EL CACAO NO VIAJÓ POR SÍ SOLO. LO MIGRARON. LO LLEVARON EN BARCOS, LO VENDIERON COMO ORO, LO TRANSFORMARON EN GOLOSINA Y LO INDUSTRIALIZARON. SU HISTORIA ES TAMBIÉN LA HISTORIA DEL SAQUEO, DEL EXOTISMO FORZADO Y DE LA PÉRDIDA DE SENTIDO ORIGINAL

En 2024, el mundo rompió récords históricos en el precio del cacao. La tonelada alcanzó los 12,900 dólares, impulsada por la baja producción en África y el alza en la demanda global. Hoy se habla con fascinación del chocolate belga, suizo o incluso del “chocolate de Dubai”, una etiqueta de lujo creada a base de branding y exotismo.

Sin embargo, este grano que mueve industrias, memorias y afectos, es originario del sur de México, de la cuenca del Amazonas y de Centroamérica. Lo migraron. Lo sacaron de sus raíces para plantarlo en el imaginario del norte como una delicadeza europea. Pero el Sur no olvida: en cada plantación, mural o plato típico, el fruto sigue contando su historia.

El cacao no viajó por sí solo. Lo migraron. Lo llevaron en barcos, lo vendieron como oro, lo transformaron en golosina y lo industrializaron. Su historia es también la historia del saqueo, del exotismo forzado y de la pérdida de sentido original. Pero también es la historia de la resistencia, de las raíces que se niegan a secarse y que, desde la tierra, siguen contando su origen.

Hoy, en el Día Mundial del Cacao, distintas iniciativas en América Latina demuestran que este fruto no es solo un producto de exportación: es un vehículo de identidad, una herramienta pedagógica, un recurso comunitario y un detonador de memorias y porvenires posibles.

Colombia: Entre cifras históricas y memoria colectiva

La historia actual del dicho fruto no se entiende sin Colombia. En 2023, el país produjo 59,831 toneladas, pero en 2024 rompió su propio techo: 73,678 toneladas, según la Federación Nacional de Cacaoteros. Las exportaciones se duplicaron en valor, alcanzando los 265.1 millones de dólares. La región de Santander, donde se ubica Landázuri, es clave en este mapa: solo San Vicente de Chucurí aporta más de 7,000 toneladas anuales, consolidando su lugar como uno de los epicentros cacaoteros del país.

En ese contexto nace el proyecto “El Cacao Hecho Arte” en Landázuri. No es solo un programa de formación: es una respuesta cultural ante el olvido histórico de las comunidades rurales. Durante 10 meses, habitantes de seis veredas y del casco urbano participan en talleres gratuitos de teatro, artes plásticas y cocina tradicional con el cacao como eje narrativo y simbólico.

El proceso culminará con un evento de tres días que articula cuatro componentes:

  • Pedagógico: Conversatorios sobre el patrimonio biocultural.
  • Didáctico: Experiencias directas con el cultivo y transformación.
  • De circulación: Ruta de murales y presentaciones teatrales comunitarias.
  • Comercial: Ruedas de negocio y exhibición de emprendimientos locales derivados del cacao.

Esta iniciativa no solo fortalece el tejido comunitario, también recupera el relato, el fruto como herencia viva, como arte, como posibilidad.

CACOA: Cacao y migración en la frontera colombo-venezolana

Más al oriente, en Arauquita (Arauca), frontera con Venezuela, el cacao se convierte en estrategia de paz y cooperación binacional. En el marco del Salón de Cacao y Chocolate, se lanzó la Escuela Binacional de Cacao – CACOA, una plataforma impulsada por PASO Colombia y el BID Lab que articula a cacaocultores colombianos y venezolanos en un esfuerzo de formación, intercambio técnico y fortalecimiento de la cadena de valor.

La escuela busca convertir la migración, más de 2.9 millones de personas venezolanas viven en Colombia, en una oportunidad productiva, educativa y cultural. CACOA no solo forma en prácticas agrícolas sostenibles, también promueve la frontera como un espacio de prosperidad compartida.

República del Cacao: Sostenibilidad y trazabilidad desde el origen

Frente a la apropiación cultural del chocolate en el norte global, empresas como República del Cacao han reivindicado el valor del cacao desde el Sur. Con presencia en Ecuador, Perú y Colombia, desarrollan cacao fino de aroma junto a comunidades locales, aplicando modelos de comercio justo, trazabilidad tecnológica y procesos de innovación en finca.

Colombia tiene 16.7 millones de hectáreas aptas para cultivo y más de 65,000 familias productoras. El 60 % de esta producción se ubica en territorios que vivieron conflicto armado. Apostar por el cacao, en este contexto, es sembrar paz.

Diseño de moda y biomateriales: El cacao como estética ecológica

En el Museo Mundo Chocolate (MUCHO), 15 estudiantes de la Licenciatura en Diseño de Moda e Innovación de la Universidad Anáhuac presentaron la exposición “El viaje del cacao: de la tierra a la moda”. A través de accesorios hechos con biomateriales derivados del cacao, lxs jóvenes diseñadores propusieron una fusión entre tradición agrícola e innovación sustentable.

La muestra destacó cómo el fruto puede migrar también hacia lo textil, manteniendo su raíz orgánica y su carga simbólica. Las piezas no solo apuestan por la estética, sino por una moda consciente y en diálogo con los materiales de la tierra.

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El cacao no es una mercancía neutra. Es un símbolo migrante que carga consigo siglos de historia, violencia, resistencia y belleza. En años recientes se ha demostrado que puede liderar la producción latinoamericana no solo con cifras récord, sino con proyectos educativos, artísticos y comunitarios que lo devuelven a su origen.

Este 7 de julio, Día Mundial del Cacao, el reto no es solo saborear un buen chocolate, sino preguntarnos: ¿De dónde viene este grano? ¿A quién benefició? ¿Qué historia silenciamos al consumir sin pensar?

Consumir cacao local, de origen justo y sostenible, es un acto político y cultural. Porque cada grano, si se cultiva con dignidad, puede transformar una comunidad.


Fecha de Publicación:
Viernes 04/07 2025