SCENT PRESENTA SU COLECCIÓN PRIMAVERA/VERANO 2020 BAJO EL NOMBRE DE ASMR

¿Qué define al performance como una obra de arte? Esto fue lo primero que pensé luego de que apagaran las luces del auditorio del Museo Tamayo. ¿Qué, en todo caso, definiría un performance como una pasarela de moda? volví a pensar cuando los primeros modelos de la marca fundada por Josefina Valdés salieron al escenario vestidos con la última colección de primavera-verano 2020. Dos micrófonos al frente. Luego, un desfile de sonidos provocados por papel arrugado, la abertura de bolsas y el roce de guantes. Hicieron de ASMR por Scent y Momo Room un evento pocas veces visto en la moda mexicana. 

Sobre la presentación

Objetivar sobre el arte performativo, llevaría a un texto mucho más complejo y lejano a la intención de esta reseña. Sin embargo, es necesario mencionarlo pues fue la base conceptual de esta presentación. La colección titulada por Valdés como ASMR presentó un viaje multisensorial. El objetivo a esta perspectiva fue, además de mostrar la ropa, reflexionar sobre el sentido de la tecnología ante el gran auge virtual de los videos con murmullos y sonidos de objetos cuya “respuesta sensorial meridiana autónoma” nos hace sentir un cosquilleo en la nuca y motiva a acciones activas -la llamada euforia de bajo grado- como pasivas -rechazo o sensaciones desagradables-.

El escenario cubierto con papel espuma y unicel, fue destruido al final del performance con gran estruendo y escándalo por los modelos, logrando sonorizar el caos. Este fue el espacio ideal para que los suéteres de punto, con tendencia a la logomania, trench coats transparentes, cuya referencia remonta a los abrigos ingleses de la década de los cincuenta, pañoletas en el pelo, histriónicas camisetas estampadas con una figura femenina en bikini y las siluetas clásicas Club C 85 y ROYAL TECHQUET de Reebok. Así como el juego de texturas —había uñas decoradas con largas extensiones de pelo, peinados y maquillaje cuyo manifiesto se centraba en la re definición de la belleza— y colores neón, jugaran con una propuesta de moda tanto artística como conceptual.

Más allá del performance

El ejercicio planteado por la diseñadora mexicana fue más allá  que exponer ropa disponible a la venta. Al parecer, ASMR fue una revisión del individuo con su entorno que recayó en cómo es que el arte performativo propone la idea de la experiencia cuya acción estética, aterrizada en el mundo de la moda, involucra también una experiencia de compra. Al final de la “función” los modelos se dirigieron a la tienda del museo, para posar frente a un espacio con mercancía de Scent. Sin embargo, durante el  performance, ningún modelo interactuó con la ropa ni con la marca. Lo anterior generó la siguiente duda: ¿el público iba a ver un performance artístico o un formato distinto al desfile de moda cuya intención permaneció en todo momento: ver la ropa para después comprarla?

Se entiende perfecto que la experiencia tanto artística como de compra se fusionaron en esta ocasión y que una cosa llevaba a la otra y viceversa. Sin embargo, pequeños susurros como “scent, scent, scent, scent” o la simple interacción de los modelos con las prendas y los objetos hubiesen significado un sentido mayor a la marca misma logrando una experiencia de venta única y novedosa; y ojo no se está diciendo que no lo lograron, al contrario: estos estímulos quizás publicitarios, quizás mercadotécnicos hubiesen reforzado más el sentido global de la marca con su propia estética visual y discursiva.

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Lo grotesco y lo bello -más allá de un calificativo virtuoso- se fusionaron en el performance para darle vida a la marca que, sin duda, retoma estos dos calificativos para generar su contenido visual y de diseño. Scent, cobijada por Momo Room es parte del compromiso de las mujeres detrás de estos proyectos para fusionar el arte, el diseño y la venta de productos locales. Esto, en definitiva, hace querer saber y esperar más de Scent y también, de Momo Room.



  • FOTOS: Paola Félix

  • TEXTO: Dalila Singer

Fecha de Publicación:
Lunes 15/07 2019