y ahora realiza un análisis sobre la pieza completa.

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En una entrevista concedida a El Universal el 10 de octubre de 2020, Michel Franco declaró que le parecía “absurdo” que se juzgara su película Nuevo Orden en redes sociales únicamente por el tráiler; invitaba al público a emitir sus opiniones hasta después de salir de la sala de cine. Quienes señalamos las representaciones estereotipadas mostradas en estas escenas fuimos acusados de tener mala voluntad; de intentar sabotear el cine mexicano y de ser ignorantes por no saber qué es en realidad el racismo. Se nos aseguró que el tráiler no tenía relación alguna con la película, y que debíamos esperar a verla, pues en realidad se trataba de una crítica a las opresiones presentes en la sociedad mexicana.

En efecto, el tráiler no le hace justicia a la película; los mensajes racistas transmitidos durante 88 minutos rebasan ampliamente las expectativas planteadas por el tráiler. Los sentimientos y experiencias de las personas blancas son priorizadas por encima de la rebelión entera que ocurre a su alrededor. Esta jerarquía es evidente por el hecho que conocemos de cerca las historias de la joven pareja a punto de casarse, de las relaciones de poder que les rodean y benefician. Por el contrario, desconocemos el origen, las motivaciones e incluso las caras de quienes forman parte de la rebelión armada. La identidad de las personas morenas se limita a caras cubiertas de sombras, pintura o máscaras; vistas casi de reojo, sin enfocar, atormentando y abusando de las personas (particularmente a las mujeres) blancas a las que han capturado. 

En este sentido, las mujeres blancas de Nuevo Orden no sólo son personajes dentro de la trama, sino instrumentos que tratan de guiar la empatía del espectador. Esto se lleva a cabo a través de la tortura y asesinato de estos cuerpos — las mujeres que son la epítome de la belleza y la inocencia en un contexto racista son destruidas a lo largo de la película. De esta manera se hace énfasis en el sufrimiento causado por la revuelta únicamente en quienes ya estaban en la cúspide del privilegio. El asalto a un hombre rico en la boda se enfatiza en el balazo que recibe en la pierna una mujer blanca junto a él, las mujeres blancas en prisión se enfrentan a una interrogación y posteriormente a violencia sexual colectiva y Marianne se convierte en el mártir principal que paga las consecuencias de rebelión colectiva.

Marianne (interpretada por Naian González) es la moraleja de la historia; ayudar de forma desinteresada a la “servidumbre” trae consigo consecuencias graves, esas personas a las que ayuda no dudarían en traicionarla y abusar de ella a la primera oportunidad. Su personaje es una expresión del arquetipo del “salvador blanco”,es decir, ella como persona blanca intenta resolver los problemas de las personas racializadas que la rodean ya que estos no tienen la capacidad. Las primeras escenas de Marianne siendo la única persona de su familia preocupada por ayudar a Rolando (Eligio Meléndez), se contraponen violentamente con escenas posteriores en las que cuerpos morenos que parecen desmembrados interactúan con ella; una mano la sujeta violentamente por el cuello, una cabeza encapuchada la despoja de sus pertenencias, un torso la violenta sexualmente, una voz la increpa “órale güera” para que grabe un mensaje de extorsión.

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Como mencioné anteriormente, en la trama nunca se profundiza en el movimiento social que dio lugar a los disturbios, y las pintas mostradas en los espacios públicos van de lo general (NO, Basta, no al gobierno), a lo híper específico (ni una más) hasta lo incoherente (un asterisco y un signo de amor y paz). Durante la invasión inicial de la casa nunca escuchamos una consigna, mucho menos una palabra por parte de los manifestantes, sólo vemos la destrucción material. Nunca tenemos acceso al interior del movimiento — ninguno de los personajes que forman parte de la revuelta tiene nombre, por ejemplo.

Los personajes racializados en los que profundiza la historia no son parte de la rebelión, incluso se hace una distinción clara de su posición respecto a la de los demás trabajadores domésticos de esta familia. Martha (Mónica del Carmen) y su hijo Cristian (Fernando Cuautle) tienen mayor jerarquía, puesto que incluso en la boda tienen permitido usar ropa de gala en lugar de estar uniformados, además del hecho que Martha tiene un trato directo con sus patrones. Asimismo, mientras que los demás empleados no dudan en saquear la casa de quienes les emplean, Martha y Cristian son “fieles” e incluso defienden y protegen a las personas blancas a su alrededor. 

Michel Franco aseguró que: 

No quería dar mensajes ni educar, porque el cine no sirve para eso. Mis convicciones políticas no son importantes. La ambigüedad de la película es deliberada. La quise mantener abierta, aunque no fuera fácil, para que el público de distintos países pueda proyectarse en lo que cuento. (El País)

No obstante, los mensajes que transmite su película son evidentes; a las personas racializadas no les es concedida ni una fracción de la humanidad que tienen las historias de las personas blancas. Mientras que los personajes blancos son seres complejos, con motivaciones e intereses claros, cuyas experiencias hacen sentir empatía al espectador por la manera en la que sufren, las personas racializadas son sombras, seres sin identidad cuyas historias no importan a menos que giren alrededor de sus patrones blancos.

No tienen agencia, no entienden razones, y son fácilmente manipulables y corruptos. Importan tan poco sus historias que ni siquiera se les permite aparecer de frente y enfocados ante la cámara — son nadie. Estas representaciones son el reflejo de las ideas de Michel Franco, el director y guionista de Nuevo Orden, si para él no son importantes las convicciones políticas dentro de los procesos creativos es porque no han sido elementos que atraviesen su experiencia vivida de manera fundamental.

El lujo de no pensar en el aspecto político de lo que creamos es un privilegio que únicamente han tenido personas blancas en México. Si Franco pensó en crear una historia sin pensar en la racialización, en las clases sociales y en el género, es porque son formas de opresión que son invisibles e insignificantes para su vida, por ende, filmó una película que refleja la burbuja en la que vive y sus limitaciones para hacer una crítica a la sociedad desde su posición privilegiada. Desde su lugar de enunciación su peor temor bien podrían ser las fantasías desarrolladas en esta película; las personas racializadas y pobres “vengándose” de los blancos, hombres morenos violando a mujeres blancas indefensas, las “sirvientas” vistiendo las joyas de sus patronas antes de asesinarlas. Lo peor que Franco puede imaginar es la destrucción de la Avenida Masaryk junto con sus tiendas de lujo.

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Por otro lado, para las personas racializadas, particularmente las mujeres, la violencia que vivimos a manos de las personas blancas no es una fantasía, sino una realidad tangible. No se reduce a la destrucción de nuestros bienes materiales. No tenemos que imaginar cómo sería que nos asesinaran sólo por nuestra “raza” u origen, pues históricamente nos hemos enfrentado a estos intentos de exterminio.

El racismo es un sistema de opresión jerarquizado que pone siempre a las personas blancas por encima de las racializadas, está respaldado por acciones colectivas que privilegian a las personas blancas a costa del bienestar y de las vidas de las racializadas. Es fundamental abrir espacios para que otro tipo de voces e historias puedan acceder a fondos y distribución masiva, pues perspectivas como la de Nuevo Orden de Franco sólo contribuyen a perpetuar ideas y representaciones profundamente estereotipadas y violentas.

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Jumko Ogata Aguilar es escritora afrojaponesa y chicana originaria de Veracruz. Está haciendo su tesis de licenciatura en el Colegio de Estudios Latinoamericanos de la UNAM. Escribe ficción, ensayo y crítica de cine y ha sido publicada en la Universidad Veracruzana, Vogue México y el British Council de México. Sus temas de interés son la identidad, racialización y racismo en México. Síguela en Instagram y Twitter.


  • TEXTO: Jumko Ogata

Fecha de Publicación:
Martes 27/10 2020