Taller Acá nos tocará vivir en Academia Mexicana de Creatividad, febrero 2019


CUANDO EL 73% DE LXS JÓVENES MEXICANXS ENTRE 18 Y 29 AÑOS DECLARÓ A INJUVE QUE PREFERIRÍA UN TRABAJO QUE LE PERMITA "VIVIR BIEN" SOBRE UNO QUE SIMPLEMENTE LE DÉ ESTATUS, ES CLARO QUE ESTAMOS VIENDO UN CAMBIO CULTURAL PROFUNDO. NO SE TRATA DE NO QUERER TRABAJAR, SE TRATA DE QUERER VIVIR

Antes de que existiera el home office y el “Día del trabajo” ¿qué era trabajar? El trabajo no siempre fue este ciclo interminable de “¿y ya es viernes?”. En las civilizaciones prehispánicas mexicanas, la chamba era más comunitaria: sembrabas, cazabas, tejías, todo para que todxs sobrevivieran. Luego llegaron los colonizadores, y pues… no mejoró. Trabajar se volvió casi sinónimo de esclavitud.
Brincamos a la Revolución Industrial, donde ser explotado 16 horas era lo “normal”. México no se quedó atrás: la Revolución Mexicana estalló, entre otras razones, por condiciones laborales inhumanas. De ahí sale nuestra Constitución de 1917, la primera en el mundo que dijo “oye, ¿y si le damos derechos a lxs trabajadores?”

Y entonces… ¿De dónde salió el Día del Trabajo? Originalmente, este día no era asociado con puentes o memes, el 1º de mayo tiene un origen mucho más crudo. Ese día se conmemoran las huelgas obreras de 1886 en Chicago, Estados Unidos, donde miles de trabajadores exigieron jornadas laborales de 8 horas. Tras varios días de protesta, represión brutal y ejecuciones injustas, su lucha marcó un antes y un después para el movimiento obrero mundial. México adoptó esta fecha en 1923 para reconocer que trabajar no debería ser sinónimo de esclavitud moderna, aunque —spoiler alert— seguimos en el intento.

¿Y hoy, en pleno 2025?

Más de cien años después, seguimos preguntándonos si de verdad trabajar es vivir, o si solo estamos sobreviviendo en modo automático. Hoy, el salario mínimo general en México es de 278.80 pesos diarios, y en la frontera norte de 419.88 pesos diarios. Esto representa un incremento del 12% respecto a 2024, y la meta gubernamental es que el salario alcance para cubrir al menos 2.5 canastas básicas por familia. Aun así, la realidad golpea: de acuerdo con el CONEVAL, al cierre de 2024, el 37.7% de la población mexicana aún vivía en situación de pobreza laboral, es decir, su ingreso no era suficiente ni siquiera para alimentarse adecuadamente.

Además, el trabajo se ha precarizado de formas más sofisticadas. México tiene más de 4.8 millones de personas trabajando en condiciones informales dentro de plataformas digitales o esquemas de subcontratación disfrazada. De los casi 658,000 repartidores y conductores de apps, apenas desde octubre de 2024 empezaron a reconocerse derechos básicos como seguro médico, reparto de utilidades y protección contra accidentes laborales, a través de una reforma histórica aprobada casi por unanimidad en el Congreso.

Aunque el desempleo abierto bajó a 2.7% en 2025, el verdadero reto es la informalidad, que aún representa 53% de toda la población ocupada, según el INEGI. Trabajamos más conectados que nunca, pero no necesariamente más protegidos. El “emprende” suena romántico hasta que entiendes que muchos emprendimientos nacen como única salida ante empleos formales cada vez más escasos o mal remunerados.

¿Qué condiciones laborales NO son negociables hoy?

Si vamos a tener que vender nuestras horas, mínimo que el trato sea justo. El acceso al seguro social, las vacaciones dignas (que después de años de lucha, ahora son al menos doce días tras el primer año de trabajo), los salarios que permitan algo más que sobrevivir, y el respeto al tiempo libre no deberían ser lujos, sino garantías básicas. También tenemos derecho a desconectarnos del trabajo cuando termina la jornada, aunque haya jefes que sigan mandando mensajes a las 11 de la noche creyendo que eso es liderazgo. El derecho a desconectarse del trabajo después de la jornada —conocido como derecho a la desconexión digital— ha sido propuesto pero aún no se encuentra plenamente legislado. Pero vaya, al menos tenemos una noción de que no deberíamos hacerlo.

También, la Ley Federal del Trabajo establece que la jornada laboral no debe exceder 48 horas semanales, y que el tiempo extra debe pagarse al triple. Sin embargo, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) revela que casi el 30% de los trabajadores labora más de 48 horas por semana, muchas veces sin la remuneración correspondiente.

Pedir condiciones dignas no es un capricho, ni un berrinche de “generación de cristal”. Es recordar que trabajar es una necesidad, no un favor divino, y que nuestra dignidad no debería depender de qué tanto aguantamos abusos.

¿A quién le gusta trabajar?

La verdad, a nuestra generación no nos gusta trabajar. Y no es porque seamos flojxs o “no aguantemos nada“, como dicen lxs boomers entre café y café en la oficina. Es porque entendemos que la vida no debería ser un eterno lunes en modo automático. No crecimos soñando con cubículos ni con responder correos en domingo. Queremos vivir, no sólo producir. Trabajar es necesario, sí, pero no debería ser nuestra identidad, ni nuestra razón última para existir.

Cuando el 73% de lxs jóvenes mexicanos entre 18 y 29 años declaró a INJUVE que preferiría un trabajo que le permita “vivir bien” sobre uno que simplemente le dé estatus, es claro que estamos viendo un cambio cultural profundo. No se trata de no querer trabajar, se trata de querer vivir.

Cuando la vida misma es tan frágil y el futuro tan incierto, poner toda nuestra energía en trabajar hasta el burnout parece una apuesta perdida. No queremos una vida que se resuma en productividad, sino en experiencias, en tiempo, en creación, en afectos. El trabajo es un medio, no el fin.

@danieliruela

El mundo se ve así y nosotros con una vida que no nos deja disfrutarlo

♬ Intro – Black Country, New Road

Este 1º de mayo…

Este Día del Trabajo no venimos a celebrar la explotación disfrazada de éxito ni a aplaudir jornadas que nos quitan la vida a plazos. Venimos a recordar que trabajar debería ser un acto digno, no una condena inevitable. Que si estamos aquí, chambeando, sobreviviendo, resistiendo, es porque no nos quedó de otra, no porque creamos que trabajar ocho horas diarias durante cuarenta años es el mejor de los mundos posibles.

Así que, sí: feliz Día del Trabajo, a todxs los que, aunque preferiríamos estar descansando en una playa remota o leyendo en una terraza soleada, nos levantamos cada día a cambiar el mundo, aunque sea poquito. Sobrevivir también es una forma de lucha.

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Foto de Depa Creativo

Fecha de Publicación:
Miércoles 30/04 2025