JUMKO OGATA NOS HABLA DE LA IMPORTANCIA DE DISTRIBUIR OBRAS DE ESCRITORXS RACIALIZADXS DE CONTEXTOS DIVERSOS

Este año tuve la oportunidad de ir a la feria del Libro del Zócalo en la Ciudad de México. Estaba emocionada por poder conseguir libros que no llegan normalmente a Xalapa, la ciudad “de provincia” donde vivo, y poder expandir mis horizontes de lectura. Me dirigí hacia la mesa de información y pregunté qué editoriales tenían obra de escritores africanos o asiáticos. La persona encargado me contestó casi de inmediato: “No”. Sin mayor explicación. Por ello, decidí ir al stand de una de las grandes casas editoriales primero; al ser de alcance internacional seguramente tendrían algo de lo que estaba buscando.

Me acerque a uno de los trabajadores delimitando un poco más mi tema de interés. “¿Qué libros tienen de escritores negros?. El hombre que me estaba atendiendo me miró fijamente un momento y contestó que era la primera vez que le hacían una pregunta así. “Pues…ahí están las memorias de Michelle y Barack Obama”; los señaló con el dedo y también me dirigió a una edición de “Beloved” de Toni Morrison. “Bueno…y del premio Nobel de este año ¿no tienen nada?”. Tampoco tenían sus libros, pero me aseguraron que por el prestigio del premio no tardarían en llegar libros suyos a México.

Observé el estante de libros bajo la sección de “Galardonados” y noté que muy pocos habían sido escritos por personas racializadas, y que entre tal vez 30 libros visibles había unos 6 de escritores de Asia y 2 de escritoras negras. ¿Por qué resultaba tan extraño preguntar por escritores y escritoras que no fueran blancxs?

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Tiene mucho sentido si tomamos en consideración la manera en la que nos instan a pensar de la lectura y literatura en la escuela en todos los niveles. Por lo general nos enseñan como lectores que existe un canon literario; es decir, que hay escritores (y algunas escritoras por aquí y por allá) que forman parte de una gran tradición y que sus textos son “clásicos”, por hablar de temáticas supuestamente universales en la experiencia humana.

Este canon suele estar compuesto casi totalmente por hombres blancos de Europa o Estados Unidos, y son a quienes solemos leer en clase, sin importar su proximidad (o falta de ella) con nuestros contextos específicos como lectores. No nos enseñan a cuestionar por qué estudiamos a algunos escritores y a otros no, o por qué la mayoría suelen pertenecer al mismo contexto racial, cultural y de clase.

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Otro ejemplo de este fenómeno es la discusión que surgió en redes sociales a partir del otorgamiento del premio Nobel de Literatura a Abdulrazak Gurnah, escritor originario de Tanzania que se vio obligado a migrar al Reino Unido por los conflictos bélicos en su país de origen. Algunas escritoras blancas compartieron en sus redes sociales críticas a la premiación de Gurnah, sosteniendo que reconocer una obra por hablar del colonialismo o temas afines resultaba “extorsivo”, o demeritando al autor por tratarse de “un hombre de nombre inpronununciable”. Este tipo de comentarios nos permite abrir una conversación en torno al racismo imperante en buena parte del mundo literario; en primer lugar, Gurnah es la cuarta persona negra en obtener el Nobel de Literatura en toda su historia. La última fue Toni Morrison en 1993 (siendo además la única mujer de los cuatro).

La poca presencia de personas racializadas en los reconocimientos literarios refleja los criterios que tiene la industria a la hora de elegir, publicar, distribuir y reconocer la literatura, un criterio que está atravesado por la opresión estructural que influye en todos los demás ámbitos de la vida cotidiana. Asimismo, si pensamos en la manera en la que se construye la literatura “universal”; ¿por qué no pensar en temas como el colonialismo como parte de esta tradición?

Si es un fenómeno global que afecta a lxs sujetos colonizadxs de manera negativa; es fundamental que lxs lectores tengamos acceso a historias que reflejen nuestras experiencias en este contexto. Este tipo de literatura puede resultar incómoda para quienes se han beneficiado por el colonialismo; pero es precisamente este sentimiento el que es necesario para comenzar a abolir los sistemas que se encuentran tan enraizados en la sociedad.

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Por otra parte, casos como el de Gurnah son una muestra de lo poco equitativa que es la traducción y distribución de textos de autorxs racializadxs; el día que se le anunció como ganador hice una búsqueda en Google que mostró que en México sólo está disponible una de sus novelas traducidas al español a través de las librerías Gandhi — de ahí en fuera no es posible leer su obra traducida en versiones impresas o digitales. Si las editoriales no se interesan en traducir y distribuir los textos de escritorxs racializadxs; están definiendo y limitado los horizontes de lectura que tenemos como lectores en México.

Una inmensa variedad de temáticas y perspectivas son excluidas de la oferta disponible en las librerías; mostrando así sólo una pequeña fracción de la escritura y los motivos por los cuáles las personas deciden contar sus historias. La escritora ugandesa Beatrice Lamwaka narra en una entrevista que la mayoría de los libros que leyó en la juventud eran de personas blancas, por lo general que ya habían muerto, y que eran el tipo de textos que difícilmente la motivaban a ella a escribir.

Para ella, el cambio fundamental ocurrió a partir de las clases que tuvo en la universidad, pues un profesor les mostraba textos de poetas de Uganda e incluso les invitaba a hablar a su clase. A partir de ese momento se dio cuenta que ella como ugandesa también tenía la posibilidad de escribir, y fue cuando comenzó a experimentar y desarrollar sus habilidades. En la misma entrevista Lamwaka afirma que para ser escritora es fundamental leer, pues es la mejor manera de aprender.

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Por ello reitero la necesidad de que se distribuya la obra de escritorxs racializadxs de contextos diversos — no sólo por el valor de sus obras, sino porque estos textos permiten la posibilidad de que lxs lectores se vean reflejadxs en la narrativa y sientan la urgencia por compartir sus propias historias. Invertir en la lectura diversa también fomenta la escritura diversa; ¿Qué nuevxs escritorxs surgirán si tienen la oportunidad de leer a Abdulrazak Gurnah? ¿O a Beatrice Lamwaka? ¿Qué historias nacerán de las nuevas interpretaciones de sus temáticas y perspectivas?


  • TEXTO: Jumko Ogata

Fecha de Publicación:
Jueves 4/11 2021