INSECTOS Y FRUTAS MAYUGADAS, ¡EL 2021 SE VE DELICIOSO!

“Mucho antes de su llegada, 2020 ya había sido bautizado como “el futuro”, una época de automóviles voladores y robots”, nada más lejos de la cotidianeidad en esta fracción del mundo; pero así es como desde su portal de internet, la agencia de pronósticos de tendencias globales WGSN, hace referencia a lo que fue una era soñada por las generaciones pasadas. Hace casi siete años, en 2014, WGSN también pronosticó la llegada del estilo de vida vegano al mercado masivo; cuatro años después, las ventas de comida vegana crecieron diez veces más que el resto de otros productos alimenticios en Estados Unidos. Hoy es más común conocer a alguien que lleve una dieta vegana, que a alguien que maneje un coche volador.

Fuera de desromantizar la idea que teníamos sobre el futuro o sustraer crédito a la tecnología, son otras cosas en la agenda de la alimentación, las que aparecen antes que comer comida de astronautas. Lo cierto es que la pandemia por COVID-19 ha propiciado muchos cambios y replanteos, transformando nuestros hábitos de compra y alimentación. Esta brecha de poco más de un año nos ha obligado a pensar constantemente en temas de salud, prevención y bienestar. Hoy hablamos más de sustentabilidad, nutrición y transparencia, incluso de economía y nuevos modelos de negocio, que solamente de precio, color o sabor. El futuro de la alimentación no suena a algo que debamos tomar a la ligera, sino a conciencia, haciendo una revisión de lo esencial para la vida plena que todos estamos buscando.

Éstas son algunas tendencias de alimentos que definirán nuestra manera de consumir durante y después de 2021. 

Ghost Kitchens y la nueva cocina omnicanal

Este sistema también llamado “black kitchens”, despuntó tras la incertidumbre de muchos negocios de alimentos durante la pandemia. Se trata de cocinas habilitadas para producir comida exclusivamente para su envío a domicilio. Si bien podemos encontrar comida de todo tipo y no siempre es la más saludable, su importancia reside en un modelo de negocios que llegó para quedarse, por tanto, hay temas que se tendrían que ir atendiendo, por ejemplo el empaquetado; preparar alimentos para enviar y no para emplatar conlleva la responsabilidad de que los empaques sean biodegradables o más amigables con el medio ambiente, así como los medios de transporte utilizados para hacer los envíos, se debe revisar que estos no contaminen y a la larga no generen mayor caos vehicular. En México grandes cadenas alimenticias como Alsea ya implementaron este sistema en restaurantes como Vip’s y el Portón.

Para quien no quiere pedir y prefiere cocinar en casa, el aumento de la comida casera está impulsando nuevas formas de hacerlo, por ello muchas instancias restauranteras y chefs, han creado estrategias webinar o kits experienciales, alimentos convenience e ingredientes más sofisticados para propiciar nuevas experiencias que puedes aprender a través de internet. Y justo con el aumento del delivery, los consumidores podemos acceder a muchos productos especializados que antes costaba mucho trabajo encontrar.

Transparencia

Para el informe anual de Innova Market Insights de 2021, una de las principales tendencias respecto a la industria de alimentos y bebidas es la transparencia. Lo estamos viendo con las etiquetas negras en los productos que compramos en la tienda o el supermercado. La encuesta señala que seis de cada diez consumidores globales están cada vez más interesados en saber el origen de sus alimentos, buscando productos que generen confianza y satisfagan las demandas éticas y de etiqueta limpia que incluyen aspectos como la cantidad de azúcar o carbohidratos, el aporte nutricional y otros aspectos como el bienestar animal, la transparencia de la cadena de suministro, entre otras. Para la agencia Innova Market Insights, que se especializa en tendencias alimentarias, las marcas que adopten nuevas tecnologías de envasado y etiquetado serán las que tengan más éxito, así que esperamos un futuro con más etiquetas y menos a la imaginación.

Una dieta sostenible

La degradación y disminución de la fertilidad del suelo y el uso insostenible del agua, la sobrepesca, la contaminación y la sobreexplotación de recursos naturales en la industria ganadera, han generado que el porcentaje de los consumidores que priorizan una alimentación sostenible vaya en aumento. Este tipo de consumidores basan su alimentación en opciones saludables y ecológicas, que se preocupan por el bienestar animal y son socialmente responsables, por ello, además de los sellos que acreditan esas prácticas, muchas empresas también crean envases más sostenibles, ya sea que sean comestibles, compostables o biodegradables. Este estilo de vida está influenciando a muchos, por lo que las marcas buscan alinearse a dichos estándares generando cambios positivos.

En un reporte de The United Nations Environment Program (UNEP) se calcula que cada año, un tercio de todos los alimentos producidos, equivalente a 1300 millones de toneladas, termina pudriéndose en los contenedores de los consumidores y minoristas, o se estropea debido a las malas prácticas del transporte y la cosecha. Lo que ha generado una tendencia sostenible llamada “Residuos cero”, en donde los consumidores –entre otras prácticas de conservación y cuidado de los alimentos– están eligiendo los productos “feos, desiguales o arrugados”, por encima de los alimentos que se ven perfectos.

También está la hidroponía, que es un método de cultivo que utiliza disoluciones minerales en vez de suelo agrícola, los cultivos verticales y los huertos en casa; la no utilización de aditivos, gluten ni aceite de palma en los productos son algunas prácticas en aumento que potencializan este estilo de vida.

Inmunidad primero

Otra de las secuelas derivadas del COVID-19, aunque positiva si lo pensamos a fondo, es la preocupación que tenemos los consumidores por prevenir cualquier tipo de enfermedad, priorizando la salud inmunológica. Por ello será común que busquemos alimentos y bebidas que contengan o sean per se, ingredientes que estimulen la inmunidad, como la miel, el jengibre, el pescado azul, los frutos secos, el aceite de oliva, girasol, o linaza para el aporte equilibrado de grasas esenciales para la salud. O el consumo regular de lácteos fermentados como el kéfir o los búlgaros, que contribuyen al aumento de las defensas inmunológicas.

Además, en un país que ocupa el sexto lugar mundial en diabetes, es importante hablar del azúcar, por ello va en incremento la búsqueda de alimentos reducidos en azúcar, o que contengan otro tipo de edulcorante, pero es la alulosa, un azúcar natural no edulcorante extraído del trigo o algunas frutas como higos secos o pasas, la opción que muchos están buscando. Ésta se irá añadiendo a las dietas conforme se conozcan mejor sus bondades, como su característica de que al ser un monosacárido o azúcar simple, casi no tiene calorías y sólo una pequeña cantidad es absorbida por el organismo.

Nuevas fuentes de proteínas 

La demanda acelerada de nuevos formatos de alimentos, proteínas y alternativas más sofisticadas en sintonía con la vida sustentable, y el tema del aumento de la población, que para el 2050 se prevé que alcance los 9 mil millones de habitantes, apunta a una demanda de carne en incremento, que no será posible abastecer a través de la producción de carne tradicional, por ello, desde hace unos años, la ciencia está en búsqueda de nuevas fuentes de proteínas como las semillas de chía, las de cáñamo o la quinoa, como ingredientes para crear productos que asemejen la carne y no sean tan abrasivos para el medio ambiente y la salud como la soja. Pero es quizá la curiosidad, o lo exótico que puede parecer, el hecho de que sean las algas marinas y los insectos, la materia prima que más llame la atención a los consumidores respecto a la sustitución de la proteína animal. Las algas contienen altos niveles de proteínas, aproximadamente un 60% de su constitución, además el potencial que tienen las microalgas se extiende a otras virtudes incluso medicinales.

Los insectos ofrecen un valor nutricional similar a la de la carne y son mucho menos costosos, además de que contienen menos grasa y se pueden fabricar productos como harina de grillo para la preparación de otros alimentos. El chiste es perder el miedo y que deje de ser tabú, pues distintos estudios han reconocido las bondades de los insectos, como el de Sanchari Banerjee, uno de los principales investigadores del Instituto de Biología de Células Madre y Medicina Regenerativa en la India, quien descubrió que la leche de una especie de cucaracha muy particular, que sólo se da en Hawaii, es mucho más nutritiva que la leche de vaca, incluso más sostenible… y tiene más proteínas, grasas y azúcares que pueden aportar al organismo tres veces la cantidad de energía que la leche láctea más nutritiva del mercado.

En 100 gramos de grillos podemos encontrar 12,9 gramos de proteína, 5,1 de carbohidratos, 5,5 grasas y 75,8 miligramos de calcio, además de que son altos en hierro y vitamina B12 que ayuda a la salud de las neuronas y los glóbulos sanguíneos.

Es curioso que en mercados europeos se encuentren insectos empaquetados para su consumo y en México sea más complicado considerando la riqueza natural. Puedes comenzar a probar nuevas alternativas de alimentación dejando atrás el consumo de productos empaquetados y dándote una vuelta por el mercado o tianguis de tu colonia.



  • TEXTO: Alberto Rebelo

Fecha de Publicación:
Martes 8/12 2020