LA ESTÉTICA EN LAS IMÁGENES QUE FAVORECE LA INTERVENCIÓN DIGITAL ESTÁ DE REGRESO, ESTA VEZ UNA NUEVA GENERACIÓN DE FOTÓGRAFXS TRABAJAN A PARTIR DE NUEVAS HERRAMIENTAS TECNOLÓGICAS.

Jennifer in Paradise es el nombre de la fotografía tomada por John Knoll a finales de los ochenta en Bora Bora. Ahí pasaba las vacaciones después de terminar la producción de Who Framed Roger Rabbit? donde él y su novia Jennifer trabajaron en el departamento de efectos especiales. En la foto se ve a Jennifer de espaldas sentada a la orilla de una playa paradisiaca con una isla en el fondo. Difícilmente pensaríamos que esta foto sería importante para la historia de la fotografía.

John y su hermano Thomas comenzaron a trabajar en un programa de manipulación de imagen que fuera accesible y pudiera ser usado por equipos de baja gama de Macintosh. Pronto tendrían una prueba de este software al que llamaron Photoshop, decidieron enviarlo a diferentes compañías para que lo probaran, la fotografía que contenía el software era Jennifer in Paradise, la cual se convertiría en la primer fotografía conocida manipulada digitalmente.

La manipulación de imagen no era algo nuevo para el mundo de la foto, pero con la llegada de Photoshop comenzó a democratizarse esa habilidad, ampliando las alternativas que tenían los fotógrafos para explorar nuevos métodos de creación de imágen a través de la tecnología

El origen internacional

Publicaciones como i-D –revista inglesa especializada en arte y moda– abrían la puerta a fotógrafos como Nick Knight, Wolfgang Tillmans y Ellen Von Unwerth, quienes apoyados por el estilo innovador de la publicación desarrollaron propuestas con un lenguaje visual más experimental; no tan utilizado en los terrenos de la fotografía de moda. Esto, aunado a las alternativas creativas de lo digital, abrió el espectro de lo que se podía ver en una editorial de moda en esa época.

Nick Knight ha utilizado el collage y la post-producción como medio discursivo desde los ochenta. Por ejemplo, los catálogos de Yohji Yamamoto, donde modificando los tonos de la imagen creó altos contrastes que aislaban a la modelo y la vestimenta del fondo de manera dramática, concentrando la atención en la silueta de las prendas. De manera similar, con el uso de Photoshop para exagerar la figura de la voluptuosa modelo Sophie Dahl, en i-D en los años noventa. “La fotografía no es un buen medio para capturar la realidad” admite Knight, “Si quieres realidad, mira por la ventana”.

En la misma época, Inez Van Lamsweerde y Vinoodh Matadin, exploraron la estética surrealista proveniente del collage, combinándola con la moda. En 1994, en su editorial For your Pleasure para la revista The Face, se observan modelos superpuestas sobre escenarios, como el lanzamiento de un cohete, la playa y un atardecer. Inez y Vinoodh han mantenido la manipulación digital en su trabajo, siendo pionerxs del collage en la foto moda y el retrato de celebridades.

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En Estados Unidos se encontraba David Lachapelle, quien influenciado por el Pop Art y la escena artística de Nueva York en los años ochenta, experimentó también con elementos de postproducción para potencializar los mensajes de sus imágenes. Su fascinación por el culto a la celebridad, enaltecía a sus personajes referenciando a la pintura clásica Europea y a la iconografía religiosa, mezclada con elementos de la cultura pop norteamericana y situaciones catastróficas o estridentes. En sus producciones el artificio es un elemento narrativo y la post producción es llevada a obviar la plasticidad, propia del medio publicitario. 

En el contexto local

Carlos Latapí, Blanca Charolet y Ricardo Trabulsi, eran algunos de los nombres presentes en la fotografía publicitaria y editorial en México en la década de los noventa. La fotografía de moda que se producía estaba relacionada (en mayor medida) al glamour; buscando reforzar una idea de prosperidad y abundancia, más en sintonía con la realidad económica del país vecino que la nuestra. La postproducción mantenía aún muchas similitudes con lo realizado en el laboratorio de manera análoga, como limpieza de imagen, retoque de piel, etc., herramientas aplicadas para lograr acabados perfectos. Por otro lado, el diseño editorial generaba ya propuestas visuales experimentales, en composiciones donde los personajes aparecían evidentemente recortados, con fondos llamativos o sólidos, siendo la fotografía en este caso, solo una herramienta más para jugar en las páginas de la revista. 

A lo largo de la década, la apertura a nuevos referentes visuales ayudó a compensar la gran influencia en medios de la televisora más grande del país. La entrada del internet y la tv por cable abrieron camino a que jóvenes creativos comenzarán a jugar con las posibilidades de los nuevos medios y con estéticas más arriesgadas, algunas de ellas provenientes de la cultura del videoclip y los videojuegos. Haciéndose presente en las portadas de revistas, donde se mostraban celebridades montadas en fondos de colores brillantes, fusionando técnicas de diseño gráfico con la fotografía. 

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Diseñadores como Sergio Toporek comenzaban a hacer de esta tendencia parte de su estilo. En su trabajo para el álbum El color de los sueños de Fey, colaboró con el fotógrafo Ricardo Trabulsi para crear una serie de imágenes donde se observa a la cantante habitando espacios digitales, con patrones y figuras monocromáticas. Elementos que conformaban el imaginario onírico futurista del material discográfico. Otro trabajo destacado de Toporek, fue su participación en el arte del álbum Vuela más alto de Onda Vaselina, donde recordando a una obra de Magritte los integrantes de la banda están duplicados y flotando sobre un cielo azul.  Esta estética del fotomontaje digital, propiciaba la creación de mundos surreales donde los límites estaban delineados por las herramientas del programa; propuestas que comenzaron a transformar el imaginario de la cultura pop de México.

La estética Y2K

En 1997 comienza el crecimiento de la burbuja .com y con ella, la idea consolidada de un futuro acompañado de la tecnología. Esto ya se mostraba en la publicidad de equipos celulares y videojuegos, incluso desde inicio de los noventa. Su propagación a lo largo de la década se observó por medio del juego con las proporciones de sujetos y productos de manera física o digital, diseños de figuras cromadas, tipografías toscas, la llegada de gráficos 3D en videojuegos como el Final Fantasy VII. A este conjunto de elementos se le conoce como estética Y2K, Y=Year 2K= 2000.  

En el mundo de la foto editorial, fotógrafos se tomaban libertades para explorar las herramientas del programa Photoshop y crear imágenes que tenían más que ver con un statement autoral que con una idea superficial de belleza y glamour. Y fue a finales de 1999, que apareció en las revistas de moda la campaña Big heads, de la marca de calzado Steve Madden. Imágenes icónicas que hicieron tendencia, ayudando a definir la moda de inicios de los dosmiles. 

La marca, en colaboración con el diseñador 3D y fotógrafo Butch Belair, creó personajes con cuerpos desproporcionados, cabezas gigantes, largas piernas y grandes pies; fondos con edificios alargados, donde el efecto ojo de pez en contrapicado exagera la sensación de vértigo en el espectador, todo eso creado de manera digital. La campaña fue un éxito, y fue hasta 2005 que las Big heads de Steve Madden dejaron de aparecer; cuando decidieron apuntar a un grupo demográfico de mayor edad, no sin haber dejado un legado de triunfo a la experimentación y manipulación digital extrema, que llevó a que espectadores a nivel global consumieran una fotografía de moda distinta y arriesgada. 

La generación posterior

La repercusión de esta forma de hacer fotografía llegó a México hasta finales de la década de los dosmiles, con el resurgimiento de la industria de la moda y la aparición de publicaciones independientes, las cuales funcionaron como plataformas de proyección para una generación de fotógrafos que crecieron con internet y dispositivos digitales. Revistas como CROM Magazine, con una clara influencia por la estética Y2K , proponía imaginarios con sus producciones originales que se extendía hasta la publicidad presentada en la revista. Una especie de curaduría que funcionaba como statement estético ante lo producido en el país al momento. 

En contraste, el trabajo de Iván Aguirre, es conocido por crear historias con el uso de sets, maquillaje, prendas y postproducción. Componiendo escenarios con perspectivas imposibles, modelos en entornos de fantasía, disponiendo de elementos que referencian al surrealismo. Con sus imágenes el glamour se encuentra con un lado más siniestro y alternativo. Mientras que en Querétaro, Michel Omar y Rodrigo Lecumberri, fundaron el Observatorio Estudio, donde creaban producciones inspiradas en la ciencia ficción, la cultura Mexicana y la política; mezclando estos elementos con la fotografía de moda. Otros autores nacionales a destacar sonAlberto Lanz y Jvdas Berra; quienes desarrollaron también un estilo alrededor de la postproducción en la fotografía de moda.

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Actualmente, por la masificación del uso de dispositivos móviles, apps y filtros en redes sociales, la estética Y2K tomó un nuevo aire. Esto coincide con lo que Patrick Metzler llama el péndulo de la nostalgia, una teoría que afirma que la cultura pop es cíclica, es decir, que cada 20 o 30 años tiende a autoreferenciarse y quienes en su juventud eran consumidores de esta cultura crecen para volverse creadores de ella.

En febrero de 2020 Motorola lanzó el Moto Razr, un flip phone que nos recuerda a los primeros celulares cool de mediados de los dosmiles. También artistas como Lady Gaga, el dúo Chloe & Halle y Paris Hilton, han lanzando productos e imágenes que retoman motivos del Y2K. De manera similar Fanta y la marca española Bimba y Lola postean en instagram videos y fotografías que parecen salidas de Myspace.

Neo Y2K

El también conocido como Neo Y2K, ha permeado en la fotografía de moda nacional e internacional. Charlotte Rutherford es una fotógrafa y artista visual inglesa que utiliza referencias kitsch del internet en sus producciones fotográficas. Como la realizada en Crack Magazine donde convierte a Grimes en una hada con glitter que habita un mundo digital. El portafolio de Rutherford nos recuerda al tipo de imágenes que podíamos encontrar cuando el web surfing era una actividad común en los inicios del internet. 

En Alemania, Kristina Nagel usa Photoshop para deformar el cuerpo humano, creando imágenes donde los personajes habitan en lo que parece ser un archivo de Photoshop aún sin terminar. Chris Maggio utiliza al absurdo como tono en sus producciones, lo que posibilita que la manipulación digital sea un medio para subvertir ideas, como por ejemplo, el ideal del sueño Americano. El uso de la postproducción como potencia discursiva, posibilita una deconstrucción de las promesas de prosperidad que ofrecía la tecnología del nuevo milenio, y justo allí es donde creadores encuentran material para no sólo reconstruir un pasado idealizado, sino utilizar esta perspectiva para hablar sobre un presente poco prometedor.

Glenda Lissette, fotógrafa e influencer guatemalteca, ve Photoshop como un lienzo para esculpir nuevas realidades. En su proyecto Self gaze se muestra en autorretratos donde modifica las proporciones de su cuerpo y rostro, imitando arquetipos de belleza. Llevando su apariencia artificial al extremo, usando el absurdo para obviar su postura ante lo que se piensa, es la imagen ideal de una influencer en Instagram.

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En el mismo terreno se ubica la cuenta de la artista Cindy Sherman, quien desde el 2017 ha explorado los límites de los filtros digitales en su rostro, acentuando o desapareciendo imperfecciones, deformando por completo su imagen con estiramientos y con el uso de más de un filtro a la vez. Su personaje en redes sociales se ha convertido en un híbrido digital, que cambia de forma cual caricatura, dependiendo del software a utilizar.

Los nuevos creadores

Una nueva generación de creadores está experimentando con métodos en conjunto a la fotografía, utilizando además de Photoshop, softwares de animación y video; así como dispositivos alternativos a la cámara reflex, como cámaras de teléfonos móviles, de seguridad y webcams. La calidad de estos dispositivos aporta una sensación de crudeza y realidad, muy ligada a lo que provoca ver fotos en redes sociales. En México, el artista Oswaldo Errevé experimenta desde la fotografía de moda editorial; abordando temas sobre comunicación digital, vigilancia y la relación entre usuarios que habitan redes sociales.

Utilizando herramientas como el 3D y el video, lleva sus proyectos a un plano multidisciplinario, enriqueciendo así la idea de futuro, impregnada en todo su cuerpo de trabajo. Otro joven fotógrafo es Alejandro Estévez, quien en sus series construye imaginarios donde la cultura mexicana, la tecnología y la cultura pop se mezclan en escenarios surrealistas. Usando fondos abstractos y colores brillantes hace referencia a la estética de la fotografía de moda de las revistas en los años noventa y dosmiles.

Las herramientas de manipulación digital se han diversificado desde la invención de Photoshop hace más de 30 años, así como su alcance como medio técnico y gesto discursivo. Adentrándose a la vida cotidiana gracias a internet, evidenciando, por ejemplo con la viralización del uso de Faceapp, una inherente fijación por cambiar de apariencia en cuestión de segundos, haciendo de nuestra imagen en internet un collage de infinitas versiones del yo.

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El legado de Jennifer in Paradise se hace presente en las múltiples imágenes artísticas o comerciales, abordadas anteriormente; siendo la primera en ejemplificar lo moldeable que es la realidad en el mundo digital. Lo que encontramos paradójico al hecho de que la fotografía original no fue liberada para que habitara internet, sin embargo hoy podemos encontrarla con una simple búsqueda de google images; en su versión de baja calidad, reconstruida o tomada de un screencap del video de prueba del programa. “La belleza del internet es que las personas pueden tomar cosas y hacer lo que quieran con ellas, para proyectar lo que quieren o sienten”, es la respuesta de Jennifer Knoll en la nota de The Guardian, al hablar sobre el uso de esa fotografía en nuestros tiempos.


Fecha de Publicación:
Martes 30/06 2020



Pin It Jennifer In Paradise, la primera imagen intervenida digitalmente.
Pin It Inez Van Lamsweerde y Vinoodh Matadin, For Your Pleasure, 1994.
Pin It Foto de Edgar Ladrón de Guevara, dieño de Sergio Toporek, 1998.
Pin It Foto de Ricardo Trabulsi y diseño de Sergio Toporek, 1998.
Pin It Bucth Belair para Steve Madden, 2005.
Pin It Nick Knight para Dior, 2001.
Pin It Fotografías de Iván Aguirre.
Pin It Michel Omar y Rodrigo Lecumberri para Observatorio Estudio.
Pin It Self Gaze de Glenda Lissette.
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