¿CÓMO SE MANTIENEN VIVOS LOS VÍNCULOS HUMANOS QUE CONSTRUYEN ADEMÁS SUS PRECIADAS MOTIVACIONES COLONIZADORAS?

Una reflexión sobre espacios decoloniales, columna mensual del equipo Girl Up LATAM.

La Independencia de nuestro país es un hecho histórico que forma parte de un proceso crucial en toda América Latina; la cual ha sido saqueada en toda su extensión por el elemento europeo en sus distintas presentaciones; pero que aún posterior a la lucha de independencia continúa subordinada al pensamiento europeo que sigue hasta la actualidad.

Académicamente entendemos por decolonización al proceso por el que las colonias defendieron su autonomía y lucharon por obtener su independencia tras haber estado subyugadas por varios años. Sin embargo, todo proceso histórico tiene su complejidad y estudiarlo como un evento lineal es limitar, convenientemente, la profundidad de los hechos. 

En México, la opresión sistémica establecida por la visión occidental se instaló con la llegada de los españoles; cuya conquista fue de carácter territorial pero especialmente espiritual. Hago énfasis en esto porque no podemos comprender el proceso de descolonización sin enumerar los elementos que la competen. En este caso son, lo material que abarca los sistemas económicos (por excelencia el capitalista); la estructura política y lo cultural, que comprende lo espiritual, su cosmovisión, el conocimiento (ahora concentrado en las escuelas); las tradiciones y sus expresiones artísticas, etc. 

En este aspecto, ¿cómo se mantienen vivos los vínculos humanos que construyen además sus preciadas motivaciones colonizadoras? En México fueron claras las réplicas de las prácticas impuestas por los españoles, pero en modelos que apuntan a poderes diferentes. Por ejemplo, en América Latina, la religión católica sigue en la raíz de nuestro pensamiento colectivo a pesar del paso del tiempo. Se expresa en el ámbito de la enseñanza, que dirige los conocimientos con un único método de estudio limitado a ciertas áreas.

Educación y religión

Actualmente, a pesar de la separación del clero y la educación, que pondera lo esencialmente científico sobre lo empírico y los saberes locales; se discrimina a los modelos de enseñanza que desde antes ya habían sido implementados por los grupos originarios. Además, en el ámbito de las artes y la cultura, se establece lo bello de acuerdo con estándares eurocentristas, centrados en un placer estético vinculado a lo clásico; y se reflejan también en la identidad visual de la mayor parte de la población.

Esto persigue estándares que no representan siquiera la apariencia de la mitad de la población total, la cual por siglos fue adoptada por la religión católica para blanquear la comunidad judía. Todo sintetizado y expresado en las motivaciones construidas a partir del sistema capitalista, que nos incita a la acumulación de riquezas como única forma placentera de vivir y a mantener vínculos afectivos con la materialidad. 

 Debido al rechazo y la opresión hacia los conocimientos, que de manera peyorativa han nombrado “alternativos”, y los saberes ancestrales de los grupos indígenas, de nuevo podemos ver cómo la historia se cuenta en partes.

Anteriormente se ha discutido la invisibilización de la experiencia de las mujeres; pero ahora es necesario exponer la vivencia “aislada” que han tenido los grupos que, desde la colonización, no han cesado de luchar por tener un espacio dentro de la ciudadanía. No solo de sus propios territorios y países, sino como habitantes naturales del mundo. Ahora bien, si ellos no son habitantes “alternativos” ¿por qué sus vivencias y lo que han construido a partir de ellas lo son? 

Espacios decoloniales en la actualidad

Pensar distinto a lo que normativamente se ha enseñado es complejo, pues es vivir en un estado constante de contradicción, de “nadar contra la corriente”. Sin embargo, no hay forma de ampliar el pensamiento sin insertar en los distintos escenarios las opciones que nos ofrecen las comunidades. Es importante entender que practicar la descolonización del pensamiento no significa ir contra los conocimientos actuales ni reducir los planes de estudio implementados en las escuelas y universidades; sino enriquecer la manera en que los adquirimos y hacernos de una mente crítica, objetivo que comparten con la academia.

Los obstáculos son muchos y la disposición de las élites que gobiernan la mayor parte de las enseñanzas es poca. Por ello, así como hemos encontrado espacios para reflexionar y teorizar desde vivencias personales, busquemos de manera autodidacta nuevas fuentes. Y tengamos disposición al diálogo entre pares que dejen de glorificar las cátedras que se enfocan en el pensamiento de un individuo y nos empecemos a escuchar al mismo nivel.

Una enseñanza libre donde ya no son ponentes y audiencia, ni predicadores y predicados, sino una comunidad que en colectivo construye nuevos conocimientos que ofrezcan una variedad de soluciones para un mismo problema.


  • TEXTO: Danja Maya Gutiérrez

    FOTOS: Cortesía

Fecha de Publicación:
27/09 2022