EN UNA REALIDAD DONDE LOS RECURSOS NATURALES SON CADA VEZ MÁS ESCASOS, NECESITAMOS RE-INVENTAR NUESTROS PARADIGMAS HACIA UN NUEVO MATERIALISMO.
A principios de este siglo, y ante la emergencia climática, se hizo imprescindible re-pensar en el ambiente construido y las nuevas relaciones que como humanidad podríamos tener con el planeta en el que habitamos. Nuestra historia reciente como especie pobladora en la Tierra ha estado fincada en entender la naturaleza desde nosotros mismos, poniendo nuestra existencia al centro. Dicha concepción nos ha llevado a una emergencia mayúscula, que se debe principalmente a la destrucción de los ecosistemas naturales que nos rodean. Tenemos una noción sobre el planeta -y sus ecosistemas- que nos hace pensar que es un medio del que podemos disponer, gestionar y exigir como si fuese una fuente interminable – les llamamos incluso “recursos” naturales-; esta concepción tan fincada en nuestra cultura nos ha llevado a una fractura del sistema natural.
Ya en los años 70´s el Club de Roma con su reporte “The Limits of Growth” advertía que el crecimiento como constante ponía demasiada presión sobre el planeta, a la vez que cuestionaba su lógica como sinónimo de prosperidad: El incremento sostenido nos llevaría a un agotamiento de los recursos planetarios. El mencionado paradigma del crecimiento como sinónimo de bienestar para las personas y las naciones ha prevalecido y con él, se ha ido haciendo evidente la presión que advertía el club de Roma. A diferentes escalas, las organizaciones y países lo han perpetuado como máxima; en palabras de Thackara (2015), mientras el crecimiento siga siendo la directriz principal de las organizaciones, cualquier promesa de dejar el mundo “lo más virgen posible” quedará vacía. Esa aseveración nos obliga a repensar nuestras creencias comunes y crear nuevas escalas de valores como contrato con la naturaleza.
La promesa fallida de la modernidad
La autonomía personal para conseguir nuestros objetivos (y realización) ha sido una promesa moderna, que sin duda ha dado sus frutos: para muchas sociedades las oportunidades de acceso a productos y servicios básicos es una garantía, los índices de prosperidad en lo general han aumentado e incluso la longevidad ha incrementado significativamente. Sin embargo, el constante paradigma del antropo-centrismo ha traído consigo dinámicas asimétricas en nuestra relación con el entorno que habitamos. Esta visión de centro y periferia en nuestros valores como humanidad tiene una trampa cuando la accionamos en el nombre de nuestra libertad y realización personal, que es la de perder de vista que pertenecemos a un sistema más grande.
Algunos diseñadores tardíos incluso acuñaron el término de “2nd nature” para decir que como especie somos capaces de crear una segunda ecología completa y disociada de la anterior. Aspirar a que en algunas décadas logremos crear una nueva materialidad (o ambiente construido) suena a una ambición desmedida y deja de lado los 3 mil 500 millones de años de evolución del planeta y un aproximado de 20 mil especies que han desarrollado la capacidad de gestionarse como ecosistema, compartir recursos, crear comunidades y controlar su población sin la necesidad de la intervención humana. Diversas han sido las críticas hacia la modernidad por dicha pretensión del ser humano.
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Conectadas con nuestro paradigma céntrico de pensamiento, hay dos nociones modernas que deberían ser re-pensadas: una es el determinismo tecnológico. Nuestra capacidad de transformar como conducto dominante de pensamiento optimista nos ha guiado por una senda en la que nos sentimos con el poder de transformar nuestro entorno, basándonos en nuestros saberes e ideales (céntricos y limitados). La otra es el sentido de universalidad, pensar que los bienes, aspiraciones (y la belleza) de las sociedades pueden ser los mismos en cualquier lugar del globo. Esto último ha dejado de lado la localidad y, con ello, la ruptura y desprendimiento en nuestro contrato con el ecosistema y cultura local de cada comunidad.
Nuevo materialismo
A principios de la década pasada, Simms y Potts (2011) planteaban cómo nuestra relación con el mundo material podría cambiar para bien. Criticaban el “viejo” materialismo como uno que se convirtió en equivalente del consumismo, que poco tiene en cuenta los límites planetarios pero que, sobre todo, ha estado embebido en nuestros valores como cultura dominante, calificándola como una relación “abusiva” con el mundo. Plantea dos perspectivas: la primera es la del respeto por el mundo de “las cosas”, romper la burbuja del humano al centro y movernos hacia una relación de cuidado y equilibro con los ecosistemas que nos rodean.
Una de las claves importantes para respeto por el mundo es la de sustituir la cultura lineal de úsese-y-tírese por una cultura circular, crear ciclos donde los materiales y energía se suceden y conecten; una cultura que balancee la importancia (ahora central) del consumo con la relevancia de la producción. Entender cómo se diseña y produce en esta nueva economía circular será el factor del cambio fundamental.
Alumnos del Tecnológico de Monterrey, profesor Ramiro Estrada.
La segunda perspectiva es sobre nuestro propio bienestar: el nuevo materialismo vuelve también a pensar en nosotros como especie, por el fin último de garantizar nuestra propia sobrevivencia en el planeta a partir de cuidarlo y con un fin todavía más individual, el de nuestro propio florecimiento: lograr una nueva cultura de consumo que ya no sea la de la sobre-estimulación que provoca la excitación y aburrimiento como un ciclo cada vez más acelerado, sino una experiencia más significativa, profunda y duradera.
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Desde luego que la circularidad, enfoque en la producción y la búsqueda de experiencias significativas de consumo reta nuestro paradigma actual de crecimiento como manera de prosperidad y requiere cambios de fondo, maneras distintas de proyectar toda nuestra creatividad para pensar en nuevas formas de lograrlo. Una perspectiva fresca que probablemente venga desde el abandono de la certeza cuando pensamos en el ambiente construido, que nazca desde el cuidado, la regeneración y nos lleve a una tercera posibilidad de contrato con la naturaleza.
Hacia un tercer contrato
Diversos pensadores y activistas han propuesto la idea de un tercer contrato con la naturaleza, donde no solo pudiéramos ser más respetuosos y cuidadores con ella, sino que como especie pudiéramos transformar nuestros valores hacia la noción sistémica en la que somos parte de ella; dejar de percibir con otredad lo que nos rodea. Esto impone serios cuestionamientos éticos y consecuencias políticas, seguramente.
Desde el mundo del arte, Pistoletto (2003) lo explica con el concepto de Terzo Paradiso (tercer paraíso), una fusión entre el primero (en el que los humanos se integraron plenamente en la naturaleza) y el segundo (el paraíso artificial, desarrollado por la inteligencia humana en proporciones globalizadoras a través de la ciencia y la tecnología). Propone a este como una tercera fase para la humanidad, una conexión equilibrada entre el artificio y la naturaleza.
Para algunos autores como Morton (2008) la posibilidad de un nuevo contrato parte de la premisa de asumir que “la catástrofe ecológica ya ha ocurrido”, el impacto de nuestras acciones ha sido tal que no podemos pensar en restaurar o regresar al principio del balance original de los ecosistemas naturales, sino que la ventana de oportunidad a la que podemos aspirar es a la de proponer un nuevo balance que quizá sea nuestra última oportunidad como especie. Las preguntas son entonces ¿como re-inventaremos nuestros paradigmas hacia un nuevo materialismo? ¿aprovecharemos esta tercera y última oportunidad?
Referencias
-Morton, T. (2008, Jul 13) The Catastrophe Has Already Ocurred. Ecology without nature. http://ecologywithoutnature.blogspot.com/2008/07/catastrophe-has-already-occurred.html
-Pistoletto, M. (2003) What is the third paradise?. Terzo paradiso. http://terzoparadiso.org/en/what-is
-Simms, A. and Potts, R. (2012) The New Materialism. http://breadprintandroses.org/wp-content/uploads/2015/01/thenewmaterialism_241112.pdf
-Thackara, J. (2015) How to thrive the next economy. London: Thames & Hudson Ltd.
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AUTOR: Dr. Roberto Iñiguez Flores | Decano de la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño del Tecnológico de Monterrey.
Fecha de Publicación:
Jueves 22/07 2021
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